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MARCELA PÁMANES

Necesitamos compartir el mundo y la vida con hombres sensibles, dispuestos, que no le saquen a compartir faenas en otro tiempo confinadas a manos femeninas.

Esta entrega, amable lector, lleva de cabeza la traducción del título de un libro de Rush Limbaugh, periodista conservador que popularizó el termino “feminazi”, creado para definir, según el autor del concepto, el economista Tom Hazzlet, el fanatismo de algunas feministas que han llevado el movimiento a posturas extremas.

Es evidente que añadir la terminación“nazi” a cualquier ala del feminismo, es descalificarlo en automático. Estas líneas no procuran defender posturas o mostrar solidaridad con luchas que, aún cuando las reconozco como necesarias, tienen lugar en campos de batalla minados por actitudes beligerantes que rompen el dialogo y la posibilidad de consensos.

Dichas diferencias no tendrían lugar si no pretendiéramos que la postura particular debe ser acogida por el resto de las personas. Mi punto de vista, mi ideología, mi reflexión, mis filias y fobias, son eso, mías. Pretender convencer a alguien más de que piense y sienta como yo, me parece intrusivo y violento por sí mismo. Si mi comportamiento, manera de vivir o pensar, convence a alguien, por mis acciones más que por mis dichos, ya es otra cosa.

En la vida de las mujeres hay muchas luchas incomprendidas, muchas debilidades juzgadas y condenadas, muchas condiciones de inequidad por resolver. No me gusta el papel de víctima que cargamos y que nos da tantas ganancias secundarias. Creo en la capacidad creadora, en la sensibilidad de la mujer más allá del recuento hormonal, creo en la solidaridad y la sororidad con la que estamos dotadas y sospecho que es inherente a que traemos al mundo a cada ser humano que posó, posa y posará su planta en este planeta.

En el Como deben ser las cosas, hay un modo imperativo. Prefiero el modo de interrogación, y me planteo: ¿cómo deberían ser las cosas para las mujeres en esta realidad del siglo XXI? Algunos conceptos sueltos vienen a mi mente de inmediato: inclusión, respeto, equidad, amor, reconocimiento, pero… no de los demás, sino de nosotras para nosotras mismas. Estamos tan acostumbradas a ver por la ventana la vida que no alcanzamos a darnos cuenta de los grandes males que nos condicionan desde el interior.

Mujeres que califican a otras mujeres de feminazis, que critican la vida de otras mujeres, que no creen en las capacidades de otras mujeres y prefieren pensar que por sus atributos físicos ganan ciertas posiciones. Mujeres que citan “deben ser muy buenas en la cama” para explicar los liderazgos o el poder que se han ganado, mujeres que cuchichean, que señalan a otras mujeres llevadas por la envidia, que excluyen de su círculo de amistades a mujeres a quienes responsabilizan de sus desventuras. Mujeres cuya amargura reparten generosamente.

Tenemos bastante con nuestro ser mujer. Necesitamos compartir el mundo y la vida con hombres sensibles, dispuestos, que no le saquen a compartir faenas en otro tiempo confinadas a manos femeninas, que no se jacten de sus conquistas amorosas, que no dejen para mañana su paternidad, que reconozcan los liderazgos laborales como logros de las capacidades y de las inteligencias, hombres que no les chiflen a las mujeres en la calle, que no las toquen sin permiso, que no las juzguen, que no pretendan controlar mente y corazón. No hay mundo perfecto pero sí más vivible, con más empatía.

Con estas líneas no aporto nada distinto a lo que tantas veces se ha dicho. No me justifico, pero entiendo que debamos insistir una y otra vez en lo mismo. Me gustaría que la vida de cada una de nosotras transcurriera en libertad, haciendo lo que nuestro corazón y cuerpo demandan, que pudiéramos estar en paz, que nos preocupáramos menos por el envejecimiento de nuestro ser físico y más por las ilusiones perdidas o los sueños abandonados o porque ya no sabemos ni quienes somos luego de anteponer a nuestro ser el papel de madres, esposas, hijas o cualquier otra cosa. ¿Cómo deben ser las cosas? Como tú decides y quieres que sean, nada más.

CONTACTO: @mpamanes

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