Saldrá de aquí cuando los primeros gallos canten y a puesta del sol estará en el pueblo de Matamoros y de ahí saldrá rumbo al Norte, hasta llegar a La Laguna de Tlahualilo y se va por el lado del poniente a la falda de la Sierra de la Campana (hay un punto que se llama La Tajada y enseguida hay una azufrera por la misma falda de la sierra) y se va fijando hasta ver un picacho romo que se conoce con el nombre de Picacho de la Punta del Agua, el cual está en un conjunto de lomas que al llegar ya no se mira.
Si se va por el lado del oriente, primero encuentra la mesa de San Juan y siguiendo la falda de la sierra, al norte, hay un ojo de agua que se llama de Tlahualilo, sigue el camino de herradura y se fija a la izquierda y mirará el puerto que se conoce con el nombre de Barbacocha, en donde viví algunos años robando conductas (carros de mulas) que venían de Chihuahua para Monterrey y pasaban por Cuatrociénegas.
Yo las robaba en forma de indio, se las quitaba y las metía por el puerto ya dicho, en donde tenía mi habitación, que es una cueva a la que le puse por señas cuatro baluartes de piedra de la altura de un hombre, que cubren la puerta de la cueva y tienen al frente unas señas muy conocidas que son éstas unas chorreras (bolsas) blancas.
Si necesita, busque una persona que conozca bien y el pago de ello será lo que pese y lo que pese le dará en plata por su trabajo y a mí me manda hacer una misa y todo lo demás es suyo para que viva. Yo dejé mi guarida cuando ya no tenía agua la laguna que entraba el río Nazas y los vaqueros y caporales se juntaron y me echaron de mi madriguera y me vine y en el primer asalto me agarraron y voy a ser fusilado a las cuatro y media de la tarde.
Y como dije, siguiendo al norte hasta llegar a una laguna que se llama de Jaco, de ahí a quince leguas al oriente hay un aguaje que se llama del Fraile y volteando el aguaje al mismo rumbo hay un arroyo que tiene arenas de oro y el agua no es buena para beber, esto lo vi cuando fui con una partida de indios y de ahí agarrábamos para tirar como balas y las grandes las vendíamos en Santa Rosalía de Camargo.
