Cultura

En búsqueda de la disonacia musical

Liliana Rodríguez es una violista y compositora originaria de Torreón. Actualmente radica en la tierra del compositor Miguel Bernal Jiménez: Morelia.

Lagunera. Desde Morelia, Liliana Rodríguez desarrolla su arte musical pero no olvida a Torreón. (CORTESÍA / Mario Hernández)

Lagunera. Desde Morelia, Liliana Rodríguez desarrolla su arte musical pero no olvida a Torreón. (CORTESÍA / Mario Hernández)

SAÚL RODRÍGUEZ

Liliana Rodríguez comenta que en su infancia cantó en coros escolares. El registro de su voz solía sobresalir entre los demás. Esa misma voz que ahora fluye tras la bocina telefónica y va dando acentos mnésicos en la partitura de su vida.

Desde su trayecto en un metrobús de Ciudad de México, Liliana narra que fue en la secundaria cuando empezó a tomar en serio a la música. En aquellos años estudiaba en el Instituto de Arte Integral de la Laguna con el profesor Juan C. Castro.

Como la armenia Kim Kashkashian, eligió la viola como instrumento y la música la arropó con su frazada.

"Escogí la viola porque me encantó la descripción que me dieron de que, en una orquesta, la viola no tiene la melodía ni bajo y tiene como una parte intermedia que no llegamos a escuchar pero que es muy importante para la armonía. No olvido la descripción y el sonido me pareció hermoso".

La siguiente parada la colocó en el edificio de la antigua estación de trenes de Torreón, donde se encuentra el Centro de Iniciación Artística Pilar Rioja. En dicha escuela realizó su carrera técnica como instrumentista y a los 19 años de edad lo tenía claro: quería ser músico profesional.

EN TIERRA PURÉPECHA

El norte es un territorio que a veces muestra su rostro hostil. Ante la escasez de oportunidades y tras investigar la mejor opción para su carrera, Liliana guardó la sonoridad de sus sueños en unas maletas y decidió viajar a Morelia para estudiar en el Conservatorio de las Rosas, institución donde estuvo becada y, en un principio, recibió instrucciones de la fallecida violista Gellya Dubvrova.

Recuerda sus primeros pasos en aquellas calles de cantera rosa. Al ritmo de las campanas eclesiásticas que por la tarde funden su sonido con la lluvia veraniega, su primera impresión fue encontrarse con una ciudad colonial que exhalaba distintas perspectivas musicales.

"Cuando llegué a Morelia fue como '¿En serio, esto existe?': el ruido como sonido, las instalaciones sonoras, las instalaciones interactivas, las piezas performáticas, las piezas de texto, todo lo que ahora me apasiona. Me apasiona la música nueva, la improvisación experimental. Abrí los ojos y dije: 'En Torreón estamos, mínimo, 80 años atrasados en la música. Allá ni siquiera se toca a Schönberg'".

Relata que en Torreón le encantaba ir a los conciertos de la Camerata, pero nunca escuchó algo más nuevo que Piazzolla o Stravinsky. Liliana buscaba algo más, buscaba la disonancia de la vida. Por ello, en la capital michoacana comenzó a involucrarse con la música nueva, así asistió a diversas presentaciones en el Conservatorio de las Rosas y en el Centro Mexicano para la Música y las Artes Sonoras (CMMAS), el cual es dirigido por el compositor Rodrigo Sigal.

COMPOSITORA

En el siguiente compás, algunas circunstancias vividas en tierra purépecha la llevaron a cambiarse de la carrera de instrumentista a la de composición musical. Rememora que fueron tiempos duros y que la la voz de su interior le resonaba constantemente la frase "quiero ser músico", por ello no desistió de su voluntad.

Schopenhauer escribió alguna vez que la música es, en esencia, distinta a todas las demás artes, ya que es una copia de la voluntad y representa lo metafísico en relación con lo físico del mundo. Siempre es un espejo donde sólo algunos pueden verse. Esta misma voluntad musical llevó a Liliana a concretar sus estudios en 2018 y a titularse como compositora de la mano del maestro Juan Sebastián Lach (compositor y tecladista de Santa Sabina).

Así, las obras de Liliana Rodríguez se han estrenado en distintos países.

En febrero pasado, "Círculos" fue presentada en Grecia. Se trata de una obra hecha para programación en vivo por medio del software SuperCollider y poesía sonora.

"El código es mío y los textos son míos. Pones a sonar el código y vas leyendo el texto, porque la poesía también es algo que me gusta mucho. Tengo dos años que empecé a escribir. Es mi primera pieza así".

Otro ejemplo es la pieza "Canción para voz y arpa Carrillo16", presentada en diciembre de 2015 por el Ensamble Liminar, en un homenaje al potosíno Julián Carrillo (precursor del microtonalismo). La sede fue el CalArts de Los Ángeles, California.

"Escribí esa pieza donde utilizo el arpa Carrillo de dieciséisavos de tono. Para preparar la obra pude tocar el arpa; además es para voz, para contrabajo, chelo, clarinete, saxofón y flauta".

Intérpretes reconocidos como el guitarrista Pablo Gómez, doctor por la Universidad de California en San Diego, también le han comisionado obras.

Pese a la distancia, Liliana no olvida a la tierra que la vio nacer. Hace dos años organizó en Torreón un festival denominado El Sonido del Silencio, del cuál recibió ramos de elogios y algunas críticas. Para la joven compositora, la situación musical en la ciudad norteña está aún muy cerrada a la escucha.

"Me encantaría que en Torreón hubiera una cultura de escucha; de escucha a la música culta y a la música nueva".

Actualmente, Liliana Rodríguez (o Nabora Carrillo, como se hace llamar en sus proyectos experimentales) se encuentra trabajando en un par de piezas para colocarlas en dos concursos de orquesta, uno nacional y otro iberoamericano, siempre en busca de la disonancia que le apasiona.

Instructora

Además de su papel como compositora, Liliana Rodríguez también ha fungido como maestra de viola para la Orquesta y Coro de la Transformación Miguel Bernal Jiménez, integrada por niños y niñas de la tenencia de Jesús del Monte, municipio de Morelia, Michoacán.

Esta iniciativa contempla brindar educación musical en dicha localidad moreliana, catalogada como conflictiva y que irónicamente se encuentra a un costado de una de las zonas más adineradas de la capital michoacana. El proyecto también instruye a los infantes a trabajar en equipo a través del arte musical.

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Escrito en: Violista Liliana Rodríguez

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