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La COP26: Entre el desaliento y acuerdos mínimos

A la ciudadanía

MANUEL VALENCIA CASTRO

Los discursos de apertura y los que le siguieron en los primeros días de la Conferencia de las partes sobre medio ambiente en su edición 26 llevada a cabo en Glasgow, Escocia, crearon una amplia expectativa de que tendríamos negociaciones ágiles con resultados pertinentes para frenar el calentamiento global y los desastres del cambio climático.

Por lo menos esa fue la primera impresión, cuando escuchamos al Secretario General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) António Guterres decir un duro mensaje al mundo: "Estamos cavando nuestra propia tumba, debemos dejar de tratar a la naturaleza como un retrete (excusado)", y "pidió una mayor determinación para mitigar los efectos del cambio climático y tomar acciones concretas e inmediatas para reducir las emisiones globales en un 45% para 2030; un esfuerzo que debe ser liderado por los países desarrollados." Todas las participaciones siguientes seguían contando la misma historia de las COP's pasadas, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para detener el aumento de la temperatura del planeta hasta un nivel inferior a 2o centígrados y no mayor de 1.5oC. así como los cuestionados financiamientos de las naciones ricas para apoyar a los países pobres a sortear el vendaval del cambio climático. Tema que nos recuerda el fracaso del tratado Kyoto.

Con estos temas circulando en la "conceptosfera" de la Cumbre, y con un deterioro evidente de la cultura política de la negociación y el acuerdo, las pláticas avanzaron dando tumbos, a menudo obstaculizadas por el fuerte lobby petrolero o cabildeo de grupos y naciones con intereses particulares. La BBC News dio cuenta de ello, algunos países intentaron influir en el documento final, para evitar acuerdos sobre la emisión de gases de efecto invernadero.

Con dificultades las mesas de negociación y con la guía del sexto informe del IPCC dirigido a estos líderes, se dieron cuenta de la importancia relativa de los diferentes sectores en su contribución a las emisiones totales de gases de invernadero, la industria junto con la generación de energía es de 42.11%, la agricultura, ganadería y forestería 29.9%, el transporte con 23.27%, Edificios y servicios 20.99% y residuos 3.66%.

Y que los gases que están perturbando el efecto invernadero son el dióxido de carbono con un 55%, los clorofluorocarbonos (CFC) 24%, el metano 15% y el óxido nitroso 6%. Sin embargo en el sexto informe del IPCC se considera como los principales gases de efecto invernadero el primero y los dos últimos.

Con esta y otra información técnica, se avanzó en en la aceptación de un primer planteamiento: las nuevas estimaciones sobre las probabilidades de sobrepasar el nivel de calentamiento global de 1.5 grados Centígrados en las próximas décadas y que a menos que las emisiones de gases de efecto de invernadero se reduzcan de manera inmediata, rápida y a gran escala, se podría alcanzar el objetivo de limitar el calentamiento a cerca de 1.5 oC o incluso a 2 oC. Esto no les gustó al lobby petrolero y se pusieron a cabildear para que desapareciera del documento lo siguiente: "se reduzcan de manera inmediata y rápida". Lo cual no fue aceptado.

Siguiendo este hilo la pregunta es ¿por cual combustible se inicia la restricción de uso de tal manera que reduzcamos el dióxido de carbono? La respuesta no se dejó esperar y se señaló al carbón que se usa ampliamente en la generación de electricidad, la producción de acero, la fabricación de cemento y la producción de combustibles líquidos. El carbón, además de ser el combustible que más contamina con la generación del principal gas de efecto invernadero, el dióxido de carbono, su consumo mundial ha crecido más rápido que cualquier otro combustible. De manera que no fue difícil escogerlo para planear dejar de usarlo.

Un tema pendiente que se había dejado de lado y no mostraba avances importantes es el de la restauración de los bosques del planeta, un tema ambivalente porque por un lado, la deforestación e incendios dejan escapar todo el dióxido almacenado, elevando aún más, la contaminación perturbando el efecto de invernadero, por otro lado, contar con masas sanas de bosques y selvas en el planeta contribuye de gran manera retirando de la atmósfera hasta 289 gigatoneladas por año de carbono. Esto favoreció que se firmara el acuerdo de Terminar con la Deforestación, la meta es que en nueve años , es decir de aquí a 2030, los países firmantes detengan y reviertan la pérdida de bosques y la degradación de la tierra. Un reto igual de complicado que los anteriores. Se me dificulta imaginar a Bolsonaro impulsando en el Amazonas este acuerdo.

Estados Unidos y la Unión Europea impulsaron el compromiso global de metano, el objetivo es reducir las emisiones globales de metano en el 2030 por debajo de un 30 por ciento de los niveles registrados en 2020.

En resumen, el acuerdo logrado en la Cumbre Climática COP26, planea reducir la dependencia del carbón y promete más dinero para ayudar a los países más pobres a lidiar con los impactos de un planeta más caliente. El acuerdo original planeaba dejar de usar el carbón y por iniciativa India y China se quedó como reducción gradual. Los países asistentes (197) se llevaron de tarea la elaboración de planes más realistas de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y de frenar la reforestación, de esto dependerá, así lo entiendo, el financiamiento para mitigación y adaptación al cambio climático.

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