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El larguero

Alejandro Tovar

Nota: Esta columna humilde, es nostálgica, ficticia pero ambiciosa. Está hecha solamente para quienes aman el beisbol, a sus héroes, sobre todo aquellos que nunca vimos pero que viven dentro de nuestra ilusión de aficionado y corazón de niño.

Esgrimió el madero como quien mueve un palillo dental, mientras miraba hacia las tribunas. Se encogió haciendo ejercicios ligeros y luego conversó algo con el receptor, ambos celebraban una broma, el umpire asomó igual, una risita tímida, aunque eso no le gusta al lanzador en turno, que intuyó se burlaban de él. La gente comenzó con una tremenda rechifla, viendo cómo lentamente el bateador tomaba su turno con una calma parsimoniosa. Y luego vinieron los gritos, los insultos de todo tipo, los más ligeros eran "vendido" y "analfabeta".

Detrás de jom estaba la tribuna principal de este hermoso parque rodeado de arboledas y palmeras, con un sabor y sentimiento caribeños. Acá estaban los hombres y mujeres del primer nivel, vestidos impecablemente, como se ve a los actores en la películas llamadas "de época" para que entiendan. ¿Y cuál es ésta? Por las vestimentas de todos, seguramente se asemeja a las generaciones de los años 20, ¿o quizá menos? Están acomodados en sillones de madera y fierro, con algunos palcos, según se puede ver a la distancia. ¿Cuál distancia?, pues la que tiene el reportero, que se ubica detrás de jardín central en las tribunas de madera, donde está el pueblo y lo que llama la atención es que esta gente vive feliz, como si jamás hubiese habido depresión, como si estuvieran en una existencia donde no hay pena, ni dolor, ni encrucijadas.

El pitcher, un hombre piel canela que se peina con partido a la mitad de la cabeza, se quita y se pone la gorra, impaciente, hasta que no aguanta más y grita para que el bateador lo escuche bien, ¡párate de una vez a batear, maldita sea!, y la gente lo celebra. Ya está el hombre bien situado, blandiendo su arma, se le mira agresivo, inquietante, desafiante. Viene el primer lanzamiento y es un rectazo terrible, a la altura de la cabeza, si el tipo no hace ese movimiento rápido y desesperado que realizó, se la hubiese roto con el tremendo disparo. Se hacen de palabras, hay forcejeos pero no pasa de un par de insultos y amenazas, solamente. El umpire pone calma y viene el segundo disparo, es una curva adentro que se mete de strike como un cuchillo. La deja pasar, ¿o no la vio? Por algo a este pitcher le apodan "Ciclón". (Cyclon).

El bateador es un hombre rojizo, de nariz aguileña, muy fuerte, atlético, roquizo. Mira el tercer disparo y mete un faul terrible, de línea, apenas afuera. La gente exhala y descansa sus corazones porque este hombre mete miedo. Estamos 0-0 en la novena con dos outs y ha dado los tres jits de su equipo, hay corredor en segunda, porque recibió base y robó la intermedia. Levanta el bate y se lo muestra a Denton, el pitcher, que encorajinado mete el balazo. Impacto. La pelota va entre dos jardineros, es un limpio doblete que trae la carrera del triunfo, mientras todo el estadio queda mudo de asombro. Esto sucede en la Liga de New Haven, en el estadio San Pedro, donde juegan los peloteros estrellas que han fallecido, en este nuevo mundo donde la pelota recibió permiso para emocionarnos de nuevo con ellos. Los protagonistas son un tal Denton True Young, un lanzador fenomenal, le dicen "Cy" de cariño, y el que bateó es un tal Joe Jackson y le apodan "Descalzo". O lo que es lo mismo, fue un duelo que "Descalzo" Jackson le ganó a "Cy" Young en el cielo. (Continuará).

COMPLEMENTO HISTÓRICO

Denton True "Cy" Young (1867-1955). Mítico lanzador derecho que ganó 511 juegos en 22 años de carrera con Cleveland Spiders, St. Louis Perfectos, Boston Red Sox y Boston Rustlers. Tuvo 10 temporadas con 20 o más triunfos. Lanzó un juego perfecto en 1904 y tres sin jit. Completó 749 partidos y realizó 76 blanqueadas. En el Salón de la Fama desde 1937. El trofeo con su nombre se otorga al mejor pitcher de Grandes Ligas desde 1956. En 1967 hasta ahora, uno para cada liga.

Joseph Jefferson "Descalzo" Jackson (1888-1951). Maravilloso jardinero, con brazo potente y bat demoledor. Su promedio de .356 sólo es superado por Ty Cobb y Rogers Hornsby. Fue astro de Filadelfia Atletics, Cleveland y White Sox, donde quedó inmerso en la maldición de 1919 con el escándalo de la Serie Mundial vendida, aceptando dinero de apostadores, aunque nunca se probó pero quedó fuera del beisbol junto con siete compañeros. Siempre negó culpas. En el lecho de muerte dijo, "estoy por enfrentarme al más grande umpire y él sabe que soy inocente".

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