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Qué hacer para que los alumnos comprendan lo que leen

ROLANDO CRUZ GARCÍA
"El que sabe leer, sabe ya la más difícil de las artes"

— Duclós

Diariamente observamos cómo los niños y los jóvenes (ahora, desgraciadamente hasta los adultos) se van alejando de la lectura, van perdiendo el contacto, el interés y la curiosidad por convertirse en lectores y lo peor, se comprende cada vez menos lo que se lee; suscitándose una indiferencia generalizada hacia el acontecer de la cultura y de lo que en la actualidad se escribe.

Lo lamentable sucede ahora, que existen textos tan importantes y tan valiosos que nos maravillan cuando llegan a nuestras manos y cuando nos permitimos un tiempo, nunca perdido, para leerlos. La extraordinaria variedad de textos y temas, que tenemos al alcance, nos invitan cada vez más a su lectura.

El otro problema, no menos grave y del que seguimos siendo testigos, es el del poco hábito por la lectura, en donde volvemos a constatar que nuestros alumnos (de la mayoría de los niveles educativos) no comprenden lo que leen.

El concepto de lectura ha evolucionado, desde su concepción como un simple descifrado de letras, sílabas, palabras o frases hasta la comprensión cabal de los textos.

La lectura no es un acto mecánico o repetitivo, sino una tarea que exige la participación interesada, activa e inteligente del lector; para leer no basta verbalizar algo puesto en letras, se trata de poner en juego el conocimiento previo del tema, las ideas y las experiencias respecto al mismo, al lenguaje e incluso del propio acto de leer. Sin todo lo anterior difícilmente se logrará comprender.

Humberto Eco nos dice que la lectura "es un acto comunicativo de diálogo entre el lector y el texto". Esto quiere decir que existe una comunicación y una cooperación entre el enunciador (autor) y el enunciatario (lector); en donde el primero pone, por decir "la mitad" del mensaje impreso en el texto y el segundo pone la otra mitad del mensaje en su mente, a nivel de comprensión. (Sánchez Lozano, C. 2004).

Es por todo ello que la lectura se convierte en una actividad compleja que exige la puesta en funcionamiento de una serie de habilidades que permiten convertir los símbolos (las letras, los grafemas) en significados, es decir, en la captación inmediata del significado de lo escrito.

La lectura significa entonces, comprender de forma inmediata el significado de la palabra. Es un complejo proceso autodidáctico, ya que el individuo la realiza por sí mismo y aprende a examinar el contenido de la obra, a analizar cada una de sus partes y cómo están expuestos a destacar lo esencial: ideas principales o temática y a comparar los conocimientos ya existentes con los recién adquiridos (Medina, et al. 1994).

Por otro lado comprensión es un término que se usa como significado: si significar es comprender, entonces significado es comprensión. La comprensión permite que el alumno capte los conceptos o ideas, las entienda, las examine de acuerdo con las evidencias comprobables que las respaldan y las conclusiones posteriores a las que nos conduce (Ruiz Iglesias, M. 2000).

Por lo tanto la comprensión lectora es la capacidad humana para comprender, emplear información y reflexionar a partir de textos escritos, con el fin de lograr las metas individuales, desarrollar el conocimiento y el potencial personal y participar eficazmente en la sociedad (Pisa para docentes, 2005).

Aquí es donde el papel del profesor como mediador del proceso de enseñanza-aprendizaje (PEA), se vuelve indispensable, por lo que deberá estimular la participación del alumno, realizar preguntas que hagan reflexionar y razonar, redirigir la participación, clarificar las ideas, pedir que extienda y argumente sus ideas, procesar la información producida por los alumnos, seguir el progreso de los estudiantes, retroalimentar el conocimiento, reconocer y alabar el esfuerzo y la producción que logre transmitir significados.

Los objetivos, en la lectoescritura, deben ser muy claros y especificar el saber que debe convertirse en conocimiento, las habilidades cognoscitivas para lograrlo, para aplicarlo y las actitudes y los valores que se generan con dichos saberes. Si no planteamos los objetivos con estas atribuciones, no se logrará la comprensión.

Las estrategias de enseñanza de la lectura de comprensión, deben sugerir métodos de enseñanza, los pasos del procedimiento y las etapas de la clase, y dichas etapas son: introducción, presentación del tema, desarrollo, reflexión sobre el tema, concientización del aprendizaje logrado. Deben incluir además, observación, comparación, relación, clasificación; análisis y síntesis; matrices de clasificación; jerarquías; ordenamiento; métodos de definición de conceptos y formas de razonamiento. Además se deben sugerir técnicas para estimular el aprendizaje y la reflexión como: el monitoreo, las preguntas, las tácticas de interacción y el manejo de grupos, entre otras.

Como puede observarse comprender lo que se lee, requiere de un extraordinario esfuerzo, no sólo del estudiante, sino también del profesor y de sus métodos y muy importante, con la ayuda de los padres de familia.

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