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Somoza: Un hombre que robó los sueños de una nación

Ligia escogió el lado de los perdedores para realizar un ejercicio de memoria

La novela de Ligia Urroz sale a la luz en un momento en que la comunidad internacional ve con malos ojos las intenciones de Daniel Ortega de reelegirse nuevamente en Nicaragua.

La novela de Ligia Urroz sale a la luz en un momento en que la comunidad internacional ve con malos ojos las intenciones de Daniel Ortega de reelegirse nuevamente en Nicaragua.

YOHAN URIBE

Se dice que la historia siempre se escribe del lado de los vencedores, más cuando un proyecto político logra imponerse sobre otro, cuando las huellas de la guerra y la violencia dejan marcados bandos de buenos y malos, pero la escritora Ligia Urroz escogió el lado de los perdedores para realizar un ejercicio de la memoria y tratar de entender, desde el pasado, el presente de su país, Nicaragua.

En un momento en que la comunidad internacional ve con malos ojos las prácticas del presidente Daniel Ortega por reelegirse por tercera ocasión como presidente de Nicaragua, incluso pasando por encima de su opositora, Cristina Chamorro, la maquinaria del poder, Ligia Urroz publica bajo el sello editorial de Planeta "Somoza. La novela del hombre que robó los sueños de una nación".

Ligia apela a su memoria para reconstruir los recuerdos de una dictadura manchada por la muerte y el dolor; se aleja de los juicios y dibuja un retrato humano de uno de los hombres más odiados de Nicaragua, Anastasio Somoza. Cuando niña, su abuelo era el cónsul de Nicaragua en México, en tiempos de Somoza; esa relación familiar con la casa del dictador obligó a su familia a un exilio que recuerda en las página de su libro, una novela íntima que ayuda a construir un capítulo de la historia viva de su país.

´¿Qué tan difícil fue humanizar la figura de un hombre como el dictador Anastasio Somoza?

Mira, yo creo que la naturaleza humana la tenemos todos. De hecho el libro lejos de ser una apología de la dictadura, o que yo pretenda hacer una novela del dictador, es un libro sobre la condición humana, lo que quiere decir que, así como Honorato de Balzac te escribe acerca de la comedia humana, para mí la novela fue describir que no somos ni buenos ni malos, que no tenemos ni el blanco ni el negro, sino que somos como una mezcla.

Por ejemplo, en la primera parte del libro, que hace referencia al comando que asesina a Somoza, y si el lector se fija en esa parte del comando argentino, se ven como si fueran los "buenos" de la historia, porque son los que quieren liberar a Nicaragua, liberar a la América de todas las dictaduras. Hay que recordar que Videla estaba en Argentina, Stroessner en Paraguay, todos los dictadores de la época; pero a la vez, este comando, que son los "buenos", matan a sangre fría; son unos asesinos también, y es ahí donde uno puede ver el lado sangriento y asesino de quienes van a liberar al país.

En la segunda parte, más íntima sobre Somoza, a este asesino y dictador se le ve una cara buena. Esa cara buena se refiere a cuando él está con la gente que quiere, cuando está con una niña de diez años a la cual quiere mucho, a quien consiente mucho, entonces de hecho es como asomarse a la condición humana de todas las personas, de uno y otro extremo.

´En tiempos de redes sociales y polarización, ¿hay tiempo para ver el lado humano de los personajes sean de un lado o del otro?

Yo creo que estamos muy polarizados, de repente tú sacas una opinión, ahora que mencionas las redes, comentas algo en Twitter y te salen miles de seguidores o detractores que te tiran odio porque no están de acuerdo contigo. Yo creo que nos tenemos que poner siempre en los zapatos de quien está al frente y tratar de entender por qué están reaccionando de la manera en que lo hacen.

Obviamente no vas a estar de acuerdo con todas las personas, todos tenemos diferentes puntos de vista, filosofías, pero para mí siempre es bueno antes de juzgar ponerte en los zapatos del otro, que es lo que hace el escritor, calzar los zapatos del personaje, tratar de ponerte en su mente para tratar de entender por qué actúa de determinada manera. Por lo incendiarias, las redes sociales tienden a perder esta perspectiva humana que todos deberíamos tener, sobre todo cuando entran en esta fuente ovejuna, o que van en grupo desde el anonimato, que se presta para herir y hacer cosas que no se harían si estuvieras de frente.

