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Deseducando

Diálogo

YAMIL DARWICH

Decimos que educar es "sacar lo mejor de cada persona"; se trata de dotar al aprendiz con las herramientas necesarias para que sea útil socialmente: "que sirva y no solamente se sirva".

Educar se refiere a la formación de humanos que, además de valerse por sí mismos, estén armados con las herramientas necesarias para ser aportadores sociales, útiles, responsables, respetables y reconocidos como buenas personas.

Se trata trabajar para que los humanos seamos capaces de ser útiles por encima de utilitarios; adquirir capacidades para contribuir en crear mejor vida social y no beneficiarse de ella en forma mezquina.

Para lograr lo anterior las escuelas fijan áreas de trabajo en el estudiante, buscando desarrollar habilidades y destrezas en todos los sentidos; lo que ahora llaman "competencias para la vida".

Enfocan esas áreas de educación cuidando el desarrollo de conocimientos y habilidades científicas y tecnológicas que deberían ser orientados con sentido humanista.

Es evidente y preocupante que, actualmente, la escuela ha descuidado el desarrollo del compromiso humanista con la mejor excusa: falta de tiempo, que utiliza para enseñar a "hacer cosas", pero descuidando los "para qué" hacerlas.

Así profundizó la deseducación desde mediados del siglo anterior y, como consecuencia, muchos mal educados miden el éxito en acaparamiento de bienes y dinero.

La fórmula que se auto-imponen es: trabajar para tener y comprar -consumir- demostrando así su valía y poder social; luego: ostentar para ser reconocidos como triunfadores.

Recordemos que somos gregarios y necesitamos estar con y entre la gente; sabernos aceptados y reconocidos individualmente; así, cuando deseamos ocupar un buen lugar social, buscamos la manera de alardear -como nos han deseducado- buscando reflejar éxito.

Siendo esas las medidas de aceptación, entonces las perseguimos afanosamente, si es necesario violando el pacto social tradicional que representa orden y respeto para los demás. Es una fórmula para deseducar y favorecer el incremento de defraudadores, ladrones, corruptos, asesinos, hasta despertar personalidades psicológicamente enfermas.

Nos programan a comprar para tener, aunque eso represente romper con los valores humanos y sociales establecidos, llegando inclusive a transformar palabras "positivas" como bien, verdad, belleza, justicia, solidaridad, etc., en "negativas", con redefiniciones emocionales de: tonto, iluso, desadaptado, soñador, fracasado, etc.

Introducimos en casa la deseducación con cómodo beneplácito, permitiendo que muestren indiferenciadamente, en televisión y/o computadoras, escenas que favorecen lo negativo.

Hagamos un ejercicio: observemos programas de televisión y contemos los actos de actividad sexual profunda, más allá de lo implícito, explayándose en lo innecesariamente explícito; vea a los personajes, émulos propuestos para imitar, consumiendo drogas mezcladas con alcohol y otros muchos mensajes que hacen parecer natural lo que hasta hace poco era inmoral: deseducando.

Se trata de vender por encima de la salud psíquica y hasta física del comprador. También eso es deseducar.

Con tales antecedentes -si le parece que exagero, disculpe, no siga adelante- podemos entender la ansiedad por "tener", particularmente entre los más jóvenes o los deficientes educativo-escolares.

Obtener recursos para vestir a la moda, poseer el celular con muchas funciones, un coche que muestre estatus y suficiente dinero en la bolsa para consumir, son las imágenes que nos han sembrado consciente y subconscientemente.

El fin último es "ser", teniendo los medios para sobresalir y lograr acceso a satisfacer el gusto y el placer. Muchos menores ya no entienden la vida de otra manera.

Si acaso escapamos de la deseducación en casa, en la calle nos esperan "emboscados" los anuncios panorámicos, mensajes auditivos por la radio, impresos en revistas y las manifestaciones de otros humanos que, como nosotros, desean ser reconocidos.

Por ello, tener dinero es más que importante; es vital para poder "pertenecer" y ser "aceptados", la razón más importante para buscarlo por todos los medios. Los incapaces laborales, buscan sus alternativas posibles: robar, vender drogas, timar, hasta secuestrar y asesinar.

Nos deseducan enseñándonos que "el fin justifica los medios"; hasta intercambiamos votos por vagancia.

Espero que no esté en una de las situaciones extremas que cualquiera de nosotros puede vivir en nuestras personas o con los cercanos; si Usted no se incluye en los agredidos gravemente, le invito a revisar qué tanto han sido afectados sus familiares; si ya padece algunas de las consecuencias busque ayuda profesional, tomando en cuenta que "encontrar la solución, es lograr la curación".

Le escribo esta entrega influenciado al leer el desorden social que estamos viviendo y la insistencia de muchos tendenciosos de "ponernos vendas en los ojos" para que no alcancemos a vislumbrar la realidad y sigamos siendo víctimas de esta nueva forma de mal vivir, encadenados a la rueda del consumismo.

Los cambios en el sistema educativo -presencial, semipresencial o a distancia- nos dan la oportunidad de actuar. ¡Aprovéchelos!

Aquellos que tienen grandes carencias emocionales y que, probablemente, cuentan con algunas predisposiciones genéticas, serán los primeros victimizados, pero los demás no estamos exentos.

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