Por fin se acabó el misterio y la comedera de uñas que traían varios que aspiran pasar a vivir en el acierto durante la próxima administración municipal de Torreón. La sorpresa es que Xavier Herrera Arroyo, subsecretario de Egresos de la provincia de Coahuila, será el flamante encargado de revisar todos y cada uno de los perfiles de los directores que suspiran despachar en el edificio más caro de la ciudad. Y es que nuestros subagentes, que todo lo ven y todo lo oyen, nos comentan que es tanto el merequetengue que se traen quienes juran y perjuran que se merecen un lugar en la sagrada nómina municipal, dizque por los méritos realizados en campaña, que muchos ya hasta andan consiguiendo asistentes, muebles, asesores y proveedores; tan es así que era necesaria su dosis de "ubicatex" y un buen manotazo, nomás para que no anden de avorazados.
Con eso de que muchos ya empezaron a repartir los jugosos puestos, de seguro les caerá como patada de mula que meta las manos en esto el exgerente del Simas, quien le sabe bien al tema, conoce a todos los suspirantes y sabe "de qué pie cojean". Por ejemplo, a decir de los subagentes, en la libreta de don Xavier está apuntado que Lupita Richards, enlace de Comunicación Social en la región Laguna, pese a tener una plaza dentro de la burocracia estatal desde hace años, ya se sueña al frente de una dirección en el próximo Ayuntamiento, aun cuando en la campaña electoral se la pasó causando problemas, con agendas equivocadas, desorden en las direcciones de envío de boletines insulsos -por cierto, de tres párrafos-, por lo cual recibió el "fuchi" de los medios por su trato y quedó muy mal parada. No obstante, dicen que muy quitada de la pena ya anda repartiendo las plazas en esa área.
A esto hay que añadirle las traiciones que están a la orden del día, pues es larga la lista de funcionarios municipales del actual Gobierno del PAN, que ya están pasando información a la gente del RIP… Digo, PRI, para que, ahora sí, encuentren las "irregularidades". Uno de ellos es el actual director jurídico del Ayuntamiento, Jesús Ramón García Colores, que le anda vendiendo su alma al diablo con tal de quedarse otros tres años en la sagrada nómina.
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Y a propósito de la sagrada nómina, durante la encerrona que el miércoles tuvo en la capital del sarape el "góber" Miguel Riquelme con los alcaldes electos, además de leerles la cartilla en eso de que su trabajo es "de gallo a grillo", les dejó en claro que la suerte del resucitado Partido Revolucionario Institucional para el 2023 está literalmente en sus manos, así que tendrán que dar buenas cuentas en su desempeño político y administrativo; pero llamó la atención que a todos les hizo la "atenta recomendación" de que ni se les ocurriera darles trabajo ni en las contralorías ni en las tesorerías a parientes o amigos, porque esos puestos estarán vigilados "con lupa" y sobre aviso no hay engaño. Ojalá la admonición fuera para todas las áreas, porque es bien sabido que los políticos protegen a sus familiares y amigos porque "pobrecito tiene necesidad". A propósito del gobernador de la provincia de Coahuila, volvió a hacer corajes luego de conocer la emisión de alerta de viaje que hizo Estados Unidos a la provincia por el tema de los secuestros, y de inmediato mandó un atento oficio a la embajada de Estados Unidos en México para que le den audiencia y, con bolitas y palitos, mostrarles los indicadores de seguridad en estos rumbos y cómo, a pesar de las zonas metropolitanas, Coahuila es una cosa y los demás estados, otra. A ver si le hacen caso…
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Luego de que la semana pasada, desde la "capirucha" del pan de pulque, nuestros cizañosos subagentes balconearon a algunos "vivillos" que se pusieron a soñar con la posibilidad de que el gobernador de Coahuila pidiera licencia para irse de mandamás al comité ejecutivo nacional del PRI, a tratar de sacarlo del barranco, nos comentan que, de los mencionados, de plano el pastor del rebaño legislativo coahuilense Eduardo Olmos Castro decidió no meterse en aprietos y se desmarcó, pues ya lo vio como lo que es: un sueño guajiro para él; pero los subagentes nos dicen que quien sí se mareó y podría quedarse en el camino es el diputado federal electo Shamir Fernández, "consentidazo" del sistema, dos veces diputado local y que prometió lograr 100 mil votos en el Distrito 06, pero llegó de panzazo a los 80 mil. Don Shamir tiene por ahí unas "cuentecillas" pendientes, pues el año pasado anduvo amenazando con irse a Morena, pero finalmente reculó -así se dice-, regresando al camino del "bien", y a partir de septiembre será un becado… Perdón, diputado federal. Mientras, quien dicen las lenguas de doble filo entendió la virtud de la prudencia con solo una vez que probó la congeladora, por lo que ahora es el mejor portado, es el alcalde de la "capirucha" del pan de pulque, Manolo Jiménez, a quien en una cena con empresarios muy concurrida y en franco apapacho le sugirieron que como era el elegido por el dedo del inquilino del Palacio Rosa para sucederlo, ya debería ponerse a trabajar para evitar las sorpresas como las que dio Morena en otros estados del país.
