Volver a cantar esta vieja canción nos introduce de nuevo al mundo de la magia.
Nos hace recordar aquellos años de nuestra niñez en el pueblo tan apartado y tan virgen.
Porque las carreteras estaban lejos, los durmientes del tren también, así que las tentaciones y los avances del modernismo quedaban retirados.
Y había mucho espacio para la imaginación.
Cada domingo, en la tienda de abuelito nos permitía encender la radio para escuchar primero a un locutor que se llamó Manuel Bernal, describiendo bellas historias, entre ellas la de un ratón vaquero o la de unos cochinitos dormilones.
Y luego se hacía la presentación de un personaje que fue nuestro ídolo, se llamó Francisco Gabilondo Soler e iniciaba su actuación cantando:
¿Quién es el que anda ahí?, es Cri-Cri, es Cri-Cri.
Desde niño uno se va inclinando hacia donde está su propio camino.
El nuestro se vio tentado por las letras que primero desfilaban en pequeño grupo, como vocales. Después nos fuimos con todas las demás para ir formando palabras.
Desde entonces nos dimos cuenta que Francisco Gabilondo Soler poseía la magia de despertar la imaginación. Lo comprobamos hoy junto a ese niño que ve el despertar de su mundo con unos ojos de admiración y sorpresa, y que se alegra cuando escucha que.
Las siete ya van a dar.
Usted, que tiene niños pequeños en casa, despeje la garganta y déle vida a tan bonitas canciones infantiles.
Gabilondo Soler compuso muchísimas canciones, todas incomparables, demostrando el ingenio de un veracruzano que empezó cantando a los noctámbulos y terminó como el gran mago de la infancia mexicana.
