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Recuerdos del Ayer

INFIERNO Y GLORIA DE UN FUTBOLISTA

Sergio Luis Rosas

La adicción al alcoholismo de Manuel Manzo tocó fondo en 1979 cuando jugaba para el equipo Huracanes de Houston en el futbol de los Estados Unidos y se tiró un clavado en la alberca de un hotel a la una de la mañana, con tan mala suerte que al entrar a la piscina se golpeó en la cabeza y quedó inmovilizado de brazos y piernas, estando a punto de ahogarse, ya que se pegó en el fondo de la alberca, afortunadamente lograron rescatarlo con vida.

Gracias a su fortaleza física pudo recuperarse de este grave accidente y regresó a México para jugar una temporada con Chivas de 1979 a 1980, de donde pasó a Pumas, equipo con el cual se coronó campeón en la temporada 1981 al vencer a Cruz Azul por marcador global de 4-2, a la ida ganaron los Cementeros por un gol a cero en el Estadio Azteca y a la vuelta se impuso Pumas por cuatro a uno en Ciudad Universitaria.

Manuel Manzo jugó en ese equipo campeón al lado de Olaf Heredia, Jorge Paolino, Enrique López Zarza, Gustavo Vargas, Ricardo "Tuca'' Ferreti, Evanibaldo Castro 'Cabinho' y Hugo Sánchez, entre otros, coronándose campeones el 9 de agosto de 1981.

Ese fue uno de sus mejores torneos de Manuel Manzo, habiendo recibido un Balón de Oro por haber anotado el mejor gol de la temporada 1980-1981.

Su buen desempeño en ese torneo le valió ser convocado nuevamente a la Selección Nacional y participó en el Premundial de Honduras 1981 rumbo al Mundial de España 1982, en el que México fue eliminado por los hondureños al mando de José de la Paz Herrera, mejor conocido como "Chelato'' Herrera, quien años después vino a dirigir al Santos Laguna.

Después de Pumas, Manuel Manzo jugó en Tigres UANL y Coyotes de Neza, habiéndose retirado el 19 de mayo de 1987 jugando para el equipo Atlante.

Una vez que se retiró de jugador realizó sus estudios de técnico y en la División de Ascenso dirigió al equipo Zacatepec, al cual calificó en dos ocasiones a la Liguilla a principios de la década de los años noventas. Posteriormente dirigió a Toros Neza de Primera División, al cual también llevó a la Liguilla.

Las experiencias que vivió en el alcoholismo, que lo llevaron a situaciones muy complicadas, como el dejar de entrenar durante 15 días en su etapa de jugador profesional, las plasmó en el libro denominado "Infierno y gloria de un futbolista'', el cual ha tenido difusión entre quienes padecen este grave problema y los amantes de la lectura.

En la actualidad se dedica a dar conferencias a los diferentes grupos que ayudan a rescatar a quienes han caído en el alcoholismo.

Manuel Manzo será siempre recordado por su gran talento y capacidad para jugar al futbol, aunque su vida fuera de la cancha haya sido el lado oscuro de este excelente jugador.

¡Hasta la próxima!

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