Antiguo. El Torreón del Museo del Algodón, construido en 1870, en el sector Alianza. (FABIOLA P. CANEDO)
El emblema de la ciudad, los torreones, algunos de estos monumentos se han mantenido en buenas condiciones, como el del Museo del Algodón, que cuenta con vigilancia y una cerca, pero otros no han corrido con la misma suerte, como el de la Plaza Cívica, que fue retirado y hoy permanece en pedazos en un rincón de la Unidad Deportiva, entre maleza y basura.
En 1850, Leonardo Zuloaga construyó el primer Torreón, en el rancho que compartía con su esposa, para su defensa contra los "indios bárbaros" y, desde esa atalaya, también observaban las avenidas del Nazas. Estaba tan cerca del río, que terminó por llevárselo una gran avenida. Ahí se construyó el monumento de bulevar Constitución y calle Múzquiz, en la denominada Plaza Cívica, que fue trasladado a la Deportiva debido a las obras del Metrobús y espera su reubicación, con las piezas descarapeladas, entre hierba mala y una columna ya rota.
Uno de los más antiguos es el del Museo del Algodón, en La Alianza, que fue construido en 1870 y ha tenido un destino digno, por lo que se conserva en buen estado, al estar cercado y recibir mantenimiento de forma regular.
Caso contrario es el monumento conocido como Fundidora número 3, en las calles Leona Vicario y Presidente Carranza, un Torreón de los años 20, de las pocas construcciones que hay de ladrillo amarillo, de origen zacatecano. Contrasta la bella estructura con el taller que tiene detrás. El propietario lo donó a la ciudad como monumento cuando el alcalde era Carlos Román Cepeda, quien le colocó una placa conmemorativa, que ya fue robada, además de que sus paredes han sido grafiteadas.
El Torreón del Porvenir, del escultor Sebastián, en el Periférico, es un monumento moderno, en rojo y con una base elíptica, futurista, que fue inaugurado para conmemorar el centenario de la ciudad.
