La familia de Milagros decidió que el cuerpo de la niña fuera despedido en la casa de su abuela. (CORTESÍA)
En un féretro blanco, rodeado de globos rosas y flores, reposa el cuerpo de la pequeña Milagros de 2 años.
La caja se encuentra en la cochera de casa de su abuela donde tantas veces jugó Mily, como le decían de cariño, con sus dos hermanos de 10 y 8 años. Ellos no están y se desconoce si podrán darle el último adiós ya que la Pronnif los tiene bajo resguardo.
Es mediodía y su madre y abuelo tampoco se encuentran, tuvieron que suspender su duelo para salir a realizar trámites en la Fiscalía. El ambiente es tenso y nostálgico. El féretro es acompañado por familiares, vecinas y vecinos que están en la cochera y otras más debajo de un toldo instalado en las inmediaciones de la calle. Todas las personas quieren despedirse de la niña.
La familia todavía se muestra incrédula ante la pesadilla que ha representado la muerte violenta de la pequeña que con su inocencia y alegría, iluminaba este hogar. Mily era una niña risueña, inquieta, que disfrutaba la vida como cualquier niño a esa edad, lo dijo la abuela a una de las activistas feministas que acompaña el caso.
Ahora no está y su partida fue de la peor forma. Según el resultado de la necropsia, la niña presentó hemorragia cerebral interna aguda, lesión de centros y órganos vitales, traumatismo craneoencefálico y contusión profunda de abdomen, que dan testimonio de golpes sumamente fuertes que recibió en cabeza y abdomen. En el informe del médico forense no se informó de una posible violación, como inicialmente se presumió en la institución de Salud donde fue atendida la menor.
El caso fue turnado ya a la agencia Especializada en Feminicidios la cual solicitará al juez penal la reclasificación del delito, pues su padrastro, "Édgar" tiene orden de aprehensión por lesiones gravísimas que ponen en riesgo la vida cometidas en contra de la niña, delito imputado antes de que ella falleciera. Milagros será sepultada hoy.
