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Verdades y rumores

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EL AGENTE 007

Al interior del Ayuntamiento de Torreón las cosas no paran de moverse, esto luego de que el regidor más priista de Morena, Ignacio Corona, denunciara al Gobierno municipal de supuestamente “amañar” la licitación pública para la compra de veinte unidades, algunas de lujo. Acusó directamente al jefazo de Servicios Administrativos, Antonio Loera López, de destinar cerca de siete millones de pesillos para la renovación del parque vehicular a una empresa de la región, un millón más que la propuesta de otra compañía participante, pero esta de otro estado. Incluso, aseguró con todo y fotografías que don Toño anda recorriendo las maltratadas calles de la ciudad sobre una de estas naves de lujo, la cual estaciona en el espacio que tiene en presidencia. Pero el hecho llamó la atención no tanto por la supuesta opacidad del proceso, sino porque el golpe lo dio el morenista más priista, y no la ociosa fracción del tricolor, lo que llevó a los malpensados a plantearse dos hipótesis: la primera es que los jefazos de Revolucionario Institucional ya no confían en sus grises regidores, o de plano don Nacho ya por fin quiere salir del clóset y cantar su amor al PRI a los cuatro vientos, ese amor que ha sido fiel desde los días en que supuestamente militaba en el PAN.

Pues mientras son peras o son manzanas, el avispero también se movió entre los compañeros de Loera, quienes tuvieron que guardar el confeti y los globos de fiesta, porque ya celebraban la partida del director a Simas, pero ante el más reciente show mediático... perdón, denuncia pública, se detuvo el enroque, para que no se viera que fue movido por el golpeteo político de los adversarios.

Nuestros subagentes, disfrazados de garrafones vacíos de agua, nos reportan que esto también tiene que ver con un movimiento que posiblemente se baraja; la administradora del DIF, María Aurora Ramírez, podría reemplazar a Loera, y como a Simas siempre no va, dicen, le podrían crear una superoficina ubicada en el antiguo Banco de México, desde donde seguirá operando como vicealcalde. Vaya usted a saber si eso le hicieron creer o en realidad es una salida ‘digna’. Este revoltijo en el Ayuntamiento ha generado desconfianza entre los “amigos-proveedores” de don Loera y el minialcalde Alfonso Zermeño, ya que no confían en la nueva tesorera, la exsíndica Mayela Ramírez, la cual es controlada... digo, apoyada, por doña Natalia Virgil, y vaya que ella sí le sabe a eso de los números.

Nuestros subagentes, disfrazados de promotores de créditos, nos comentan que, por más que la Cuarta Transformación tenga como bandera el combate a la corrupción y promueva el discurso de que por encima de la ley nadie, al interior de las oficinas del Infonavit en Torreón eso les importa muy poco, y un grupo de inquietos funcionarios sigue haciendo travesuras que como de costumbre afectan al más necesitado, en este caso a la clase obrera. La red de corrupción integrada por valuadores, representantes de la institución y vendedores sigue promoviendo y entregando las llamadas casas “huevito”, esas diminutas viviendas de una sola recámara que, según esto, fueron prohibidas en el 2018 por el mismo organismo federal, pues se supone que el Infonavit debe ofrecerle al trabajador una vivienda digna, bueno, al menos eso dice en papel. Los subagentes curiosos se dieron a la tarea de investigar el modus operandi de la transa, por cierto, muy simple. El valuador calcula el costo de la pajarera... perdón, vivienda, en 400 mil pesos, cuando su costo real no rebasa los 250 mil, el Infonavit autoriza el otorgamiento del crédito y el vendedor hace la “transa-acción”, dándole al trabajador un crédito de 400 mil pesos, una gran “residencia” y 150 mil pesos más en efectivo que sobraron precisamente por aceptar esa vivienda... Todos contentos, claro, después de repartir las debidas comisiones. El problema es que este tipo de casas son las que luego son abandonadas por los usuarios y esos créditos pasan a engordar la cartera vencida del organismo federal, que no vuelve a recuperar esos desembolsos ni rezándole a todos los santos.

