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'El Quinto Sol', el libro que cuenta la historia diferente de los aztecas

Camilla Townsend asegura que los códices se escribieron por los indígenas, pero también por los frailes

ejércitos triunfantes, las celebraciones importantes o los sacrificios, los relatos de la vida cotidiana y las cuentas de los días son elementos que están puntualmente narrados en los xiuhpohualli, esos textos donde los mexicas y otros pueblos llevaban el registro histórico tradicional. (AGENCIAS)

ejércitos triunfantes, las celebraciones importantes o los sacrificios, los relatos de la vida cotidiana y las cuentas de los días son elementos que están puntualmente narrados en los xiuhpohualli, esos textos donde los mexicas y otros pueblos llevaban el registro histórico tradicional. (AGENCIAS)

AGENCIAS

El surgimiento de gobernantes, y más tarde su muerte, las guerras y sus razones, la lista de mujeres que se llevaban los ejércitos triunfantes, las celebraciones importantes o los sacrificios, los relatos de la vida cotidiana y las cuentas de los días son elementos que están puntualmente narrados en los xiuhpohualli, esos textos donde los mexicas y otros pueblos llevaban el registro histórico tradicional.

Camilla Townsend, la historiadora norteamericana de la Universidad de Rutgers que se ha especializado en el análisis de las fuentes escritas en náhuatl, asegura que en la intimidad de sus propios hogares, lejos de la mirada de los españoles, lo que mayormente escribieron los hablantes de náhuatl fue su historia, donde incluso está su historia desde antes de la Conquista, en lo que ellos llamaban xiuhpohualli, que significa “cuenta del año” o “cuenta anual”, y que los historiadores occidentales denominaron anales.

Esos textos que han quedado para la historia y que se resguardan en bibliotecas y archivos, extranjeros y algunos nacionales, son definidos por Townsend como el registro histórico tradicional utilizado por los nahuas para sus narraciones orales, transcrito con frecuencia en forma de textos escritos después de la Conquista y que representan la conciencia que los nahuas tenían de preservar su memoria y su cosmovisión.

“Con sus propios relatos de su historia, prestando mucha atención a todo lo que ellos mismos expresaron, pude llegar a comprender sus creencias en evolución y su sentido de sí mismos en transformación”, afirma Townsend, quien asegura que hay cuatro temas que ella documenta a partir de los xiuhpohualli, en su libro El quinto sol. Una historia diferente de los aztecas, recién publicado por la Universidad Veracruzana y Grano de Sal.

Primero, que los sacrificios humanos nunca fueron primordiales para los aztecas y que solamente hacia el final se incrementaron como una forma de hacer una declaración pública de poder; segundo, que no es verdad que el mundo mexica se dividiera entre personas buenas y malas, pues lo cierto es que los mismos individuos que podían ser agricultores o poetas en una temporada eran guerreros en otra.

Tercero, que no es verdad que hubiera un odio generalizado contra los mexicas (lo que provocó la alianza de los pueblos con los españoles). Camilla Townsend señala que en realidad algunos pueblos los odiaban y otros aspiraban a ser como ellos, además de que la familia real mexica estaba emparentada con casi todas las familias gobernantes de aquellas tierras.

Y cuatro, que quienes sobrevivieron a la guerra contra los españoles y a las enfermedades europeas descubrieron que podían adaptarse para sobrevivir y en ese camino la gente demostró ser experta en la protección de su propia cosmovisión, incluso al mismo tiempo que adoptaba los elementos más útiles de la vida española.

“No nos explican los hechos, no nos dicen: ‘Dios quería que este bando ganara, y por eso sufrieron mucho’; al contrario, nos dan algunos detalles que para ellos eran muy significativos, muy importantes, por ejemplo el tema de las mujeres, pero también, por ejemplo, se decía:

‘En ese año era Uno Conejo’ y hay que entender que para ellos era una metáfora para un año de mala suerte porque habían tenido una gran sequía y todo el mundo murió, es decir, cuando dicen Uno Conejo es que de nuevo había sequía o era un mal

año, volvía a ocurrir el sufrimiento”, afirma Towsend.

En El quinto sol. Una historia diferente de los aztecas —que en 2020 en su versión en inglés obtuvo el Cundill History Prize, que otorga anualmente la Universidad de McGill al mejor libro de historia en inglés—, Camilla Townsend ofrece a los lectores información sobre los xiuhpohualli o anales que ella consultó, cuál es su origen, quién los escribió y dónde se pueden localizar.

