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De Villa Guerrero, Coahuila a La Laguna

SIGLOS DE HISTORIA

Misión franciscana de San Bernardo, establecida en Villa Guerrero, Coah. Foto de Raúl Alcántara en Google Earth.

Misión franciscana de San Bernardo, establecida en Villa Guerrero, Coah. Foto de Raúl Alcántara en Google Earth.

Roberto Martínez García, profesor de historia

Primera parte

La Familia López Ortiz

Los hombres que poblaron el actual Norte de México y en especial de la actual Villa Guerrero, en el Estado de Coahuila, fueron responsables de cumplir grandes misiones, una fue la de evangelizar y civilizar a los indígenas para lo que establecieron misiones como la de San Bernardo en 1702, otros la de lograr el sustento diario ejerciendo la agricultura y la ganadería, otra más fue la de garantizar la seguridad como los que levantaron el presidio de San Juan Bautista del Río Grande del Norte; todo esto ocurrió desde los primeros años del siglo XVIII.

Soldados o no, finalmente todos tenían el compromiso de proteger ese territorio ante los ataques de indios apaches, comanches, lipanes y toda la gama de tribus que eran presionadas por la colonización anglosajona, quien poco a poco buscó exterminarlos.

Esos pioneros de la Nueva España (soldados, vaqueros, labriegos, etcétera) estaban acostumbrados a estar alertas ante cualquier llamada de auxilio de sus coterráneos, lo que les permitió que se desarrollara en ellos el sentido de la fraternidad y la solidaridad. Ya para el siglo XIX, esa cualidad la tenían muy desarrollada, por eso no era raro ver colgando de sus enramadas el indispensable sable, mosquete, carabina o Winchester. Para ellos el tener cerca el río Bravo tuvo significancia hasta después de los tratados firmados por Antonio López de Santa Ana donde todos los que quedaron al norte del río se convirtieron en texanos, y ellos, colocados al sur, siguieron perteneciendo a México. Pero seguían cruzando el río, que está a solo 7 kilómetros de la villa de Guerrero, ahí sus aguas no son profundas, no basta más que meterse y caminar lentamente para lograr cruzarlo. Desde tiempo inmemorial esos lugares fueron aprovechados para iniciar la colonización de las tierras más lejanas del septentrión novohispano. Cuidar ganado y cultivar la tierra era lo que hacían estos vaqueros-labriegos-soldados para subsistir. Fueron gente de recio carácter, solidarios y con gran sentido de responsabilidad. Así son los hombres del norte, especialmente los del desierto, donde pareciera que la naturaleza todo lo ofrece con gran reserva, por eso todo hay que compartirlo, las enormes distancias sin ver a un ser humano provoca que los hombres y mujeres sean más abiertos al diálogo (sociables). Por eso es de admirar el porqué de ese lugar, aparentemente tan pequeño, hayan surgido hombres tan valiosos para el desarrollo del Estado de Coahuila. Solo como ejemplo tenemos a quienes fueron originarios o habitantes de ese pequeño girón de Coahuila y que lo llegaron a gobernar: Evaristo Madero Elizondo gobernador en 1880-1884), general Manuel Pérez Treviño gobernador 1925-1928, general Paz Faz Risa gobernador en 1948, general Gabriel Cervera Riza gobernador en 1941 y Ricardo Ainsle Rivera (gobernador en 1947-1948), a ellos se le podría sumar el general Francisco L. Treviño quien fue gobernador de Chihuahua en 1916. Otros personajes que fueron protagonistas de la Revolución Mexicana de 1910-1917, por supuesto fueron Mariano López Ortiz y sus hermanos, que se levantaron en armas en 1910, tal y como lo hicieron los generales Jacinto Blas Treviño González, Alejo González y muchos anónimos más. Este solo hecho le otorga a villa Guerrero el título de Cuna de Revolucionarios reafirmando la vocación que tuvieron sus antepasados como guardianes de la frontera.

La familia de Rafael López y María Concepción Ortiz fue numerosa, como se acostumbraba entonces, la consigna "tengamos todos los que Dios nos mande" era la que privó en México hasta ya muy avanzado el siglo XX, de tal manera que los hijos de ellos fueron varones los más, según se ha averiguado. Se pueden enumerar los siguientes: Manuel (1861), Rafaela (1864), Mariano (1872), Reyes (ca.1877), Antonio (1867), Pablo (ca.1878), Juan (n.d.) y José María (n.d.).

