Nuestros subagentes vestidos de “placas” onappafas nos reportan de un asunto harto grueso y peliagudo que se investiga en la Recaudación de Rentas de Torreón y en el que estarían involucrados por lo menos 18 empleados de las áreas de Plaqueo, Administración, Fiscalización y Cajas. Dicen que estos funcionarios habrían recibido importantes sumas de dinero por emitir permisos falsos y “arreglar” decenas de cuentas a contribuyentes de Derechos Vehiculares para que pagaran menos de lo debido. Los subagentes investigan afanosamente este asunto en el que pronto comenzarán a surgir varios nombres, algunos incluso que, pese a tener negro historial y que fueron dados de baja, volvieron a enquistarse en la nómina.
Comentan los que saben de este caso que aunque se pretende echarle tierra, las cosas llegarán hasta la Procuraduría de Justicia -en donde no se pueden depositar muchas esperanzas a la luz de la lentitud con que trabaja- porque hay personajes externos a la dependencia estatal involucrados. Especulan que este desorden tiene que ver mucho con la ausencia de la recaudadora Alicia López de la Torre que, dicen, sólo acude a firmar los días de quincena, pues dedica su tiempo a atender su negocio particular.
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Y a propósito de finanzas públicas estatales, quien debería estar sudando la gota gorda es el tesorero de Coahuila, Ismael Ramos, cuya secretaría ha acumulado varias pifias y omisiones en los últimos días. Primero, don Lito se ha hecho el desentendido con la información que se le ha solicitado varias veces sobre quién es en verdad el dúo dinámico del recarpeteo, el “Bacheador y su cómplice el Chapopote”, ya que hasta ahora el nombre de las empresas contratistas es uno de los secretos mejor guardados junto al destino de la megadeuda. Luego está el caso de una denuncia que presentó una extrabajadora de la Secretaría de Finanzas contra la mano derecha de Ramos en lo jurídico, Alfredo Valdés Menchaca, por haber beneficiado con extraños incentivos a trabajadores de la dependencia, entre los cuales se encuentra nada más y nada menos que su hija. Además, la denunciante dice que Valdés se dejó ganar dos juicios promovidos por dos empresas “amigas” para que no pagaran impuestos. Por si fuera poco, ayer se reveló que la dependencia les mandó a sus trabajadores su quincena acompañada de una carta de renuncia, por lo que muchos supusieron que la guadaña iba a cortar cabezas a diestra y siniestra. Al final, la Secretaría aclaró que esto fue un error y que ahí disculpen las molestias y el pánico ocasionado. Y a todo esto, ¿qué pensará el señor gobernador de lo que está sucediendo en una de las principales oficinas de su gabinete?
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Otra dependencia estatal en donde las cosas no funcionan tan bien como luego se presume, es la delegación Laguna I de la Procuraduría de Justicia. Tal parece que la oficina que dirige en Torreón el exsecretario del Ayuntamiento, Gerardo Márquez, no se ha tomado muy en serio el discurso de atender con la mayor celeridad a los cientos de ciudadanos que son víctimas de delitos que, aunque las autoridades no lo crean, siguen ocurriendo en nuestra adorada comarca. Nuestros subagentes disfrazados de computadoras 4.86 nos informan de un caso en el que una persona fue asaltada afuera de la casa de sus familiares para quitarle las llaves del carro. Con la esperanza de poder presentar rápido la denuncia, acudió a la delegación en donde, luego de un mes, ningún agente del Ministerio Público se ha dignado a recibir la querella y a la afectada nomás la traen a puras vueltas. Las causas que esgrimen los funcionarios es que el personal está de vacaciones o que, cosa por demás extraña, uno de los supuestos implicados tiene ciertas palancas -o sea que ya saben quién fue ¿o cómo?-. Pero los subagentes comentan que todo indica que esta es una estrategia de la dependencia para desalentar a los denunciantes y evitar así que las estadísticas de robos y asaltos sigan su camino ascendente, con lo cual, las dudas planteadas por el Observatorio Nacional Ciudadano respecto a las estadísticas que reporta Coahuila al Sistema Nacional de Seguridad Pública no estarían fuera de lugar.
