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Ser Humano / ENFRENTAR LA MUERTE

Psicólogo Ricardo Mercado Dávila

La muerte es algo inherente al ser humano. Nos acompaña diariamente aunque no hablemos de ella. Sin embargo, cuando la mencionamos, sentimos miedo y preferimos evitar el tema, porque es uno de los fenómenos que más preocupa al Ser Humano. Es un hecho que nadie puede evitar que suceda y que a todos nos enfrenta con lo desconocido.

Algunas personas, en circunstancias especiales, no pueden dejar de pensar en la muerte: nos referimos a los pacientes terminales.

Las definiciones médicas indican que un enfermo terminal es aquél que padece una enfermedad que experimenta una evolución progresiva en el tiempo y que lo llevará a morir a corto plazo.

Cuando a una persona se le diagnostica una enfermedad grave, los temores se agolpan inmediatamente en la mente y el espíritu. Comienza a pensar que tal vez será un estorbo para la familia, que perderá su independencia, que será abandonada por sus familiares y amigos. Igualmente piensa en la cantidad de proyectos de vida que tenía por hacer y que ahora se ven interrumpidos. Se llena de angustia al saber que debe desprenderse de las personas y las cosas que han formado parte de su vida. Piensa en cómo quedará su familia una vez que fallezca.

Además de las situaciones descritas, el paciente pasa diferentes fases en un modelo de comportamiento que se desarrolla a partir del conocimiento que la persona tiene del alcance de su enfermedad.

Su primera reacción es la negación y el aislamiento. En esta etapa, el enfermo no admite su enfermedad. Se niega a creer que él la está padeciendo. El enfermo se encierra en sí mismo, se aísla y con frecuencia escuchamos que comenta frases como ?...esto no me puede estar pasando?, ?...el médico se equivocó en el diagnóstico?, o ?...qué he hecho yo para merecer esto?.

La negación es un mecanismo de defensa, que se manifiesta sólo en el momento en que el paciente se entera que tiene una enfermedad grave y le queda poco tiempo de vida.

Luego, entra en la etapa de resentimiento donde, al no poder seguir negando su enfermedad, tiene ira, rabia, resentimiento contra el mundo. Se siente víctima de la vida, el destino, de los demás, del mundo en general. Con regularidad dice cosas como ?estoy muriendo y los demás llenos de vida?. En esta fase la persona enferma, se vuelve rebelde, irascible, intolerante, exigente y caprichosa.

En la fase de negociación, el enfermo acepta su situación y comienza a realizar acuerdos en relación con su enfermedad. La persona afronta con mayor tranquilidad lo que le ocurre y pide tiempo para solucionar algunas cosas pendientes.

Negocia con Dios y puede incluso, llegar a tener esperanzas injustificadas de que su enfermedad tenga cura. Piensa alternativas: ?si me cura haré tal cosa? o ?si salgo de ésta seré de tal forma?. Es una etapa difícil, ya que el enfermo reconoce por primera vez, que tiene ?algo? que lo va a llevar a la muerte.

Una vez superada esta fase, la persona queda sin expectativas al ver que no pudo negociar nada. Se deprime y comienza a pensar en el tiempo que perdió en su vida, las cosas que pudo haber hecho y no hizo y se aísla de la verdad. Vuelve a caer en estados depresivos graves en los que no desea hablar con nadie. Llora y se lamenta por futuras pérdidas y empieza a desprenderse de cosas y objetos que durante toda su vida han tenido un gran valor. Es en este periodo de depresión donde se dan incluso algunos suicidios.

En la etapa de la aceptación, la persona admite definitivamente que va a morir, aunque hasta aquí, siempre tuvo la esperanza de que exista algo que le salve la vida. Sin embargo, cuando cae en cuenta de que esto es imposible, comienza a experimentar una gran paz espiritual en la que sólo desea morir tranquilamente. Se muestra desinteresada y quiere, más que nunca, estar sola. En este momento, es fundamental el comportamiento de la familia, pues si ésta no ha logrado comprender la situación, provocará comportamientos más difíciles para el enfermo terminal.

Por otra parte, el enfermo llega de una manera más rápida y tranquila a reconocer su situación en la medida en que haya tenido mayores realizaciones en su vida.

Estas etapas no se dan necesariamente en la forma que las he descrito anteriormente. Algunos viven unas y no otras, o una vez que llegan a la fase de aceptación retroceden y pasan a vivir etapas previas.

Estas fases y sus características dependen de que se le comunique o no al enfermo su estado terminal. Creemos que la persona que la padece tiene derecho a saber de su estado para así, poderse preparar y vivir los últimos días de su vida haciendo lo que considere pertinente a sus fines y objetivos.

Cada persona se enfrenta a la muerte de manera diferente y ante esta posibilidad, existen tantas reacciones como personas en el mundo. Pero, las mismas están determinadas en gran medida por la edad y la personalidad de cada quien.

Saber enfrentar la muerte, es saber vivir, es saber Ser Humano.

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