Fotos. Marilyn Monroe se las tomó para el 25 aniversario de la revista Look en donde derrochaba sensualidad. (ESPECIAL)
A más de 50 años de haber fallecido, Marilyn Monroe sigue siendo noticia. No hay duda de que ella siempre será un mito. Sus fotos siempre impactaban, sobre todo aquéllas que se tomó para el 25 aniversario de la revista Look en donde derrochaba sensualidad.
El pasado 29 de octubre, la casa de subastas Christie's en su sede de Nueva York, puso a la venta las fotografías originales y la cámara de Douglas Kirkland, autor de la sesión, además de subastarse dos de las últimas instantáneas tomadas a Monroe. Curiosamente, nadie pujó por el lote.
Douglas Kirkland, con ahora 85 años, ha relatado la historia de aquella noche inolvidable en la que tomó las imágenes. Lentes, sábanas, champagne francés, una cámara sueca y un vinilo de Frank Sinatra se encontraban en la escena donde se tomaron las imágenes. Era noviembre de 1961, hacía frío y estaba por oscurecer.
La actriz de filmes como Una Eva y dos Adanes y Los caballeros las prefieren rubias llegó dos horas tarde a la cita celebrada en un apartamento. Con 35 años de edad y soltera, se encontraba en la cima de su carrera.
Monroe se entregó por completo a las sucesivas lentes Carl Zeiss de 50 y 150 milímetros. La luz que irradiaba Marilyn reflejaba su nueva vida tras otro fracaso amoroso, recientemente mudada a Los Ángeles y lejos del frenético movimiento incesante de Nueva York.
"Nada más verme Marilyn me dio un abrazo y un beso en la mejilla y, sin perder un segundo, enfiló hacia el camerino. Una vez recostada en la cama, y tapándose los pechos con la manta, pidió a nuestros acompañantes que nos dejaran solos. Fue una decisión inesperada que cambió el curso de los acontecimientos", recordó Kirkland.
Tiempo después, Marilyn aparecería otra vez desnuda sobre la cama con sábanas blancas, ahora en su domicilio de Brentwood Heights en Los Ángeles, sin embargo, esta vez boca abajo y con sus ojos cerrados para siempre, ya que había muerto para dar paso al mito.
Kirkland preferiría recordarla como él la había eternizado, como él la vio en esa ocasión. "Esto fue, por supuesto, muy emocionante para mí como joven. Quiero decir, estaba ahí con Marilyn Monroe frente a mí. Estaba al alcance de la mano, girando y girando debajo de esa sábana, que era semitransparente", puede leerse en una nota dada al sitio de Christie's.
Contrariamente a lo que algunos pensaron de aquellas horas de sensualidad descarnada, Kirkland ha dicho que: "Me gustaría decirles que pasó algo entre nosotros, pero lo cierto es que no hay nada que contar: todo transcurrió con absoluta profesionalidad".