Hipotéticamente la familia vivió hasta fines de la penúltima decena del siglo XIX en la villa de Guerrero, su tierra natal, un evento importante alteró positivamente sus propósitos ya que desde el año de 1888 se tendieron las vías del ferrocarril entre la cercana Porfirio Díaz (hoy Piedras Negras, Coahuila) lugar que se encuentra a poco más de 50 kilómetros de al occidente de la citada villa. La línea ferroviaria en cuestión ya llegaba a la región llamada La Laguna o Comarca Lagunera, rica en cultivo algodonero y con expectativas enormes para cualquiera que supiera practicar el comercio, la industria y la prestación de servicios. Muchos nigropetenses, y habitantes de ese lugar aprovecharon la ocasión para establecerse en el nuevo zoco, uno de ellos fue el palestino Issa Abdala Marcos Ketaa quien poseía en la frontera una surtida mercería. Así como él, muchos fronterizos escuchaban boquiabiertos las grandes oportunidades de progreso que presentaba la gran Comarca Lagunera. Los López Ortiz no fueron la excepción y pensaron en emigrar, en 1903 ya se encontraban establecidos: Reyes como obrero y casado el 9 de enero con la señorita Nicolasa Rodríguez Carrillo vecina de Lerdo, Durango, él declaró tener 25 años. Otro hermano suyo fue Pablo, quien el 15 de enero de 1906 en la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe de Torreón, Coahuila contrajo matrimonio con María Rosenda Montellano, célibe de 19 años y originaria de Valparaíso, Zacatecas; él declaró ser comerciante y vecino de Torreón hacía siete años, ello nos hace concluir que había llegado a La Laguna hacia 1899, cuando menos. De Mariano solo se sabe que ya en 1910 estaba en La Laguna, una nota periodística fechada en junio de 1948 y publicada en El Siglo de Torreón mencionó que Mariano había llegado a la Comarca en 1892.

Llegó la Revolución

Seguramente otro factor que influyó para que los López Ortiz emigraran a La Laguna fue la influencia que ejercieron familias preponderantes de la frontera y que ya operaban en la recién promovida región. Por ejemplo, los Aguirre Benavides, cuya madre doña Jovita era originaria al igual que don Evaristo Madero de la villa de Guerrero, estas dos familias tenían fuertes lazos de amistad y negocios con los López Ortiz; de ahí la gran influencia que tanto los Madero como los Aguirre Benavides ejercieran en las decisiones migratorias y después políticas de ellos, todos tenían un mismo origen: la villa de Guerrero.

Afirma don Luis Aguirre Benavides en sus Memorias de un Revolucionario Parrense, que en octubre de 1910 empezaron a llegar desde San Antonio, Texas a la región lagunera, gran cantidad de ejemplares del llamado Plan de San Luis con la consigna que fueran entregados entre los laguneros. Además de ejemplares se envió una gran suma de dinero para comprar armas en la ciudad de Torreón, como así se hizo y en forma paulatina. Dichas armas las escondieron en algún rincón de la escalera que daba al segundo piso del domicilio, situado en la calle Morelos número 1511, en Torreón.

Eso indicaba que las acciones iban en serio, hasta esas fechas todo había sido reuniones y pláticas a favor o en contra de la rebeldía de don Francisco I. Madero por el fraude electoral sufrido, algunos de los implicados empezaron a tomar providencias, pensando principalmente en su familia, causa por lo que muchos de ellos, especialmente los que tenían posibilidades para emigrar lo empezaran a hacer, generalmente a los Estados Unidos. Algunas familias como las de los Madero, los Aguirre Benavides y la de Mariano López Ortiz a San Antonio, Texas; otras lo harían hasta ya avanzado el conflicto armado.