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Parece que hay funcionarios públicos que no saben que parte de su trabajo es atender al respetable, cuantimás si se trata de una muestra de afecto y agradecimiento. Como una auténtica estrella de rock, la zarina de la Cultura coahuilense, Ana Sofía García Camil, desairó la semana pasada a una veintena de fans que terminaron por convertir su gratitud en reclamo. Nuestros subagentes disfrazados de charolas de canapés nos reportan que integrantes de la comunidad gay acudieron a las instalaciones de la secretaría de marras en la Urbe de Adobe para dar las gracias a la Infanta Sofía por su apoyo para llevar a cabo un foro. Su idea era entregarle una estatuilla en señal de agradecimiento, pero la zarina, al ver que eran pocos los asistentes, prefirió no bajar al convite y el gobierno estatal mandó en su lugar a un representante. Los asistentes, al ver que no tenían respuesta, decidieron subir hasta la oficina real para entregar el presente. Minutos después, García Camil se asomó para ver si ya había terminado el coctel, pero como no fue así, decidió dejar el edificio a hurtadillas para que no la vieran. Pero no le funcionó, ya que fue alcanzada por una aguzada comitiva que le reprochó su mala educación por hacerles el desaire. Al final, más a fuerza que de ganas, la zarina tuvo que quedarse a convivir con la comunidad. A ver si queda aprendida la lección.
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La fiebre de la consulta ciudadana ha contagiado a los principales partidos políticos de la República Azteca. Como si de verdad les importara lo que opina el sufrido pueblo, el PRIRDÁN -ese espeluznante alebrije que el fenecido Pacto por México engendró con la mezcla de genes tricolores, amarillos y azules- se dispone a preguntarle si está de acuerdo o no con ciertos asuntos de la agenda pública de este país de folletín y en los cuales, la piratería está a la orden del día. Y lo hace, obviamente, de cara al proceso electoral de 2015 para renovar ese parque de diversiones con jugosos bonos incluidos que es la Cámara de Diputados federal. Pero las preguntas que plantean los Tres Amigos son para poner patas arriba al mismísimo Condorito. El PAN, por ejemplo, lanza la sesudísima interrogante de si se debe o no aumentar el salario mínimo -idea que, por cierto, lanzó primero Mancera, el regente perredista del DF-, lo que equivale a preguntarle a alguien si quiere sacarse un día la lotería. Parece que los panistas, tradicionalmente de derecha y otrora cercanos a la clase empresarial, han perdido la brújula al mostrar tal grado de estulticia en los asuntos económicos y hacer creer al ciudadano de a pie que se puede subir el salario mínimo por decreto sin consecuencias. Pero el PRI no quiso quedarse atrás y va a lanzar una consulta para preguntar si se debe o no eliminar a los plurinominales del Congreso, esos especímenes que llegan directitos a la hamaca -perdón, curul- sin despeinarse ni ensuciarse los zapatos. Tal vez los priistas ignoran -o fingen demencia, que para ello se pintan solos- que el parlamento nacional es una de las instituciones más desprestigiadas que tiene esta esforzada nación y no sólo por la polémica figura de los “pluris”, sino por la falta de representación popular de las cámaras, el verdadero problema de nuestra hilarante democracia de papel. Curiosamente también la idea surgió hace años en el PAN. Pero el trasfondo no son los pluris, sino los partidos y sus diputados que sólo se escuchan a sí mismos ¿qué acaso no lo saben? Por último, el PRD quiere preguntarle al respetable si está de acuerdo o no con que los gringos y europeos se peleen en nuestro territorio por los sabrosos veneros petroleros que el buenazo de don Diablo puso en esta Suave Patria. Que alguien les avise a los muchachos del Sol Azteca que el enjuague de la Reforma Energética ya se aprobó con todo y leyes secundarias mientras ellos estaban dormidos soñando que eran una verdadera y seria oposición. Y ya hasta el preciso Peña Nieto anda de pasarela por programas de TV y medios extranjeros con un letrero de “Vendo yacimientos, pásele, bara bara”, presumiendo sus asombrosos logros alcanzados gracias al cochupo -perdón, bono- que les entregó a nuestros valientes representantes populares. Hay que quitarse el sombrero y aplaudir de pie.
