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SIGLOS DE HISTORIA

El Paso de Infiernillo (entre Patagalana y Castañuela). Creación de S. Chamberlain, miliciano del ejército de J.E.Wool, a su paso por dicho sitio en diciembre de 1846.

El Paso de Infiernillo (entre Patagalana y Castañuela). Creación de S. Chamberlain, miliciano del ejército de J.E.Wool, a su paso por dicho sitio en diciembre de 1846.

GILDARDO CONTRERAS PALACIOS

SEGUNDA Y ÚLTIMA PARTE

Unos pocos años antes del paso por Castañuela de don Nicolás de Lafora, esto es en el año de 1761, el administrador de las haciendas del Marqués de Aguayo, levantó un inventario de los bienes localizados en las haciendas de Santa María de las Parras y de San Francisco de los Patos.

Allí mencionó un renglón referente a las obras de irrigación en dichas haciendas, que ascendieron a la cantidad de $84,747

pesos. De estas obras la ms importante y ambiciosa de aquel tiempo fue la presa que se realizó en la labor de Castañuela, la cual se construyó en los primeros años del administrador Sánchez de Tagle; su costo fue de $63,962 pesos. Con dicha presa se pretendía captar las aguas del arroyo del Barrial y, de haber tenido éxito, el valle que la rodeaba se hubiese convertido en una verdadera zona agrícola de relevante importancia. Pero como la obra resultó defectuosa, en cuanto a su diseño y construcción, aquello quedó en una empresa inconclusa. Hoy día aún se aprecian restos de los diques que se construyeron en el arroyo de la Castañuela y que formaban parte de aquella fracasada obra, al sur del puente del ferrocarril.

Hacia el año de 1772, el gobernador de la Nueva Vizcaya, don José Fayni, por instancias del virrey Antonio María Bucareli y Ursúa, realizó un recorrido de inspección con el fin de verificar los medios de defensa con que se contaban en la provincia que gobernaba. En dicha inspección Fayni constató que en Parras, había dos capitanes, que solo ostentaban el título, pero no tenían bajo su mando a ningún individuo enlistado en las milicias. Además pudo verificar que de la defensa de la región se encargaban los hacendados y en lo que correspondía a la Castañuela, su propietario el marqués de San Miguel de Aguayo, mantenía en dicha hacienda una fuerza de treinta escolteros, bien armados, con cinco caballos y una mula cada uno. Número de "milicianos privados" que llegaban aumentar en lo necesario de hasta ocho y diez hombres igualmente bien equipados.

Sobre el particular, don Teodoro de Croix, cinco años después criticó severamente a los hacendados del Norte Novohispano, de quienes opinó, que dichos señores gobernaban sus dominios como monarcas absolutos y se molestaban con la intervención del gobierno provincial.

Diez años después de la visita del Marqués de Rubí y su agrimensor de Lafora, a la Castañuela, el 18 de noviembre de 1777, la hacienda recibió a otro grupo de distinguidos personajes en su paso de Parras, a Patos y el Saltillo; en esta ocasión comandaba la comitiva, del ya mencionado caballero don Teodoro de Croix, primer comandante de las Provincias Internas de la Nueva España, nombramiento que le expidió Carlos III en Aranjuez el 16 de mayo de 1776. La finalidad de aquel viaje, era el reconocimiento por parte de su primer comandante de las provincias que estarían bajo su administración. La capital de dichas Provincias se situaron en Arizpe Sonora, a donde llegó don Teodoro en octubre de 1779.

Formaba parte de la comitiva el ilustre sacerdote franciscano Fray Juan Agustín de Morfi, persona de cualidades relevantes y gran orador, de inteligencia y memoria notable y un gran observador quien en su Diario de Viaje, dejó escrito el siguiente testimonio:

Noviembre 18 (1777): Salí en coche (de Parras)… seguimos la tortuosidad del camino donde todos se apearon, menos yo, y entramos al llano de la Castañuela, hacienda del marqués, con agua y en bella situación y en un rincón que forman los cerros, descubiertos al nordeste, al oriente de Patagalana, ya casi abandonada, donde llegamos a las cuatro y tres cuartos y hayamos a su señoría que había llegado a las tres y media. Hoy doce leguas. Castañuela está también en bella situación, no produce actualmente utilidad al dueño. Mirando al norte se ve la Paila, donde varias noches se han descubierto los fuegos de los indios. En Patagalana se quedó el tecomate herido por Guardado, porque cuando ocurrió por el caballo de remuda ya se había ido la caballada. Se quedaron cansadas cinco bestias y se mató una del secretario. Ayer compraron el secretario y el capitán dos barriles de vino y dos de aguardiente en casa del marqués; fueron hoy a pagar y no quisieron nada. Tiene gran planta esta hacienda; se hizo en sus principios una presa que según Castillo, costó ochenta mil pesos; hoy no hay nada y se arrienda en setecientos pesos que no se pagan…"

El padre Morfi, además de su diario, elaboró una Relación que envió al Rey Carlos III, y en lo tocante a la hacienda de la Castañuela dejó escrito lo siguiente:

Día 18 (noviembre de 1777): Salimos de Parras… La hacienda de la Castañuela, que posee el marqués de San Miguel de Aguayo, está situada en una lomita que domina el gran llano, y en un ángulo entrante S.O., hace este en la sierra. Goza el agua que necesita para el sustento de sus moradores, beber algún ganado y regar una huerta mal cuidada, donde hay viña, hortaliza y fruta. Sus ruinas acreditan haber sido gran cosa. Las chozas de los sirvientes forman una plaza con las trojes y la casa principal, que aunque es grande, tiene mala habitación. En otros tiempos se construyó una gran presa, en que por testimonio del administrador general, se gastaron más de 80 mil pesos, con cuyo beneficio se hubiese podido regar todo el llano, pero la ignorancia del constructor la hizo inútil desde su origen, porque no habiéndola cimentado como debiera se huyeron las aguas por las arenas del fondo. En el día se haya esta finca poco menos que abandonada, pues la tiene cedida el marqués a un criado suyo en cien pesos anuales de arrendamiento que nunca cobra, y el arrendatario subsiste con los cortos productos de la huerta y una pequeña laborcita. Al norte de la habitación se descubre la Paila, donde frecuentemente se ven algunas luces que hacen los apaches, saliendo de allí a sus correría o refugiándose en ella para evitar el castigo después de haberlas hecho…".

