Muchas veces somos los responsables de nuestro insomnio. (ESPECIAL)
Los trastornos del sueño aumentaron considerablemente durante el encierro de la pandemia, lo que hizo que actualmente no nos concentremos bien al dormir y nuestro estado de salud se vea afectado.
Todo esto dio como resultado que un 23% de la población fuera medicada según un informe realizado a inicios de la llegada del COVID-19 por la Universidad de Cantabria.
La obsesión por dormir provoca problemas de insomnio, ansiedad y un trastorno llamado ortosomnia, pero esa manía con el descanso no es la solución.
Muchas personas calculan cuánto tiempo descansan cada noche, monitorean sus ronquidos, sus movimientos y sobre todo si su sueño fue profundo o ligero. Utilizan aplicaciones y dispositivos que miden las horas del sueño, la calidad y el tiempo de actividad e inactividad aunque estas no se comparan en lo absoluto a un estudio médico.
Los trastornos del sueño se pueden manifestar en la irritabilidad que tenemos durante el día, los problemas de concentración en nuestras actividades diarias así como la apatía con las personas y ese cansancio matutino que no logramos reponer. Esto nos pone a pensar en prestarle importancia a las señales que nuestro cuerpo nos lanza y no dejarlo al aire.
Es necesario llevar una rutina donde se establezcan horarios para acostarse y para despertarse, también evitar alimentos pesados para nuestro cuerpo como el plátano, los cereales integrales y el café.
Establece una dieta balanceada con alimentos que nutran a tu cuerpo y consulta a tu médico si sientes que no puedes hacer nada para conciliar el sueño y descansar.