Y hablando de la Cuatro T, el que anda muy enérgico presumiendo las acciones del Gobierno federal para combatir la corrupción en el Seguro Social, luego del escandalazo de las recetas falsas y el robo de más de 300 milloncillos en medicamento que se gestó desde la clínica de especialidades de Torreón, es el superdelegado del Gobierno federal en la provincia de Coahuila, Reyes Flores. Nuestros subagentes, disfrazados de reporteros a modo, nos comentan que don Reyes entregó a algunos medios una lista que incluía médicos, personal administrativo, enfermeros, ayudantes, vigilantes y hasta la señora de las gorditas del bulevar Revolución, a quienes supuestamente les había caído todo el peso de la ley como un ejemplo más de las firmes acciones que se realizan desde Palacio Nacional para abatir a los malos funcionarios; aunque, la verdad, lo único que hizo fue molestar a los representantes del sindicato del seguro, quienes salieron a desmentir la información del superdelegado y comentaron que, al contrario, por ser una investigación federal, hasta el momento nadie podía dar información sobre cómo marcha la carpeta de averiguación. El caso es que varios trabajadores del Inseguro Social solicitaron presentar una queja formal ante varias instancias federales en la capirucha del smog, en contra del dicharachero delegado, quien, dicen, luego se excusó en que no tenía bien los datos, algo que se entendió como una más de las ocurrencias que declara cada vez que la incómoda prensa le increpa sobre algún tema de la agenda estatal.

Cansados de andar lidiando con tanta burocracia rancia y desilusionados después de pensar que sacando al PRI de la presidencia municipal para darle la bienvenida al cambio, los ciudadanos de la morena república de Matamoros ahora sí tendrían quién los escuchara. Ahora más que nunca ven necesario e incluso urgente que alguien le diga al doctor Horacio Piña qué está pasando en su municipio, pues ya es de dominio público que hace casi dos meses la mayoría de los regidores no asisten a sus oficinas, y solo se presentan en las sesiones de Cabildo, que tampoco es que sean muchas que digamos. Cuando la gente los busca con la necesidad de alguna gestoría, tienen que hablar con sus asistentes, y eso y nada es prácticamente lo mismo. Eso sí, los flamantes representantes de la sociedad matamorense reciben puntualmente el chequecillo por su “trabajo” y un pequeño bono más por apoyar al ciudadano. Sin embargo, todo apunta a que será difícil que el doctor Piña se entere de lo que pasa, pues sus asistentes o asesores, dicen, están más preocupados por mantener esa gruesa cortina de humo, asegurando que todo está bien. Lejos de acercarlo a la realidad, una de las últimas recomendaciones que le hicieron sus más allegados fue en el sentido de que ya no asistiera al despacho presidencial, pues era mejor que atendiera desde su consultorio... ¡Qué bárbaros!

Ahora que los pitonisos confirmaron que el PRI puede quedarse sin oficinas, ya sea para celebrar la victoria o llorar la derrota de don Homero Martínez Cabrera, candidato a la alcaldía de Lerdo, porque el expriista y expresidente municipal de la Ciudad Jardín, Roberto Carmona, decidió a través de la dueña de su corazón cobrar las rentas que no han pagado desde el 2014; dicen los que saben en Lerdo que la revancha de los priistas contra Carmona podría sacar uno que otro trapo sucio viejo no debidamente publicitado. Carmona, quien recién se estrenó como morenista y manifestó todo su apoyo al candidato a la alcaldía de Lerdo por el Movimiento de Degeneración... perdón, Regenación Nacional, Ulises Adame, cometió alguno que otro pecadillo con cierta empresa concesionaria en Lerdo, de la que estaría al día de hoy obteniendo jugosas ganancias a costa del erario público. Los priistas, dicen, recuerdan la gestión de don Roberto por servir de tapadera de doña Rosario Castro, hoy jefaza del gabinete del Gobierno de la alternancia, pues no se les viene de memoria alguna obra, proyecto o suceso que haya sido trascendental para el municipio durante la administración del también protegido del exgobernador de Durango don Jorge Herrera Caldera; mismo a quien, aunque la sangre “azul” le venga de familia, ya se hizo más moreno que los flamantes delegados del partido de AMLO en Durango. Cosa curiosa es que mientras todos cobraban en la nómina de los Gobiernos del PRI nadie se fijaba en que los del tricolor no pagaban la renta ni que el entonces presidente no hacía bien su chamba. A ver cómo se ponen las cosas.

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