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Cumbre de la Tierra

Alfonso Luquín Calvo

Nuestra última colaboración fue dedicada a la cumbre sobre desarrollo sustentable que, al menos formalmente, organizan las Naciones Unidas. Y decimos formalmente porque algunos gobiernos, pero sobre todo las empresas multinacionales, han intentado controlar la reunión. Por lo pronto, en las calles de Johannesburgo, ciudad donde se lleva a cabo este ?cónclave?, se han presentado ya las primeras manifestaciones y la represión que caracteriza a estos gobiernos ?amos del mundo? se ha hecho igualmente presente.

Nuestro objetivo ahora, consiste en presentar las diversas posiciones de los actores internacionales, habida cuenta de que en nuestra colaboración anterior hablamos ya de la posición del gobierno norteamericano y de las empresas trasnacionales de aquel país que han exigido al representante estadounidense ante la cumbre, que no se haga la más mínima concesión que lesione los intereses de las corporaciones, ante las renovadas exigencias de los países del sur, y que no se les endilgue responsabilidad alguna ante el deterioro ambiental y el subdesarrollo.

Esta es la primera cuestión que deseamos exponer. En efecto, los herederos del añejo conflicto norte-sur, agrupados de nueva cuenta en asociaciones como el grupo de los 77, por ejemplo, presionan fuertemente dentro del seno de las Naciones Unidas, para que las naciones desarrolladas implementen en forma real un sistema internacional basado en la cooperación y que no solo abran sus fronteras y den más espacios como mercado potencial a los productos de las naciones subdesarrolladas, sino que proporcionen una mayor ayuda a las naciones más pobres. Este solo hecho revela el fracaso de la pasada reunión de Monterrey sobre la cooperación para el desarrollo, ya que la exigencia se renueva y cada vez en tonos más dramáticos.

Hace una década, cuando se efectuó la pasada cumbre sobre la Tierra en Río de Janeiro, Brasil, se llegó al ?compromiso? de las naciones industrializadas de encontrar soluciones viables para alcanzar un desarrollo social y un crecimiento económico sin acelerar la degradación ambiental en el planeta. Las fórmulas neoliberales implementadas desde entonces sólo han conducido a una escandalosa concentración del poder económico de un puñado de corporaciones multinacionales, y del poder militar de los Estados que las representan. Véase a este respecto, por ejemplo, las cifras recientemente publicadas en el sentido de que sólo 50 multinacionales representan a las cien mayores economías del mundo, y 5 de ellas, leímos bien, sí, sólo 5, tienen ingresos superiores al ingreso total, es decir, sumado, de las 46 naciones más pobres. La desigualdad social en el mundo entero está fuera de toda duda; el número de habitantes desnutridos sólo ha disminuido sustancialmente en el este de Asia, mientras que en el resto del continente y en toda África se ha incrementado, y según la FAO en Latinoamérica y el Caribe apenas y podría hablarse de una ligera mejora. El crecimiento económico, intensivo en el uso de derivados de hidrocarburos, sustancias químicas tóxicas y metales pesados, ha colocado a la especie humana en peligro de extinción. Sin embargo, oficialmente la ONU declara que el objetivo de la reunión es ? renovar el compromiso con el desarrollo sustentable?.

Por favor, que no lo hagan, si así nos ha ido en los últimos diez años, que harán con el planeta en los próximos diez. Demostrado esta, por el contrario, que los intereses de las citadas corporaciones y sus gobiernos, atentan contra el equilibrio natural del planeta y que su voracidad por los beneficios es incompatible con una explotación racional de los recursos naturales.

Pero no todo está bajo control por parte de estos caballeros del imperio. Las organizaciones no gubernamentales de Sudáfrica, país empobrecido más que nunca por la expropiación forzosa de sus tierras, la falta de empleo y el hambre, han lanzado una amenaza total, al grito de ?reunión de ricos y poderosos?, ?son parte del problema y no de la solución?, empiezan a promover una magna movilización para el próximo 31 de agosto y marchar hasta el centro de convenciones donde se realiza la reunión y acabarla. Ante la segura represión declaran ?que se llenen las cárceles de pobres?. Dependerá del número de participantes que logren reunir para que dicho evento cobre magnitudes de evento histórico, ya que de resultar cierto, sería la primera vez que estos grupos, llamados globalifóbicos, logren la cancelación de una reunión internacional del centro del imperio. En este contexto, empieza a generalizarse la opinión de que no se llegará a ningún acuerdo concreto y las expectativas sobre la reunión van, desde aquellas que la consideran una reunión intrascendente más, hasta quienes esperan una lucha mejor organizada de los opositores a esta nueva fase del desarrollo del imperialismo, iniciada con el fin de la guerra fría, que se ha dado en llamar globalización.

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