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Bibliotecas ambientales: Los secretos de los árboles

Los árboles tienen la capacidad de registrar fielmente los acontecimientos que marcaron su historia

El árbol de Tule es un ahuehuete de más de 2 mil años de antigüedad que se ubica en Oaxaca. (ARCHIVO)

El árbol de Tule es un ahuehuete de más de 2 mil años de antigüedad que se ubica en Oaxaca. (ARCHIVO)

AGENCIAS

El Cedrus atlántica o cedro plateado es un especie de árbol perteneciente a la familia de las pináceas. Tiene un follaje azulado y hojas suaves con las que corona sus 35 metros de altura. A pesar de ser muy tolerante al calor y la falta de agua, es una especie en peligro de extinción que presenta una alarmante muerte en todo el norte de África.

Así lo consiga el artículo publicado recientemente en la revista Dendrocronología bajo el nombre "Variabilidad en el crecimiento del cedro durante los últimos 850 años: implicaciones para la muerte y la conservación de una especie en peligro de extinción". El estudio de los anillos de los árboles durante varios períodos históricos le ha brindado pistas a los investigadores sobre su futuro... y el de todos.

La variabilidad de las precipitaciones durante su temporada de crecimiento (primavera y verano) ha contribuido a debilitar sus poblaciones en las últimas décadas, aunque parece que no todo está perdido: la proyección a futuro de este modelo de estudio sugiere que podrían llegar dos períodos climáticamente favorables para su crecimiento. Esto significa que aunque el clima esté cambiando se deben buscar estrategias para potencializar las prácticas de conservación actuales y aprovechar mejor los recursos ligados a su crecimiento, como las cada vez más escasas lluvias en esa región.

En el corazón de los árboles está grabada su historia que también es la historia del clima y diversos fenómenos naturales: el impacto de una sequía, una erupción volcánica, un incendio, el ataque de una plaga, los efectos de una tormenta e incluso los estragos de un sismo.

Los árboles son capaces de contar historias, de registrar fielmente acontecimientos naturales que cambiaron su entorno y también son capaces de registrar eventos propiciados bajo la mano del hombre como contaminación y depredación de ecosistemas.

Los dendrocronólogos son las personas capaces de traducir estos sucesos mediante el estudio de los anillos de crecimiento de los árboles y algunas otras pistas interrelacionadas, como la densidad de la madera y la concentración de algún compuesto químico o isótopo.

El término dendrocronología deriva de las palabras dendron y chronos, que significan "árbol" y "tiempo". Las especies de pino (coníferas) son algunas de las más estudiadas por la claridad en el crecimiento de sus anillos. La mayoría de las especies arbóreas desarrollan estas estructuras, pero hay excepciones como algunos árboles de ambientes tropicales.

ANILLOS: ARCHIVOS AMBIENTALES

Es así que la dendrocronología se describe no sólo como un método de datación, sino como una completa herramienta de estudio basada en el conteo de los anillos de crecimiento de los árboles que desarrollan patrones de espesor en las estructuras circulares grabadas al interior de sus troncos. Estos anillos se van formando anualmente en función de las condiciones climáticas. Una muestra del núcleo de crecimiento del árbol basta para empezar su estudio.

Los patrones permiten establecer cronologías al compararlos con los datos de árboles que han vivido anteriormente. La datación cruzada (crossdating) permite aportar más información de las condiciones que atravesó la especie a lo largo de su historia, pero también proyectar lo que podría suceder con el futuro tanto con la especie como con su entorno y en cierta forma con el del planeta.

Del norte de África al sur de Rusia, regresando a la península Ibérica y posándose sobre la frontera entre EUA y Canadá, existe una biblioteca que contiene la hoja de vida de poblaciones forestales de 66 países y que ayuda a científicos de todo el mundo a realizar diversos estudios. El Banco Internacional de Datos de Anillos de Árboles es una biblioteca abierta con datos de poblaciones forestales a nivel global. Contiene 4 mil 250 sets de datos extraídos de seis continentes.

Esta es una herramienta fundamental para los dendrocronólogos y los subcampos en los que se subdivide en la actualidad, como la dendroarqueología. Así se le conoce al estudio de los anillos de los árboles que ayudan a entender de qué forma el clima afectó a las sociedades antiguas, pues permite datar la madera que utilizaron para sus construcciones e incluso determinar la época de su fundación o caída. Por otra parte, la dendroclimatología permite el análisis de los anillos de los árboles con el fin de obtener registros de climas históricos.

También cobra relevancia la dendroecología, que reconstruye los ecosistemas forestales; mientras la dendrogeomorfología ayuda a estimar las propiedades físicas del suelo. Finalmente, la dendroquímica ayuda a medir y analizar el impacto de sustancias a través de los anillos, por ejemplo: diversos contaminantes, cambios globales en la disponibilidad de elementos nutrientes (como nitrógeno y potasio) o elementos relacionados con erupciones volcánicas.

