Premiados. El estadounidense Phillip Bladh junto a los mexicanos Carlos Cortés, Michelle Couttolenc y Jaime Baksht tras recibir el Oscar a Mejor Sonido por su trabajo en Sound of metal (2020).
Una de las máximas del cineasta ruso Andréi Tarkovsky era que ningún elemento cinematográfico puede tener significado si se le toma aisladamente. Los elementos en el cine son un conjunto y sólo significan por la interacción en sus relaciones, mismas que dan lugar a la obra de arte. Indudablemente, el sonido es uno de estos elementos, aspecto fundamental para crear la narrativa audiovisual.
Fue el pasado domingo cuando el cine nacional se llenó de orgullo, tras anunciarse que los sonidistas mexicanos Michelle Couttolenc, Carlos Cortés y Jaime Baksht habían ganado el premio Oscar a Mejor Sonido por la película Sound of metal (2020), del director estadounidense Darius Marder.
Los mexicanos formaron parte de un grupo selecto de sonidistas que incluyó a artistas como Carolina Santana (Venezuela), Nicolás Becker (Francia) y Philip Bladh (Estados Unidos), entre otros. Fue un trabajo en equipo a nivel internacional, donde se procesaron más de 800 capas de sonido divididas entre diálogos, ambientes y música.
Así, este reconocimiento abre puerta para que en México surja un mayor interés hacia el sonido directo y el diseño sonoro para cine. Quizá es pertinente recurrir a Samuel Larson Guerra, uno de los teóricos sonoros más importantes del país y quien en su libro Pensar el sonido (UNAM, 2015), ofrece una clara introducción para aquellos interesados en percibir el séptimo arte a nivel sónico.
En su libro, Larson Guerra enfatiza en que históricamente se ha pretendido separar los conceptos de imagen y sonido, pues este último se suele tomar como un suplemento. La realidad es que ambos factores deben complementarse junto al resto de elementos cinematográficos para lograr un discurso funcional; el sonido es factor fundamental en la sincronización de emociones con los espectadores de una película.
El autor subraya que la mayor parte de la teoría cinematográfica hace poco énfasis en el apartado sonoro. Influenciado por el pensamiento del compositor francés Michel Chion, también afirma que no existe una teoría unificada sobre sonido cinematográfico, solo conceptos y postulados que pueden dar luz en este camino, como aquel que menciona que "todos los elementos sonoros de una película cumplen expresiones narrativas y expresivas".
Además de los ganadores del Oscar, México también cuenta con grandes nombres del sonido cinematográfico como Sergio Díaz, diseñador sonoro de Roma (2018), película de Alfonso Cuarón, cuyo trabajo, en su momento, también fue nominado a los Premios Oscar en la categoría de Mejor Sonido.
Omar Juárez es otro de los sonidistas que sobresalen en el mapa nacional. Su más reciente trabajo se puede apreciar en la película Huachicolero (2019), filme de Edgar Nito, cuyo resultado final destaca por la limpieza en su sonido. También hay que resaltar los trabajos de Galileo Galaz y Pablo Lach.
OPINIÓN
Roberto de Valle es un sonidista lagunero que en su corta trayectoria ha tenido la oportunidad de tomar clases con Sergio Díaz y el propio Jaime Baksht. En entrevista, se declara emocionado por el triunfo de los sonidistas mexicanos en los Oscar y coincide en que puede ser una oportunidad para revalorizar el oficio en el país.
"Es importante el reconocimiento. Eso quiere decir que acá en México, las cosas a nivel sonido están empezando a florecer de otra manera, tal vez positiva o buena, pues en algún tiempo se pensaba que el sonido en México no era tan bueno. Creo que esto de muestra que esta idea pudiera no ser tan cierta o ha cambiado poco a poco con estos referentes que tenemos y que la gente a nivel mundial voltea ver".
Así mismo, recuerda el aprendizaje que Jaime Baksht le dejó, con quien tomó un taller virtual de mezcla de cine hace algunos meses para entender que más allá de lo técnico, existen cuestiones sonoras mucho más sensibles en el cine que se deben de entender más allá de los aparatos.
"Más bien era la sensibilidad que se tiene que tener para mezclar, más allá de que haya técnicas, formas o maquinaria propia para mezclar lugares adecuados, él se refiere más hacia una sensibilización del sentido del sonido como para poder tener la capacidad de llevar y traducir una idea a nivel sonido ya en una mezcla final".
Y es precisamente esta sensibilización la que se puede percibir sonoramente en Sound of metal, pues el filme se atreve a explorar más allá del campo de una narrativa sonora clásica. En palabras de De Valle: "Se apoya mucho en el sonido interno del personaje, que obviamente se queda sordo. Entonces esta autoexploración del personaje siempre es sónica para mí, más allá de otros aspectos como la fotografía, creo que el sonido aquí toma o representa lo que el personaje siente y a mí eso me parece, en un sentido evaluativo, mucho más impresionante que en otra película".
Señala que el trabajo de Couttolenc, Cortés y Baksht se encargó de tomar esta idea y traducirla al lenguaje cinematográfico de manera sublime, pues el sonido se vuelve un agente potenciador que permite el funcionamiento del discurso en Sound of metal y su triunfo en los Oscar
"Creo que es una noticia que viene a dar un mensaje al resto de las áreas, a directores, productores, gente ejecutiva, gente de pantalón largo en el cine, a que apostar por el sonido en una película, de mejorar la calidad del sonido cinematográfico en México, es una buena inversión en el sentido de que puede escalar y lograr cosas importantes como en los Oscar. No digo que sea un área completamente olvidada en México, tampoco lo creo así. Pero este es un mensaje en general para la industria del cine mexicano de que sí es relevante el sonido, que sí debe de tomarse en cuenta como un área potenciadora del quehacer cinematográfico".