El 18 de diciembre de 1846, pasó por Castañuela, el ejército norteamericano bajo el mando del general John Wool, quien ocupó Parras el día 5 de ese mes e iba con destino a Buena Vista, en las cercanías del Saltillo para unirse al grueso de las tropas de Zacarías Taylor. Uno de sus milicianos Samuel Chamberlain dejo constancia de su estadía en dicha región, mediante una creación artística a su paso por el Infiernillo.

En mis investigaciones de campo, he tenido la oportunidad de estar en dicho sitio en un par de ocasiones, en la primera me acompañó el amigo e investigador Héctor Barraza Arévalo; en la segunda fui acompañado por el estimado amigo de siempre y coterráneo, profesor Ramiro Reyes Solís en el mes de agosto de 1993; el material recopilado en dicha vista lo incluí en mi libro de "Parras 400. Noticias de su Fundación y otras cuestiones Históricas". El cual se editó el año de 1999. En dicha obrita incluí un capítulo que titulé: "La Hacienda de la Castañuela". De lo visto y constatado en dicha visita concluyo y cierro mi escrito: De aquella floreciente y muy antigua hacienda de la Castañuela, nada queda, sus construcciones, las casas de los moradores, la iglesia y la barda circundante, edificadas con piedra y adobe, están reducidas a montones informes de los materiales citados. Toda construcción de pié ha desparecido. El área en donde estuvo situado el casco de la hacienda, se encuentra cubierta de espesa maleza de plantas y arbustos espinosos, que hacen más dificultoso el acceso al lugar, amén de las alimañas que allí habitan, siendo las más peligrosas las víboras de cascabel. En el lugar se pueden observar aún las bases de las paredes de adobe de las construcciones que allí existieron, las cuales han quedado visibles gracias a las excavaciones de los llamados "buscadores de tesoros", de quienes realmente dudamos que hayan encontrado algo valioso. Es muy difícil imaginar la distribución de las construcciones de la hacienda, por lo devastado del lugar. Sin embargo lo más sobresaliente de aquellos vestigios, es el área dedicada al cementerio, en donde aún se conservan algunos túmulos de piedra, de igual número de tumbas y algunas cruces de palo muy grises y resecas, que aparecen dispersas por el terreno que ocupó el panteón. Dicho camposanto estaba siendo "comido" por el arroyo del lugar, en cuya pared noroeste se pueden apreciar pequeños huecos en forma de nichos, que corresponden al lugar bajo tierra que ocuparon los difuntos en sus tumbas, que ya fueron alcanzadas por acción de los deslaves lógicos de la pared del citado arroyo, por las corrientes que allí se estrellan en los tiempos de lluvias. Los restos humanos están como "adornos" tétricos en esa pared del arroyo. Restos que con el tiempo caen al fondo de la cañada para perderse en la inmensidad del suelo arenoso del riachuelo.

Entre el área del cementerio y en donde suponemos estuvo el caserío de la hacienda, existe una pequeña acequia que aún lleva agua que proviene del cerro colindante hacia al sur, dicha agua se almacena en una pequeña represa construida a principios del siglo XX, en dirección a Seguín, la cual la utilizan sus habitantes para regar pequeños sembradíos; en dicha dirección y en la boca que forman los dos cerros, se localizan las ruinas de un puente de lo que fue el ferrocarril Coahuila-Pacífico en su ramal de Torreón a Saltillo, el cual dejó de funcionar a principios de la década de los años ochenta del siglo XX. Al lado poniente de dichas ruinas, existen los vestigios más antiguos del lugar, una especie de acueducto de piedra y canto que por allí existió, que bien pudiesen ser parte de aquella primitiva presa que allí se trató de hacer en el arroyo del Barrial en la boca de los cerros. Eso fue lo que vi y nada más.

Para llegar a Castañuela, es preciso tomar la carretera Parras-General Cepeda, se corta en el camino a San José Patagalana, y por un camino todo de terracería se recorre una distancia de aproximadamente 15 kms. Con dirección noreste, para después pasar por Infiernillo y llegar al poblado de Seguín; de este sitio, se toma rumbo al sur por un camino plano y llano casi imperceptible y a poco más de un kilómetro se llega al sitio en donde estuvo la Castañuela.

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Teodoro de Croix. Primer Comandante de las Provincias Internas de la Nueva España. Pernoctó en Castañuela en noviembre 18 de 1777.
Teodoro de Croix. Primer Comandante de las Provincias Internas de la Nueva España. Pernoctó en Castañuela en noviembre 18 de 1777.
Tumbas perdidas en la inmensidad de la nada, entre la maleza y el olvido, en lo que fue el cementerio de Castañuela. c.a. 1993.
Tumbas perdidas en la inmensidad de la nada, entre la maleza y el olvido, en lo que fue el cementerio de Castañuela. c.a. 1993.

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