Tragedia. La misa para el eterno descanso de Claribela, Dulce Jacqueline y Sergio Iván, se llevó a cabo en el templo María Madre de la Iglesia, lugar hasta donde acudieron familias enteras de la comunidad de Juan Eugenio.
‘No pude más... no pude hacer nada’, dice Apolonio, padre de los menores fallecidos.
Por las calles del ejido Juan Eugenio, se respira una profunda tristeza la misma que se refleja en el rostro de Apolonio Rodríguez y Mayela Andrade, padres de los pequeños que fallecieran a consecuencia del descarrilamiento de un tren, registrado la madrugada del sábado.
El suceso conmocionó a la comunidad entera. Decenas de familias se reunieron ayer por la mañana en el templo de María Madre de la Iglesia, para dar el último adiós a Claribela, de tan sólo cuatro años de edad; Dulce Jacqueline, de diez y a Sergio Iván, de 17 años de edad, quienes fallecieran al interior de su habitación, luego de que uno de los vagones se impactara en ella y los dejara sepultados.
Cindy Gabriela, de 14 años, logró salir con vida. "Papi, sácame de aquí", gritaba la menor, quien se encontraba atrapada entre los cimientos de la humilde casa. "La saqué... y a mis otros hijos... (rompe en llanto), las llamaradas estaban muy fuertes y no pude más, no pude hacer nada", dice Apolonio, totalmente devastado.
Con moretones y raspones en su ojo y brazo izquierdo, Gabriela sólo recuerda que tras el impacto del vagón, salió disparada de la habitación que compartía con sus hermanos; lo demás, lo ha olvidado por completo.
Mayela, visiblemente afectada, cuenta que minutos antes del fatal accidente, Apolonio había ido al cuarto de sus hijos para cobijarlos por última vez.
"Como se había ido la luz cuando llegó, le dije: levántate porque ya llegó, ve a ver si están cobijados y dijo que sí, cuando entró (al cuarto) oímos el ruido", dice tratando de contener el llanto.
Totalmente indignada y triste, Lorena, tía de los menores, comentó que esta tragedia se pudo haber evitado. "Se supone que en cada rancho tiene que ir despacio... si el tren no hubiera ido tan recio no le hubiera pasado nada de esto a mi hermano ni a sus hijos".
ESPERANZA
"Toda la gente me dice lo mismo, que le eche ganas, que no me deje caer, sobre todo por mi hija y mi señora", comenta Apolonio abrazado de su pequeña Cindy Gabriela.
Ahora que este accidente ferroviario le arrebató a sus tres hijos y lo dejó sin patrimonio, Apolonio sólo espera que las autoridades de la empresa Ferromex cumplan su promesa de ayudarlos.
"Nos dijeron que todos los gastos los cubrirá Ferromex y que nos darán una indemnización, desconozco de cuánto porque el trato lo hizo mi padre y un sobrino", comentó aferrándose a los brazos de su hija.
MAYELA ANDRADE
Madre de los tres menores fallecidos
