En esta zona montañosa de 75.000 kilómetros cuadrados de extensión, una superficie similar a Austria, y poblada por 50 mil indígenas de la etnia tarahumara se encuentra el principal atractivo del estado: las barrancas.
El estado de Chihuahua ha decidido ponerle al mal tiempo buena cara y el año próximo efectuará una inversión millonaria en infraestructuras para atraer a los turistas de EU., a los que la crisis económica global obligará a hacer viajes de menor presupuesto y distancia.
"Sabemos que el mercado se va a contraer, pero esta crisis se presenta como una oportunidad", señaló el secretario de Desarrollo Comercial y Turístico de Chihuahua, Héctor Valles.
"Los norteamericanos van a seguir viajando, pero en viajes más cortos en distancia, tiempo y presupuesto, lo que nos obliga a reorientar nuestra estrategia a las nuevas condiciones de mercado", dijo Valles.
Chihuahua se halla bien posicionado para aprovechar esta nueva coyuntura, dada su ubicación fronteriza con Estados Unidos y la depreciación del peso mexicano respecto al dólar, que ha derivado en "un mayor poder adquisitivo del norteamericano en México", señaló.
A ello se suman los atractivos turísticos del estado, entre los que se incluyen los campos ocupados por la secta menonita y la Sierra Tarahumara, una de las regiones más abruptas y espectaculares de México.
En esta zona montañosa de 75.000 kilómetros cuadrados de extensión, una superficie similar a Austria, y poblada por 50 mil indígenas de la etnia tarahumara se encuentra el principal atractivo del estado: las barrancas.
Estos cañones, cuya profundidad alcanza en ocasiones los 1.800 metros en vertical, son la zona elegida para centrar la inversión, que se prevé será de más de mil 200 millones de pesos (unos 93 millones de dólares, 73 millones de euros) por parte del estado y de mil millones de pesos (unos 78 millones de dólares, 61.5 millones de euros) a cargo de la iniciativa privada.
El propósito es dotar a la sierra de servicios básicos de electricidad, suministro hídrico y carreteras que permitan elevar los 350 mil visitantes por año que recibe en la actualidad y superar el millón de visitantes.
A esto se sumaría la instalación de un sistema de teleféricos con un recorrido de cinco kilómetros en la zona más panorámica de los cañones, que se calcula que comenzará a funcionar a finales de 2009, y la creación de centros de ocio, entre ellos campos de golf y spa.
Si los objetivos se cumpliera, el movimiento económico medio que generaría cada visitante se duplicaría hasta alcanzar los tres mil pesos (234 dólares, 184 euros), lo que al término del año alcanzaría un total de ocho mil 500 millones de pesos (663 millones de dólares, 523 millones de euros).
"De ninguna manera estos desarrollos afectarían al hábitat natural de los tarahumaras", aseguró Valles, quien incidió en que, al contrario, "buscan incorporar a estas comunidades y darles empleos".
Los habitantes de la Sierra Tarahumara viven sin apenas cobertura de telefonía móvil y cuentan para desplazarse sólo con pistas de tierra y el Chepe, el ferrocarril que enlaza la ciudad de Chihuahua con la costa del Pacífico mediante 656 kilómetros de vía, 37 puentes y 86 túneles, y que se sustenta en gran parte debido al turismo.
"En temporada alta (Semana Santa) vamos llenos, llegamos a tener seis vagones. En temporada baja hay veces que ni uno llenamos", comentó el revisor del tren, Carlos Camacho.
Los planes del gobierno estatal no prevén invertir en el centro de su territorio, que muchos turistas visitan sin embargo para contemplar a los miembros de la secta menonita.
Los menonitas son una comunidad cristiana que tiene sus orígenes en la Alemania del siglo XVI y se encuentra diseminada por todo el mundo, en países tan dispares como Zaire, Bolivia o México, donde sólo en el estado de Chihuahua viven 40 mil de sus adeptos, dedicados en su mayoría a la producción de queso y manzanas.
Los campos menonitas, con casas de estilo centroeuropeo, se han convertido en una imagen típica de Chihuahua.
Mantienen su originalidad a pesar de que en la década de 1960 la comunidad renunció a algunas costumbres, como prohibir el uso de electricidad y permitir matrimonios mixtos con personas que no son miembros de la secta.
