Ambiente en las inmediaciones del Estadio Azteca, previo al encuentro entre las Águilas del América y las Chivas del Guadalajara.
Aunque el estadio Azteca tiene una asistencia regular, miles de aficionados acudieron para presenciar una edición más del "clásico nacional" entre América y Guadalajara, los seguidores de casa quienes invocaron a sus ídolos históricos para ganar.
Con el boleto a semifinales de la Copa MX en juego, los aficionados no dudaron en acudir al inmueble capitalino y pintarlo, un lado de azulcrema y amarillo, y otro de rojiblanco.
Grupos de amigos y familias con niños, eran una imagen constante en las entradas al "Coloso de Santa Úrsula", con sus mejores galas, los de casa quienes invocaban con sus playeras a los ídolos de antaño en busca de una "ayudita".
Playeras de Cuauhtémoc Blanco, Luis Roberto Alves "Zague" y de Daniel Brailovsky portaban un grupo de amigos, quienes dijeron eran "las de la suerte", para que esta noche les sonriera a los pupilos de Miguel Herrera.
De parte del "Rebaño Sagrado", también llevaron a su "amuleto", una chiva que era una de las atracciones para que la afición se tomara la fotografía antes de ingresar al escenario.
Y como en cada clásico, el intenso tráfico para llegar al lugar y el numeroso cuerpo de seguridad para cuidar a los asistentes era notorio, así como la reventa, una vez más solicitaba y vendía entradas ante la complacencia de los guardianes del orden.
Dentro del estadio todo era una fiesta, algunos aficionados ya "entonados", luego de las cervezas que se tomaron antes de ingresar al estadio, y en general todos en una intensa guerra de porras para apoyar a su favorito.
Aparece violencia
Como siempre, cuando uno sale derrotado y esto se combina con el alcohol todo se rompe.
Acabó el juego entre América y Guadalajara, en los cuartos de final de la Copa MX, y los ánimos se calentaron, de los gritos pasaron a los insultos, de los insultos a los empujones y de ahí a los golpes.
Los de Chivas no se aguantaron las burlas de los del América y el alboroto inició tanto que hasta la seguridad del estadio intervino.
Al final nada pasó a mayores y el conato, iniciado por dos mujeres por cierto, se apagó.