Precisamente esta última área de estudio, la dendroquímica, ha permitido conocer mejor algunas zonas volcánicas del mundo y de nuestro país. Científicos del Instituto de Geofísica de la UNAM, Unidad Michoacán, han logrado recabar información histórica de las erupciones, así como la intensidad y superficie afectada de algunos volcanes con el objetivo de marcar los datos de tendencias históricas que pudieran ser útiles para prepararse para algún evento futuro.

La estructura de crecimiento de los anillos de los árboles les ha ayudado, por ejemplo a entender mejor al volcán Tacaná, el cual se ubica como uno de los volcanes con mayor riesgo en el país, debido a que a una corta distancia de su cima habitan 350 mil habitantes; además, que en los últimos 150 años ha presentado erupciones freáticas, aquellas que ocurren cuando el magma de un volcán, cuya temperatura es extrema (600 Cº-1170 Cº), se pone en contacto con el suelo o una superficie que contiene agua, la cual se evapora rápidamente causando una explosión de vapor, agua, ceniza y piedras. Tacaná significa "Casa del fuego" y es el nombre con el cual se designa al volcán de 4 mil 92 metros sobre el nivel del mar compartido con Guatemala y que representa el punto final de la Sierra Madre de Chiapas.

ÁREAS DE INVESTIGACIÓN E IMPACTO

Los diferentes campos de la dendrocronología también han servido para realizar estudios sobre los contaminantes que más han impactado a la CDMX a través del estudio de sus coníferas. Cabe señalar que no sólo los anillos de los árboles revelan datos, el análisis de los isótopos de oxígeno y carbono pueden ayudar a revelar la fuente del agua que un árbol tomó y lo que había en ella.

Además de científicos de la UNAM, existen otras instituciones en el país con otras líneas de investigación. Uno de los sitios más importantes en el estudio de esta disciplina es el Laboratorio Nacional de Dendrocronología que se encuentra en el Centro Nacional de Investigación Disciplinaria en Relación Agua, Suelo, Plantas y Atmósfera (CENID-RASPA) del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) en el municipio de Gómez Palacio, Durango, en la zona de la Comarca Lagunera. En este lugar se han elaborado algunos de los estudios más importantes sobre sequias en los últimos 600 años, sobre todo de la zona norte del país.

Por otra parte, el Laboratorio de Investigación de los Anillos de los Árboles de la Universidad de Arizona, fundado hace más de ochenta años, es uno de los más importantes de todo el mundo en este tipo de estudios. Recientemente una de sus investigadoras, Valerie Trouet, publicó un estudio que se basaba en muestras de cuatrocientos árboles de los Balcanes y doscientos en Escocia, sumados al registro de uno de los árboles más viejos de Europa: un pino de más de mil años mil años de vida ubicado en Grecia y llamado "Adonis".

La meta era estudiar la corriente en chorro (un flujo de aire rápido que se encuentra en la atmósfera) que circula a través de estas regiones. Los anillos de los árboles ayudaron a revelar el rango de temperaturas y la frecuencia con que ha habido incendios en estos lugares. Esta información ayudó a mostrar con más claridad una fuerte variabilidad climática en los últimos años que podría estar relacionada principalmente con fuentes antropogénicas. Es así que este tipo de datos también podrían ayudar a construir modelos más confiables sobre el cambio climático.

Se calcula que existen sólo alrededor de una docena de grandes laboratorios de dendrocronología en todo el mundo, sin embargo empiezan a fortalecerse nuevos proyectos y líneas de investigaciones de diversos centros que abren nuevas posibilidades para adaptarnos a las realidades que impone el evidente cambio climático.

La dendrocronología

se describe no solo como un método de datación:

*Sino como una completa herramienta de estudio basada en el conteo de los anillos de crecimiento de los árboles que desarrollan patrones de espesor en las estructuras circulares grabadas al interior de sus troncos.

*Los anillos se van formando anualmente en función de las condiciones climáticas.

*Una muestra del núcleo de crecimiento del árbol basta para empezar su estudio.

*La datación cruzada (crossdating) permite aportar más información de las condiciones que atravesó la especie a lo largo de su historia.

*También puede proyectar lo que podría suceder con el futuro tanto con la especie como con su entorno y en cierta forma con el del planeta.

*El Banco Internacional de Datos de Anillos de Árboles es una biblioteca abierta con datos de poblaciones forestales a nivel global.

Ubicado en Yakushima, Japón, el Jomon Sugi es una cryptomeria japonesa, misma a la que se le calcula una antigüedad de 2 mil años. (ARCHIVO)
Ubicado en Yakushima, Japón, el Jomon Sugi es una cryptomeria japonesa, misma a la que se le calcula una antigüedad de 2 mil años. (ARCHIVO)
Matusalén es el sobrenombre dado a un pino longevo, con una edad estimada de más de 4850 años. (ARCHIVO)
Matusalén es el sobrenombre dado a un pino longevo, con una edad estimada de más de 4850 años. (ARCHIVO)

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