De los asistentes a las reuniones del complot revolucionario, don Luis Aguirre Benavides recordó a Jesús Agustín Castro, Orestes Pereyra, padre e hijo, Mariano López Ortiz, Lauro Andrés López, Abraham Ojeda, Sixto Ugalde y Alfonso Barrera Zambrano. Otros más eran Manuel Oviedo, Benjamín Argumedo, Dionisio Reyes, Gregorio A. García y Calixto Contreras. Estos celebraban reuniones secretas en diferentes casas de la ciudad de Torreón y nombraron como jefe del levantamiento a Mariano López Ortiz. El 16 de noviembre de 1910 acordaron acuartelarse en una casa del sur de la ciudad de Gómez Palacio, contando con más de 21 carabinas de diferentes calibres. Mariano López Ortiz era el vicepresidente del Club Antireeleccionista de Torreón y era el más indicado para encabezar la revuelta, pero él renunció a última hora a esa responsabilidad. El tranviario (empleado del tranvía eléctrico de Lerdo a Torreón) Jesús Agustín Castro, no vaciló en aceptar el comando del movimiento. En las ruinas de la hacienda Santa Rosa, se reunieron para distribuir armas y parque, Jesús Agustín Castro, Arturo Barrera, Orestes Pereyra, Gabriel Pereyra y Orestes Jr., Mariano López Ortiz, Enrique Adame Macías y Martín Triana acompañados de un grupo de artesanos, obreros y campesinos que sumaron 88 hombres con los cuales Castro inició la revolución en Durango, empezando por tomar la comandancia de la policía de la ciudad de Gómez Palacio, Durango. Ya después se fueron uniendo a ellos muchos más.

Del anterior párrafo se deduce que Mariano López Ortiz renunció al encargo para el que fue propuesto, pero no a la lucha armada, ¿qué fue lo que lo hizo tomar tal determinación? Quizá la preocupación por la seguridad de su familia, pues ocupando un lugar menos protagónico en la estructura militar revolucionaria podía, por lo pronto, dejar al margen de la represión gubernamental a su esposa e hijos, ya habría tiempo de trasladarlos fuera del alcance de la venganza, como así lo hizo, estableciéndolos en San Antonio, Texas.

Don Pablo Machuca Macías, cronista de Gómez Palacio, en su obra La Revolución en una ciudad del norte especifica que en realidad nadie supo cuáles fueron las causas por las que Mariano renunció a la jefatura del movimiento y asegura que "nunca se supo si fue llamado por los líderes maderistas o fue por otras razones". Agrega que, cuando los conspiradores se dieron cuenta de la salida de don Mariano al extranjero, y que fueron a preguntar por él a su hermano Pablo a la tienda de abarrotes La Tapatía, que en sociedad los dos hermanos tenían en las calles Centenario y Allende, decían que el mismo hermano lo había echado de cabeza y que lo estuvieron esperando en Santa Rosa el resto de la noche del 20 y en las primeras horas del 21, al ver que no aparecía nombraron en su lugar a Jesús Agustín Castro quien asumió el mando de la pequeña tropa rebelde. Pero otros investigadores del Colegio de México mencionan que como a las tres de la mañana los rebeldes llegaron gritando vivas a Francisco I. Madero y mueras al mal gobierno y se apoderaron del cuartel de policía, mataron al jefe, mencionan como los jefes de la insurrección a Mariano López Ortiz, Jesús Agustín Castro, Orestes Pereyra, Martín Triana y Gregorio A. García e informan que en el enfrentamiento hubo 17 bajas y varios heridos de ambos bandos. Una hora después llegaron los rurales al mando del jefe político de Lerdo. Otro investigador avala la presencia de Mariano en la revuelta, él es William K. Meyers al afirmar: "Mariano López Ortiz fue uno de los destacados asaltantes originales de Gómez Palacio junto a Jesús Agustín Castro, Orestes Pereyra, Sixto Ugalde, Gregorio A. García y Martín Triana. (Continuará)

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Referencias bibliográficas

*Acosta, Teófilo y José M. Mendívil, Directorio Político, Profesional, de Artes y Mercantil de La Laguna, 1908-1909.

*Archivo Parroquial de San Juan Bautista de Río Grande, Coahuila

*Aguirre Benavides, Luis, Memorias de un revolucionario,

*EST, El Siglo de Torreón, Robles de la Torre, José, "La Aduana, un gajo de la historia de Torreón", 31 de octubre del 2006

*Juzgado Civil de la villa de Guerrero, Coahuila

*La Gazeta de Saltillo, AMS (Archivo Municipal de Saltillo), número 3, año XIII, marzo de 2011.

*Machuca Macías, Pablo, Mil novecientos diez, la Revolución en una ciudad del norte, B. Costa-Amic, 1977.

*Registro Civil de Torreón, Coahuil

*Portilla, Santiago y Esthela Treviño, Una sociedad en armas, El Colegio de México, 1995.

*William K. Meyers, "La segunda División del Norte: formación y fragmentación del movimiento popular en

*La Laguna, 1910-1911" en Friedrich Katz, (compilador), Revuelta, rebelión y revolución: la lucha rural de México del siglo XVI al siglo XX, ERA, México, 1990.

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