Las mujeres que padecen muy a menudo de dolor e inflamación en el bajo vientre deben estar alerta a estos síntomas y acudir de inmediato al ginecólogo.
Un malestar muy común, que padecen las mujeres, ya sea a diario o por un determinado tiempo, es el dolor pélvico o de bajo vientre.
Es muy frecuente escuchar que por esta molestia algunas mujeres no puedan cumplir a cabalidad su rol en la casa o en el trabajo, porque las hace sentir un poco deprimidas, con alteraciones en su peso y sus quejas sobre el dolor es desesperante.
El dolor pélvico casi siempre se le atribuye al área genital, asociado con el ciclo menstrual, o a las relaciones sexuales. Pero, poco se le relaciona con otros factores que también pueden producir el mismo dolor, y que afecta la calidad de vida de aquéllas que lo padecen.
El dolor pélvico es aquél que se localiza a nivel del abdomen inferior y la pelvis, y se puede presentar de forma continua o intermitente.
La incidencia exacta, en algunos casos, es desconocida, pero también, puede originarse en los órganos genitales o extra genitales, alrededor de la pelvis y por efecto psicológico.
Entre las causas físicas de dolor pélvico tenemos principalmente patologías ginecológicas (dismenorrea, endometriosis, adherencias pélvicas, enfermedad pélvica inflamatoria, síndrome de congestión pélvica, tumores ováricos o uterinos), gastrointestinales (síndrome de intestino irritable) y las urinarias.
Existen diferentes tipos de dolor: El agudo y el crónico. En el primero, el dolor es súbito y severo. Puede ser producido por la ruptura de un quiste o tumor, ya sea del ovario o cualquier órgano, un embarazo ectópico, cálculos renales o por una infección bacteriana de los genitales internos. El segundo, es el más común y puede durar el dolor por varios meses o más. Se puede presentar por calambres menstruales.
En cuanto al dolor que se presenta durante las relaciones sexuales, este caso recibe el nombre de dispareunia. Una paciente que presente dolor profundo durante la penetración, podría ser por causa de una uretritis, cistitis, vaginismo o inflamación vulvar. (Este dolor puede ser también una excusa, así sea inconsciente, para no tener relaciones con la pareja con la cual se está pasando un mal momento).
Es importante que toda paciente que presente un dolor en la pelvis consulte de inmediato al ginecólogo para que éste detecte de manera meticulosa y detallada, cuál es la causa y evite que el dolor se vuelva crónico. También es necesario realizar análisis de sangre y orina, ecografía abdominal y una laparascopía.
Una vez detectada la anomalía, se sugiere iniciar un tratamiento con medicamentos, a menos que sea por un proceso agudo que amerite practicar una cirugía inmediata.
¿Cómo prevenir una inflamación pélvica?
Entre las medidas preventivas se pueden mencionar las prácticas de sexo seguro, el seguimiento de las recomendaciones dadas por el médico después de algunos procedimientos ginecológicos, la realización de un tratamiento adecuado y oportuno cuando se presenten enfermedades transmitidas sexualmente.
El riesgo de contraer una enfermedad inflamatoria pélvica se puede reducir realizando pruebas de laboratorio para detectar enfermedades de transmisión sexual. También estar alerta cuando la madre o hermana de una mujer que ha padecido de endometriosis, porque ésta corre un riesgo 6 veces mayor de desarrollarla.
