Modelo, Linda Rodin.
La belleza no tiene caducidad. La belleza es una actitud, al igual que la juventud. Carmen Dell’Orefice pone el ejemplo: a sus 82 años de edad, sigue siendo una mujer de portada de revista y una gran inspiración.
“Todos somos obras de arte en construcción”.
Carmen Dell’Orefice
Con el paso de los años, el cuerpo va cambiando. Ésa es una realidad innegable que más vale aceptar. Sin embargo, la belleza no tiene por qué desaparecer; la belleza es un tema aparte. Tenga la edad que tenga, una persona brilla cuando decide tener la actitud de la belleza; y por el contrario, aun teniendo la más angelical de las caras, si la persona no lo considera así, no lo proyectará.
Se puede decir que Carmen Dell’Orefice es una de las mujeres más bonitas de la actualidad, y nació en 1931. Siempre lo fue, pero en una particular opinión, esta modelo neoyorquina nunca se había visto tan espectacular como ahora (y eso que salió en portadas de Vogue desde los 15 años). Una pista para aquellos que de momento no la ubican: en México es conocida por haber aparecido en un inolvidable comercial del Palacio de Hierro, hablando sobre el tema de la plenitud.
Es un excelente ejemplo para el tema, porque su cautivante belleza parece provenir de algo mucho más profundo que una simple genética afortunada o de tratamientos y cremas. En 1985, escribió su libro Staying beautiful: beauty secrets and attitudes from my forty years as a model (Permaneciendo hermosa: secretos de belleza y actitudes a mis cuarenta años como modelo). En él, comparte sus hábitos, filosofía de vida e historia, y deja ver lo poderosa, definida y sencilla que es su personalidad.
Tuvo un pasado no tan fácil. Era hija única en un matrimonio complicado, y los centavos en su casa siempre estaban contados. Sus días se encontraban llenos de contradicciones: no había dinero para pagar el teléfono, pero su linda cara provocaba que la gente de Vogue fuera hasta su casa a buscarla; no tenía acceso a productos caros de moda y belleza, pero tenía una mamá que le enseñaba a cuidarse y a verse muy bien sin gastar tanto; no tenía dinero ni para moverse en transporte público, pero tenía un par de patines con los que llegaba a sus primeras sesiones fotográficas y a sus clases de ballet (que ésas sí, eran de ley).
Así que creció de manera muy particular, con mucha sencillez, pero también con acceso a un mundo de lujo. La situación económica cambió un día y Carmen terminó recorriendo el mundo modelando para los mejores fotógrafos y las mejores casas de moda, incluso hasta para genios como Dalí, pero la sencillez de su manera de vivir y de cuidarse nunca desapareció.
EL SECRETO
Al verla, es inevitable querer saber lo que hace en concreto para verse así. ¿Cuál es el secreto? ¿En qué consiste esa manera de cuidarse que aprendió de su mamá? Pese a que trata de ser una belleza natural, sí ha hecho una que otra visita al doctor. “Si el techo se está cayendo, lo arreglas”, ésa es la frase que usa para justificar sus «retoques». Ha ido con el mismo dermatólogo durante 45 años, y últimamente, ha estado entrando con su camarógrafo personal a sus visitas con doctores (para un documental sobre su vida).
Se hizo un tratamiento para el daño del sol en la piel, el cual ya no se realiza por los peligros que implica: hace que la piel regrese a ser como la de un bebé, pero queda tan delgada que el día que olvide usar bloqueador solar puede ser fatal; por ello, antes de dormir se aplica una dosis de esta crema, por si se le llega a pasar a la mañana siguiente.
No obstante, sus hábitos simples y manera de pensar son la base de su elegantísima imagen. La siguiente es una recopilación de algunos de sus secretos de belleza:
Nada en el exterior se va a ver diferente a menos de que trabajes con el interior.
Tomar todos los días en ayunas un vaso de agua con un limón exprimido. Esto ayuda a limpiar el cuerpo y a equilibrar el PH (este hábito también es de Gisele Bündchen; algo ha de tener de bueno).
Mantenerse bien humectada.
Mantenerse activa. “Prefiero despertar cada mañana con el oxígeno que entra a mi cuerpo al salir a caminar, que con una taza de café”.
Mantener una alma joven y muchas ganas de disfrutar la vida. Personas que la han tratado dicen que Carmen es la persona más joven que conocen.
Seguir una dieta o cuidar la figura no es complicado, sólo hay que tener disciplina.
Aprender a estar relajada. El estrés es una de las principales causas de envejecimiento.
No tallarse los ojos o jalar la piel de la cara con las manos. La piel de los ojos es como una liga muy delicada: mientras más la jalas, más se afloja.
Usar bloqueador solar a diario.
Las posturas invertidas de yoga ayudan a que la sangre circule mejor y llegue a la cabeza, borrando las arrugas y también haciéndonos pensar mejor.
Dormir lo suficiente.
Comer «comida verdadera».
Las arrugas a veces no se pueden esconder, pero la vitalidad y alegría de los ojos y de la sonrisa, tampoco. He ahí la verdadera belleza.
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