Entre los textos que cita la historiadora están Chimalpahin Quauhtlehuanitzin, Anales de Cuauhtitlán, Anales de Tlaxcala, Anales de Puebla, Anales de Tecamachalco, Anales de Tlatelolco, Anales de Tula, Anales de San Juan Bautista, Cantares mexicanos, Códice Aubin, Libro de los guardianes, Don Fernando de Alva Ixtlilxóchitl y Don Juan Buenaventura Zapata y Mendoza.

EN SU PROPIA VOZ

Camilla Townsend asegura que los códices se escribieron por los indígenas, pero también por los frailes, trabajando juntos en una colaboración muy cercana, pero dice que los  xiuhpohualli eran otra cosa.

“Es decir, los indígenas llevaron a sus casas sus conocimientos del alfabeto latino y les pedían a sus abuelos, padres, tíos ‘cuéntame la historia’, ‘enséñame como se oraba’, cualquier cosa, ellos pusieron los sonidos utilizando el alfabeto, entonces

no tenían ninguna intención de enseñarles cosas a los españoles. Yo digo que estaba fuera de las radiografías de los españoles, que los españoles ni sabían ni tenían la menor idea de que los indígenas estaban escribiendo los xiuhpohualli, esos anales, usando el alfabeto romano”, señala la historiadora.

Incluso dice que los españoles no sabían que los indígenas estaban poniendo en el papel las tradiciones orales, la vida cotidiana, y por eso son tan importantes y por eso llama la atención que esas fuentes no se han usado con tanta frecuencia porque no son “lógicas” según las normas o las ideas de lo que es normal en nuestros países, como es el caso de México o de Estados Unidos.

“Nosotros esperamos que la narrativa histórica siga ciertas pistas, ciertas normativas, ciertas líneas, pero estos xiuhpohualli no las siguen; por ejemplo, nos cuentan que después de tal guerra…’ y dan una lista de tal y tal muchacha, que se las llevaban a tal pueblito, o que a estas otras mujeres se las llevaban al sur; uno piensa, ¿para qué me están dando el nombre de tantas mujeres?, ¿qué tienen que ver con la guerra?”, afirma la autora.

En su nuevo libro, Camilla Townsend presenta de una forma distinta la trayectoria y la historia del pueblo azteca, que llegó a regir en el centro de Mesoamérica con mano dura, un uso inteligente de los linajes familiares y que estableció un severo sistema de producción hasta construir su consolidación en un gran reino.

Luego de muchos años trabajar los xiuhpohualli, de conversar y analizar la obra de otros estudiosos que se han dedicado al mismo trabajo antes que ella—entre ellos a Luis Reyes García y Rafael Tena, a quienes dedica este libro—, pero también de apoyarse en investigaciones de otros estudiosos —como James Lockhart, Michael Launey, Sabine MacCormack e Inga Clendimen— y sobre todo de leer por muchos años los xiuhpohualli, Townsend llegó a entender claramente las formas y la riqueza de estos anales.

“Después de acostumbrarnos a los formatos de estos anales, nos damos cuenta por ejemplo que cuando hablan de las mujeres que se han llevado y hacen la lista, es que habían arrasado completamente, que fue un desastre esa guerra porque a todas las mujeres se las llevaban; entonces hay que leer muchos de esos anales para acostumbrarse y así leer mejor sus asuntos y sus agendas”, señala.

La historiadora asegura que si tiene un mérito su libro es ese, ser un poco diferente, porque no es exactamente lo que nos dicen los códices que estaban preparados por los indígenas junto con los frailes, pero reflejan lo que decían los indígenas entre ellos y relatan lo que vivieron, escrito por su propia cuenta.

Son tan importantes estos anales como fuentes porque están usando las palabras de ellos, “obviamente son fuentes que se escribieron durante la época colonial; describían la vida desde antes de la Conquista y también durante el periodo colonial, los autores indígenas del periodo colonial describían sus propias vidas, pero también estaban describiendo sus historias, las narrativas de sus antepasados que habían recibido ellos mismos de sus padres y de sus abuelos”, concluye la autora de Malintzin, unamujer indígena en la conquista de México.

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Escrito en: literatura AZTECAS

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