Cultura

Aborda Juan Villoro periodismo cultural

El periodista y escritor mexicano clausura seminario con la ponencia ‘Itinerarios del ornitorrinco: el periodismo cultural en la arena pública’

Ponencia. Juan Villoro y Ricardo Cayuela, durante la clausura del seminario Nuevas Rutas para el Periodismo Cultural, que organizó Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano.

Ponencia. Juan Villoro y Ricardo Cayuela, durante la clausura del seminario Nuevas Rutas para el Periodismo Cultural, que organizó Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano.

EL UNIVERSAL

La primera obligación del periodista cultural, dijo Juan Villoro, consiste en reconocer que trabaja en el orden de la representación, no sólo por abordar formas del arte que son, en sí mismas, reelaboraciones de lo real, sino porque la sola contemplación de los sucesos implica valorarlos, seleccionarlos, entenderlos, aplicar la subjetividad.

"En otras palabras: la realidad del periodismo no está en la 'realidad'. Todo texto es una construcción. Ser fiel a lo que ocurrió no depende de reproducirlo en forma neutra e indiscriminada sino de recuperarlo con verosimilitud narrativa. En este sentido, todo buen periodismo cultural es una pieza literaria, trabajada desde el lenguaje", sostuvo.

El periodista y escritor mexicano clausuró el Seminario Nuevas Rutas para el Periodismo Cultural, organizado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, y la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), con la ponencia "Itinerarios del ornitorrinco: el periodismo cultural en la arena pública".

El ganador del Premio Rey de España por su reportaje "La alfombra roja. El imperio del narcoterrorismo", explicó la importancia de la crónica en el periodismo cultural.

"En la crónica convergen los estímulos de todos los demás géneros a condición de que contribuyan a contar una historia verdadera, es decir, comprobable en los hechos.

Pocos géneros son más dúctiles y creativos. Sin tergiversar los hechos, el cronista puede generar una ilusión de vida, como si 'hubiera estado ahí'. La crónica mezcla lo público y lo privado. Una noticia de interés general asume ahí la intensidad de los destinos singulares. Estamos ante el más intenso cruce de la información con la emoción", dijo.

 LA ERA DIGITAL Villoro, quien estuvo acompañado del politólogo Jesús Silva-Herzog y el periodista Ricardo Cayuela, explicó que los últimos años el empleo simultáneo de Internet, la telefonía celular y la televisión "transforma la representación en un fenómeno atmosférico, el clima del que no podemos prescindir. Si los aparatos se decomponen, nos apagamos".

Y agregó: "En el tercer milenio, la representación se confunde con lo real, a tal grado que los simulacros se han vuelto hiperreales. La televisión de alta definición y el cine en 3-D reflejan un mundo más nítido y colorido que el que nos rodea. Cuán primitivos se han vuelto los espejos".

El también dramaturgo reflexionó sobre el uso de las redes sociales. "Para los arqueólogos del porvenir, ¿Wikipedia, Facebook y Twitter tendrán la importancia del Código Hammurabi, la piedra Rosetta o las inscripciones cuneiformes en el palacio de Nabucodonosor II?", cuestionó.

Aunque no desestimó el uso de esos recursos, aclaró que sería un error entender a la especie por su comportamiento en las redes sociales.

"Las biografías que ahí comparecen no sólo no son ejemplares: son poco verdaderas. Abundan los casos de gente clonada por adversarios o simples intrigantes digitales, y hay cosas que se dicen sólo porque existe la posibilidad de hacerlo. En la escritura instantánea, la sinceridad es un modo de 'pensar en voz alta', un borrador que no siempre amerita ser pasado en limpio y que, por desgracia, puede tener testigos", dijo.

Villoro refirió que el internet brindó una tecnología "para practicar el ultraje protegido por el anonimato". "El recurso prospera porque, a fin de cuentas, es inofensivo. El linchamiento requiere de un consenso que rara vez logran los insultos aislados de la red. Estamos ante una rara comprobación de la realidad. Los escupitajos no matan a nadie y permiten detectar enfermedades a través del análisis de la saliva. La colmena del vituperio que zumba en la red pertenece a este orden: descalifica al emisor, pero permite comprobar que es real".

Ante esta nueva realidad, Villoro aseguró que el periodista cultural debe asumir dos compromisos difíciles de conciliar. "Uno es tiránico, no alterar los hechos; el otro es una consigna liberadora, narrarlos como nadie más lo ha hecho. En este caso, la originalidad depende de una fidelidad literaria a lo ocurrido, de lograr la mejor versión escrita de la realidad".

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Escrito en: Juan Villoro

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