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PIÉNSALO, PIÉNSALO

DE NADA SIRVE VER, CUANDO SE TIENE LA MENTE CIEGA

ARTURO MACÍAS PEDROZA

El relativismo niega la verdad, "todo es igual", "cada quien su verdad", "nadie tiene derecho a imponer su posición sobre los demás (solo ellos)"… Esto desaparece en tantas personas el sentido de la vida, la dignidad de persona humana, los valores humanos, la capacidad de hacer juicios sobre sus actos, entre otras cosas. Todo se puede llegar a pactar, todo es negociable, incluso los derechos fundamentales de la persona como el de vivir.

El relativismo considera que la verdad depende absolutamente de las condiciones propias del sujeto y puede variar de individuo a individuo, de grupo a grupo, de época a época, sin que exista ningún criterio objetivo. Considera imposible para el hombre alcanzar verdades absolutas. Los "tiempos líquidos" (Baumann) niegan toda verdad que se imponga por su misma evidencia; por eso podemos "olímpicamente" crear "otros datos" que se acomoden a mis preferencias u opiniones.

No es malo cuestionar las cosas para buscar la verdad, pero cuestionar hasta lo incuestionable, rechazando irracionalmente la verdad es renunciar a una de las cualidades propias del ser humano que es la razón y a su objetivo propio que es buscar la verdad. Es renunciar a nuestra responsabilidad de ser persona humana.

Decía Aristóteles que todos los hombres desean por naturaleza conocer la verdad; es decir, el acto por el cual los la inteligencia capta y conoce la realidad. Las cosas son verdaderas porque son y por ello se pueden conocer, y no al revés. La verdad no se construye según la voluntad sino por el contenido del objeto reflejado. Creer que el pueblo es sabio es olvidar la manipulación de que puede ser objeto; el pueblo sí se puede equivocar y lo ha hecho. Toda violación de la verdad no es solamente una especie de suicidio del embustero, sino una puñalada en la salud de la sociedad humana (Ralph Waldo Emerson). Es cierto que nuestra racionalidad nos lleva naturalmente a buscar la verdad, pero con el relativismo no solo se deja de buscar la verdad, sino que incluso se le rechaza sin ningún tipo de remordimiento, pues, como decía Franz Kafka, "si todas las ideas valen lo mismo, entones ninguna vale nada".

La verdad la necesita todo hombre para vivir, es la vida misma, jugar con la verdad siempre supone jugar con la vida. (Janouch Gustav, Conversaciones con Kafka, Barcelona, Destino, 1999, pp. 282-283). Al relativizar la verdad, ya no la juzgamos racionalmente. Ir en contra de la evidencia no es un signo de modernismo o progresismo, sino necedad. "Esta mula es mi macho". Un gobierno que no admite en ningún sentido sus errores, está retando nuestra razón humana y privándola de todo sentido. Hoy es más urgente que nunca buscar la verdad pues en ella se basa nuestra actuar. No reconocerla produce un egocéntrico permisivismo que no reconoce nada como definitivo.

La verdad ilumina la inteligencia y modela la libertad por lo que rechazarla es dejar que impere la mentira y la libertad es ilusoria; el opinar no requiere instancias objetivas; el entendimiento mutuo se torna difícil; el fanatismo y las obstinaciones se implantan. Quitémonos la venda de los ojos y busquemos sinceramente la verdad.

(Cfr. Gracia Triñaque, Marco Antonio, y lo sapiens … ¿Dónde quedo? Cuestiones antropolígicas y bioéticas actuales, Fundación Incluyendo México A. C. 2019)

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