Cultura

Una joven promesa del violín

Pablo Javier Falcón es un talento que pudo formo parte de la OSIM

Exitoso. Pablo Javier ha tocado en Yucatán, Veracruz, Campeche, Tabasco y en Ciudad de México, Bellas Artes y Los Pinos. (CORTESÍA)

Exitoso. Pablo Javier ha tocado en Yucatán, Veracruz, Campeche, Tabasco y en Ciudad de México, Bellas Artes y Los Pinos. (CORTESÍA)

KARLA RODRÍGUEZ

Con tan sólo 14 años, Pablo Javier Falcón Salinas ha logrado una meta tan grande como su amor a la música: tocar el violín como parte de una de las orquestas más importantes para el desarrollo de los jóvenes músicos del país, La Orquesta Sinfónica Infantil de México (OSIM), en la cual más de 1,468 chicos han vivido una experiencia musical inolvidable a lado de maestros dedicados y un ambiente de compañerismo y amistad.

Pablo comenta que su amor por la música empezó desde muy pequeño, prácticamente desde que tiene memoria, y al rodearse de una familia con especial afinidad a la música, para él fue natural seguir ese camino. Retomó al canto gracias a su abuelo, por quien participó en un coro de iglesia, en el cual era el cantante más joven.

En el Colegio América fue parte del coro para niños de la institución, instruido por el profesor Francisco Javier Valdés Barba, quien le fue guiando y ha sido parte fundamental de la formación musical, ya que hasta ahora es su maestro de canto y solfeo, y también al hacerlo parte del Coro América, en el cual sigue vigente. Su primer solista fue a los cinco años en la Coral de La Laguna y desde entonces se desarrolla en su formación como músico y cantante.

Cuando Pablo decidió que su camino era la música, su familia lo apoyó, ya que ven en él una actitud de trabajo y dedicación para lograr sus metas y estar cada día más cerca de sus sueños.

En realidad Pablo comenzó a tocar el violín a los 10 años, sin embargo su interés por este instrumento se remonta desde muchos años atrás. Su madre comenta que desde los tres o cuatro años de edad, Pablo tomaba una pequeña guitarra y con una baqueta de batería simulaba que la guitarra era un violín.

Al iniciar sus estudios con Vladimir Leshin, una amiga suya fue la que le prestó su violín para que él pudiera desarrollarse en este instrumento. A él le agradece que le haya enseñado no sólo a tocar el violín, sino a hacer música con él y transmitir sensaciones y sentimientos indescriptibles.

PREPARACIÓN CONSTANTE

Además de haber participado en la OSIM, Pablo Javier también es parte de la Orquesta Sinfónica Juvenil de Torreón (Osijut), la cual es dirigida por Ethan Eager, quien ha sido parte esencial en su desarrollo orquestal. Es integrante de ella desde hace un año y medio.

Las redes sociales se han vuelto parte fundamental para dar a conocer distintas noticias, eventos y en la experiencia de Pablo no fue la excepción. Comenta que la manera en la que se enteró de la convocatoria fue debido a una publicación en la página de la OSIM en Facebook. Su maestra actual, Romana Rudoman, lo impulsó a que se atreviera a hacer la audición.

Tuvo que subir un video en YouTube tocando dos pasajes que los mismos maestros solicitaron, además de una pieza libre con la que calificarían su habilidad y talento.

La espera de esos resultados que publicaría la Publicaría la OSIM fue de tres semanas, tiempo en el que se vivió en casa un ambiente de mucho entusiasmo, dedicación y disciplina, uniendo a la familia con el sueño de un niño que ama la música como nada en esta vida.

Al ver en esa lista su nombre, Pablo sintió la responsabilidad que esta oportunidad era para su vida. Lo primero que pensó es que debía esforzarse, ya que representaba mucho compromiso. Esperaba que de inmediato los maestros le mandaran las piezas que se iban a estar tocando en los conciertos que vendrían. Explica que el campamento, ubicado en Querétaro, era de dos semanas, en las que se dedicaban a ensayar el concierto en conjunto con sus maestros que los guiaban a su mayor potencial.

La tercera semana consistió en una gira por el sur del país, yendo a estados como Veracruz, Yucatán, Campeche, Tabasco y Ciudad de México, siendo Bellas Artes y Los Pinos los últimos recintos en el que tocó.

Todos los lugares visitadps serán recordados por Pablo como símbolos de madurez, tanto musicalmente como para su desarrollo emocional, ya que esta experiencia la vivió solo, organizando sus cosas para los concierto que vinieron.

AMISTAD

El ambiente en la OSIM, pese a ser uno de bastante exigencia por parte de los excelentes maestros que tuvieron que sacaron de cada muchacho su mayor potencial y por parte del director para que los conciertos fueran excelentes, también fue un ambiente de apoyo y de amistad por cada uno de sus compañeros en el campamento.

Ahora que su tiempo en la OSIM ha concluido, lo único en lo que puede pensar Pablo para el futuro es seguir trabajando en sus dos instrumentos: el canto y el violín. Seguir sus estudios musicales y terminar su bachillerato.

Como consejo para aquellos niños que sueñan con ser músicos y llegar lejos, les aconseja que se llenen de pasión, dedicación, disciplina y que nunca dejen de soñar y de luchar porque esos sueños se vuelvan realidad, porque los sueños sí se hacen realidad.

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Escrito en: Pablo Javier Falcón Salinas

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