Las filas para cruzar la frontera a pie este 25 de diciembre son enormes. Muchos esperan porque visitaron a sus familias en Noche Buena y deben regresar a trabajar en Estados Unidos el 26. Otros quieren disfrutar unos días de vacaciones en la Unión Americana. La frontera entre Tijuana y San Diego tiene más movimiento que cualquier otra en el mundo. Tan sólo San Ysidro registra más de 12 millones de cruces de autos y 8 millones de peatones cada año.
La inmensa mayoría de quienes cruzan son mexicanos o estadounidenses de ascendencia mexicana. Han pasado ya los tiempos en que los anglos pasaban para aprovechar las ventajas competitivas de Tijuana: una más baja edad para beber, medicinas sin receta y más baratas, una cultura diferente. Hoy los estadounidenses que no son de origen mexicano tienen miedo de cruzar.
Desde hace años se ha proyectado a la Unión Americana y al mundo la imagen de un México sumido en la violencia. Las noticias más habituales sobre México en los noticiarios de Estados Unidos tienen que ver con homicidios, fosas clandestinas y secuestros. El Departamento de Estado ofrece una advertencia a quienes consideren ir a México: "El crimen y la violencia son problemas serios y pueden ocurrir en cualquier lugar… El número de ciudadanos estadounidenses reportados al Departamento de Estado como asesinados en México fue de 113 en 2011 y de 71 en 2012".
Veinte millones de estadounidenses visitaron México en 2012. Esto significa que hubo una tasa de 0.35 homicidios por cada 100 mil estadounidenses. ¿Es alta o baja? En 2012 hubo 66 homicidios en Flint, Michigan, lo cual equivale a 64.9 homicidios por cada 100 mil habitantes. Detroit tuvo 386 homicidios o 54.6 homicidios por 100 mil habitantes. Nueva Orleáns, que sigue siendo una de las ciudades turísticas más populares de los Estados Unidos, registró 193 homicidios o 53.5 por ciento por cada 100 mil habitantes en 2012.
El otro gran problema es el tiempo. Regresar de México a Estados Unidos en auto un 25 de diciembre o un domingo por la noche, si no cuenta uno con tarjeta Sentri o Global Entry, puede llevar de dos a cinco horas. Yo me tardo una hora por el cruce de peatones de Otay, mucho más que de costumbre. Si un turista normal, sin lazos afectivos con México, se aventura a pasar la frontera un fin de semana para disfrutar de los restaurantes de Tijuana o los vinos de Ensenada, difícilmente querrá repetir la experiencia después de haber pasado horas en su auto esperando cruzar.
Los mexicanos han estado siempre más dispuestos a hacer el sacrificio. Cruzar la frontera para hacer shopping en Estados Unidos es una costumbre que se remonta muchos años atrás. En 2014 la tendencia se incrementará. El gobierno mexicano ha decidido elevar el Impuesto al Valor Agregado en la frontera de 11 a 16 por ciento. En San Ysidro el impuesto comercial, o sales tax, es de apenas 8 por ciento. Si antes era difícil competir para el comercio de Tijuana, el 1o. de enero se hará virtualmente imposible.
La frontera entre México y Estados Unidos ha sido desde hace mucho tiempo el punto de contacto más dramático entre el primer mundo y el tercero. Mientras que otros países emergentes, especialmente de Asia, han venido creciendo a tasas aceleradas y han reducido la diferencia, en México nos hemos quedado estancados y no hemos logrado avanzar.
El estadounidense promedio, con un PIB per cápita de 51,704 dólares en 2012 según el FMI, es cinco veces más rico que el mexicano, con 10,059 dólares. En ningún lugar es el contraste más notable que en la frontera entre los dos.
CONTRA EL PECADO
Más impuestos contra el pecado. Ahora son las máquinas tragamonedas las que deberán pagar un arancel 15 por ciento. La justificación es que pueden interferir en "las relaciones familiares, sociales y laborales de las personas implicadas". Los políticos aprovechan los deseos de divertirse de la gente para llenarse los bolsillos de dinero.
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