´Más allá de la ficción a la que apelas, hay una visión nostálgica de un momento histórico a través de los ojos de una niña, pero ¿es un ejercicio histórico o de memoria?

Es un ejercicio histórico y a la vez un ejercicio de memoria, una visión compleja de lo que me acuerdo, lo que creo, lo que escuché, un ejercicio durísimo. Son anécdotas históricas que nada más las viví yo, que estaba al frente de este personaje, y por eso las cuento, porque estaban mis padres ahí; ellos me ayudaron a rellenar estos huecos de la memoria y por eso los cuento también, creo que es loable que en Nicaragua se sepan algunas de estas anécdotas que yo viví con él, para que sepan qué fue lo que pasó en ciertas condiciones.

Se junta ahí la historia con la ficción y con la perspectiva de una niña y, claro, luego llega la visión de la Ligia adulta.

´¿Qué tanto parecido encuentra Ligia autora al momento político que vive con el que vivió Ligia personaje de niña?

Mucho. Porque fíjate que en la segunda parte del libro hay una polifonía de voces, porque está la Ligia niña que habla desde su memoria, está la Ligia adulta que habla desde hoy, desde su presente; pero hay otra voz que es la Ligia que le reclama a Somoza, en el pasado y en el presente, una voz atemporal, haciendo todo este ejercicio de reflexión, de reclamo, que quiere saber qué está pasando en su tierra; una voz de reclamo al dictador pasado y al dictador presente (Daniel Ortega).

¿Cómo es posible que el presidente actual (Daniel Ortega) haya querido quitar a un dictador y se pusiera él como un dictador? Es decir, si él gana las próximas elecciones, va a llevar por mucho más tiempo gobernando Nicaragua que los Somoza; imagínate ese dato, es completamente triste, justamente ahora acaba de acusar de lavado de dinero a su más fuerte opositora Cristina Chamorro, para no dejarla que compita por la presidencia.

Obviamente le ponen bravucones, zancadilla para que no compita, porque está fuerte y le podría dar batalla, entonces se ven replicados los mismos patrones del pasado en el presente, la censura, los grupos de paramilitares que persiguen a los estudiantes, es muy triste que tantos años de lucha, de guerra, nos lleven a los mismos patrones circulares, me da mucha tristeza que en Nicaragua sigamos viviendo lo mismo y lo mismo.

´¿Cuando se trata del poder entonces las ideologías sobran, la dictadura es dictadura de izquierda o de derecha?

Sí, claro. Este tipo de personajes cuando detentan el poder verdaderamente lo toman como su bandera y no lo quieren soltar, van más allá de ver el bien de sus pueblos, están completamente cegados por estas ansias, hambre de poder, que se llevan a su país entre las piernas, sin importar las ideologías. Lo vemos replicado en todos lados, cuando vemos estas actitudes mesiánicas donde no le haces caso a la gente que te rodea, ni al congreso, sino que quieres imponer tu voluntad, es cuando se ve a un personaje enfermo de poder.

´En Nicaragua, los revolucionarios que llegaron al poder bajo la bandera de la justicia social ¿terminaron reemplazando a la burguesía?

Sí, en Nicaragua está muy marcado, por ejemplo Daniel Ortega vive en una mansión, se quedaron con las casas de los ricos de antes, y ahora son la nueva oligarquía. Como lo dice uno de mis epígrafes de la segunda parte, de Carlos Fuentes, que cuando vienen las revoluciones se vuelve a instaurar lo mismo, un patrón cíclico del poder y los asuntos dictatoriales.

´¿Qué reacción hubo en Nicaragua cuando salió el libro por revivir una figura como la de Somoza?

Cuando salió el libro, y con el solo hecho de leer el título, había una cantidad de odio, porque como el título es: "Somoza. La novela de un hombre que robó los sueños de una nación", muchos pensaban que era a favor de Somoza; otros, que era en contra, entonces agarraron bando y empezaron a tirar lo que sea, hubo mucho odio, eso es triste porque te das cuenta de que la cicatrices, las pérdidas y el dolor de la guerra están por todos lados.

No necesariamente tienes que ser somocista o sandinista, o la ideología que tengas, el dolor de la guerra es muy difícil de expulsar de la mente, yo creo que el libro es importante en ese sentido, de no replicar odios sino hablar de la condición humana, es importante crear un ambiente de diálogo porque siempre nos estamos queriendo matar y el pueblo está sufriendo lo mismo mientras se pelean hermanos contra hermanos.

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Escrito en: Somoza Ligia Urroz

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