Entre los 14 y los 20 años de edad, los cambios hormonales provocan una serie de alteraciones en la piel.
Para la dermis está etapa resulta decisiva porque, si no se tienen los cuidados adecuados, se podría dañar de forma irreversible.
La adolescencia es una etapa determinante en la vida de cualquier persona porque es la transición de la niñez a la edad adulta.
Entre los 14 y los 20 años de edad, los cambios hormonales provocan una serie de alteraciones en la piel: mayor secreción sebácea, desórdenes en los folículos pilosebáceos, más producción de sebo, poros dilatados, espinillas y granos.
El dermatólogo Enrique Fidel García, presidente de la Fundación Mexicana para la Dermatología, expresa: “La mayoría de los adolescentes presentan una piel grasa, con formación inicial de comedones. De hecho, esta es una de las 10 causas de consulta dermatológica”.
Ritual básico
Los cuidados básicos de la piel joven se sustentan en tres puntos: limpieza, exfoliación e hidratación y tonificación.
Los adolescentes no son muy dóciles al momento de seguir una rutina de cuidado de la piel. En general, son rebeldes por naturaleza, en todos los sentidos.
Por ello, se han creado líneas específicas para tratar los problemas cutáneos de los adolescentes, los cuales tienen ciertas características que hacen que los jóvenes puedan seguir una rutina de cuidado.
Primero, deben de ser agradables para el paciente; segundo, deben de tener activos útiles como ácido salicílico, peróxido de benzoílo, cucúrbita, pepo o zinc.
Todo debe de iniciar con una buena rutina de limpieza. Algunas veces, ésta es suficiente para controlar el problema, porque no todos los adolescentes tienen acné, sino que algunos sólo presentan la seborrea propia del cambio hormonal.
Para evitar complicaciones, se deben hacer los ajustes necesarios en función a los cambios que se vayan presentando con la edad.
Cuando se trata de un problema severo, que no se controla con limpieza e hidratación solamente, es necesario acudir al dermatólogo, quien señalará el tratamiento médico pertinente para resolver el problema.
El cambio de un producto se realizará cuando éste ya no sea efectivo para el paciente.
