Cómo se inventó

Mercados públicos, reflejo de tradición y colorido de los mexicanos

Los mercados públicos son un reflejo de la vida, del bullicio y del sazón de los mexicanos. (NOTIMEX)

Los mercados públicos son un reflejo de la vida, del bullicio y del sazón de los mexicanos. (NOTIMEX)

NOTIMEX-EL SIGLO DE TORREÓN

Los mercados públicos, desde la época prehispánica hasta el siglo XXI, son reflejo de la tradición y colorido de los mexicanos, pero también del cambio de vida y de hábitos en su paladar.

Son a su vez, los centros de abasto donde se encuentra la identidad de México, reflejada en los chiles verdes, rojos, manzano, habanero, de árbol, seco y fresco; poblanos, morita, ancho y pasilla.

Están también los moles, rojo, negro y verde; los pipianes, las carnes de res, de pollo, de ternera, cerdo, el chicharrón; pescado y mariscos; verduras como la calabaza, zanahoria, jitomate, cebollas, papas y berenjenas, así como lechugas, acelgas, verdolagas, quelites y pápalo quelite “para el taco de carnitas”.

Así como las frutas: manzanas, tejocotes, aguacates, naranjas, plátanos, zapote negro y blanco, naranjas, limones, duraznos, sandías, melones y fresas, y los llamados “frutos rojos” como zarzamoras y moras, que adornan de colores brillantes los puestos que los exhiben.

Hoy en día, como parte del cambio de gustos y la globalización, los mercados mexicanos también venden jitomate cherri para las ensaladas, lechugas sofisticadas como la italiana y la francesa, arúgula, alcachofas, champiñones y hongo portobello.

Y no puede faltar la comida preparada, desde el caldo de gallina, la barbacoa, las quesadillas, pambazos, sopes, tacos, carnitas y comidas corridas, hasta sushi, salmón relleno y bañado en salsa de almendra, entre otros.

Y a la voz de “marchantita pásele, aquí encuentra lo que quiere”, se entra al mercado y los olores enamoran el olfato y el paladar, al impregnar la imaginación del platillo que se saboreará.

En la capital mexicana, por ejemplo, hay mercados de abasto donde “los marchantes” diario compran los ingredientes para su comida, y hay mercados de comidas preparadas como el de mariscos de San Pedro de los Pinos, o el de la barbacoa y las flautas de Martínez de la Torre, en la colonia Guerrero.

De esta forma, la Ciudad de México cuenta con una red de 329 mercados públicos, con 70 mil locales comerciales de diferentes giros, distribuidos en las 16 delegaciones, que abastecen al 40 por ciento de la población de la capital del país.

En ellos se comercializan cada día un promedio de 12 mil 500 toneladas diarias de alimentos, y generan 280 mil empleos directos e indirectos.

LEJOS DE DESAPARECER

De acuerdo con el director general de Abasto, Comercio y Distribución del Gobierno de la Ciudad de México, Alejandro Piña Medina, el mercado público está muy lejos de desaparecer y por el contrario, se defiende y se moderniza, incluso se ha modificado el reglamento de estos centros de abasto para ampliar la lista de giros.

Y es que, no solo abastecen comida, también dan otro tipo de servicios como arreglar teléfonos celulares y equipo de cómputo, se han instalado estéticas, joyerías y tortillerías, entre otros.

“Los mercados públicos desde siempre luchan por conservar su esencia, su carácter tradicional, forman parte de nuestra cultura, tienen formas de comercialización que datan de la época prehispánica, la precolombina, y forma parte de nuestra raíz”, resaltó.

Así, los mercados públicos son un reflejo de la vida, del bullicio y del sazón de los mexicanos.

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