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El que tuvo que salir a defenderse como pudo fue el dirigente de lo que queda del PAN Coahuila, Chuy de León, quien tuvo que salir a decir que son "una minoría" los consejeros que públicamente pidieron que deje la dirigencia del partido para que otro lo atienda. Con desparpajo, le parece que no tienen razón de exigir su salida el exdiputado Juan Antonio García Villa, la excandidata a alcaldesa de Satillo Tere Romo, Pedro Ávila Aguilera, empleado del Simas, María Eugenia Cázares, el regidor monclovense Ariel Venegas y hasta el propio presidente municipal electo de la ciudad del acero, Mario Dávila Delgado, quien no ha olvidado lo que le hizo en 2019 el panista lagunero. Pese a los desastrosos resultados que dio en el pasado proceso electoral, ni suda ni se acongoja por el triste papel que jugó. Se le olvida que ya van dos derrotas al hilo, pues en la elección de octubre del año pasado el resucitado PRI obtuvo "carro completo" y se ganaron las 16 diputaciones locales. Ahora perdieron su bastión más importante en la provincia: Torreón, por lo que, pese a su deslinde, todos andan ansiosos y con hartas expectativas del próximo 26 de junio cuando sesione el Consejo Estatal. De Guillermo Anaya, ni sus luces, aunque es otra cabeza que quieren que ruede.
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La razón por la que el alcalde Jorge Zermeño regresó "muy tranquilito" a terminar su gestión, dicen los bien enterados, es porque tiene que "planchar" todos los asuntos relacionados con las cuentas públicas. Como perdió estrepitosamente la mayoría de los ediles, cuando varios de sus incondicionales ilusamente decidieron cambiarse al bando de Morena, pues ahora tendrá que hacer negociaciones con varios de ellos; incluso, pagar caro su amor, como es el caso del regidor de los taxis, Ignacio García Castillo, si es que quiere irse con las cuentas aprobadas, y más ahora que los recursos se acabaron por eso de las campañas. No se sabe de dónde van a sacar para comprar cientos de boquillas que se necesitan para poner en marcha el operativo del Alcoholímetro y hacerles las pruebas a los conductores. O quizá, como es costumbre, van a recurrir al "pase de charola" con los empresarios para que se los donen.
Hablando de regidores, dentro del RIP también se cuecen habas. Los subagentes, disfrazados de gordita de asado, nos reportan que el buen Enrique Sarmiento anda haciendo de las suyas para armar su propia fracción de ediles y, pues, controlarlos. Entre cafecitos y comiditas corridas se la pasó estos días, hasta que el chisme le llegó al alcalde electo, "el mini bien peinado" Román Alberto Cepeda, quien ni tardo ni perezoso empezó a llamarlos a todos a cuentas para decirles dos cosas: que el manejo de la estructura se rige desde el Palacio Rosa y que en lo sucesivo el enlace con la sociedad civil será el priista que salió del clóset y antes navegaba con la bandera empresarial, Luis Cuerda. Así las cosas…
Verdades y rumores
