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La necesidad los manda a trabajar

A pesar de ser menores de edad, Brayan y Christian trabajan en Abastos

Christian trabaja como cargador en el Mercado de Abastos, pero en Honduras trabajaba como ayudante de mecánico. (EL SIGLO DE TORREÓN)

Christian trabaja como cargador en el Mercado de Abastos, pero en Honduras trabajaba como ayudante de mecánico. (EL SIGLO DE TORREÓN)

MARY VÁZQUEZ

Aunque son de diferentes nacionalidades Brayan y Christian son dos menores de edad que tienen la misma realidad. Las precarias condiciones económicas que prevalecen en sus hogares los ha obligado a salir a trabajar, pese a su corta edad.

El primero tienen 10 años y vive en la colonia Zaragoza de Torreón. El segundo es de Honduras y al preguntarle su edad, con una sonrisa un tanto nerviosa contestó que tiene 19, pero su complexión revela algunos 15 o 16 años.

Ambos trabajan en el Centro de Abastos de Torreón, pues ayudan en lo que pueden para obtener dinero.

A Brayan, se le observó con un carrito de súpermercado, ofreciéndose a llevar hacia los automóviles, la mercancía que las personas acuden a comprar a granel, a cambio de una propina.

Dice que tiene pocos meses que empezó a ir al Centro de Abastos, pues su abuelito trabaja en una carnicería y le pidió que lo llevara para hacer "mandados y juntar dinero". Por el periodo vacacional su jornada laboral se extendió a la una o dos de la tarde, y cuando hay clases, acude sólo algunas horas.

Cuando es un buen día junta alrededor de 120 pesos, de los cuales comparte con su madre, para contribuir al gasto familiar. Tiene dos hermanos, él es el mayor y dice que su papá trabaja, pero "no se completa".

El pequeño platica que cursa el quinto año de primaria y reconoce que va más o menos en la escuela, pero su sueño es tener su propia carnicería. Se le pregunta si desea estudiar alguna carrera y dice que tal vez, pero que es mejor tener su propio negocio.

EL SUEÑO AMERICANO

Christian estaba cargando costales de chile de una bodega, hacia las camionetas, cuyos propietarios acuden a las grandes bodegas para comprar los productos y revenderlos en sus negocios.

Su baja estatura y delgada complexión no es impedimento para cargar cada costal o "arrastrar" los "patines" cargados de mercancía. Sus manos se observan callosas, curtidas, por el trabajo, pues en Honduras era ayudante de mecánico.

Cuenta que llegó hace aproximadamente un mes a Torreón, con su hermano, quien si es mayor de edad, y un amigo. Viajaron en el tren como lo hacen miles de centroamericanos en busca del "sueño americano". Fueron 18 largos y cansados días de camino y que aunque tuvieron "muchas cosas raras" en el trayecto, afortunadamente no les pasó nada.

"Nos tocaba que los mismos policías nos bajaban del tren o veíamos camionetas raras al lado de la vía y la gente comentaba muchas cosas. Gracias a Dios a nosotros no nos pasó nada, pero es muy cansado, porque no tienes donde dormir, debes estar alerta, para cuidarte y no caer del tren y luego, a veces pasas muchos días sin comer".

Comenta que los peligros a los que se expusieron no cambió su propósito de "jugársela por una vida mejor".

Su objetivo es llegar a Massachusetts, en donde tienen familia, pero provisionalmente están en está ciudad, pues un amigo que salió de Honduras hace unos 7 años decidió establecerse aquí.

Dice que cuando le contaron a su "compa" que emigrarían hacía los Estados Unidos, les dijo que llegaran a Torreón, pues les conseguiría trabajo para que reunieran algo de dinero y continuaran su camino.

Christian comparte que es el segundo de tres hermanos, son dos hombres y una mujer, pero reitera que en Honduras "medio se vive", pues además de la precaria situación económica de las familias, también les "pega" mucho la delincuencia, por lo que es mejor emigrar a otros lados.

"Allá donde vivo las cosas no están bien, tienes que irte a trabajar, pero no alcanza y luego están también las pandillas, te obligan a que te metas o si no pues te va mal".

Relata que como cargador de mercancía gana 200 pesos diarios a parte las propinas. De ese dinero además de cubrir los gastos de su estancia en Torreón, debe ahorrar algo para continuar su camino, aunque no sabe cuánto tiempo permanecerán en esta ciudad, pero lo que tienen firme es que deben llegar a los Estados Unidos, pese a todas las complicaciones que hay con la política migratoria que aplican en ese país, harán todo lo posible por "brincar", pues dicen que allá tienen garantizada una vida mejor.

TRABAJO INFANTIL

Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) 2017 señalan que la población infantil de cinco a 17 años ascendió a 29.3 millones de personas, de los cuales 3.2 millones realizan trabajo infantil, de estos 62.7 por ciento son hombres y 37.3 son mujeres. Nayarit tuvo la mayor tasa de trabajo infantil, con 19.7 por ciento, mientras que en Querétaro se observó la tasa más baja, con 5.3 por ciento; las áreas menos urbanizadas registraron el mayor número de menores realizando labores.

Las entidades con mayor tasa de ocupación laboral infantil no permitida son Chiapas, Oaxaca, Michoacán y Guerrero, aunque México adoptó los convenios 182 sobre las peores formas de trabajo infantil y el 138 sobre la edad mínima, ambos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

El pequeño Brayan se ofrece para llevar el mandado a las personas. Sueña con tener su propio negocio, una carnicería. (EL SIGLO DE TORREÓN)
El pequeño Brayan se ofrece para llevar el mandado a las personas. Sueña con tener su propio negocio, una carnicería. (EL SIGLO DE TORREÓN)

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Christian trabaja como cargador en el Mercado de Abastos, pero en Honduras trabajaba como ayudante de mecánico. (EL SIGLO DE TORREÓN)

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