Columnas Social

Algunos gentiles gentilicios

Las palabras tienen la palabra

JUAN RECAREDO

El gentilicio es algo que todos tenemos, como el ombligo… pero ¿dónde lo tenemos? No, no es alguna parte del cuerpo ni es un órgano de nuestra humanidad. El gentilicio es un adjetivo que indica nuestro lugar de procedencia.

¿De dónde son los japoneses? Pues de Japón. ¿Y los nipones? Pues de Japón también. ¿Y entonces? Bueno, es que todos tenemos varios gentilicios. Algunos de ellos no se derivan del nombre del lugar geográfico de nuestra procedencia sino de algún hecho histórico o arcaico.

Nosotros somos mexicanos, pero de repente saldrá alguien que nos llame aztecas, como a los argentinos les decimos gauchos y a los uruguayos charrúas, mientras que los chilenos son los huasos. Esos son personajes populares, típicos del pueblo como sería el charro en México.

Así los húngaros son también magiares, nombre que les viene de una denominación anterior de su nación.

Los nacidos en Buenos Aires son bonaerenses, pero también se les conoce como porteños y todo hace aparecer que sus habitantes fijos o flotantes piensan que Buenos Aires es el único puerto del mundo.

Los que nacieron en Tánger son tangerinos, los de Troya fueron los troyanos; los de Venecia son los venecianos, pero los lusitanos ¿de dónde son? Los lusitanos son de Portugal.

Lo que debemos hacer es diferenciar muy claramente los que son verdaderamente gentilicios y los que sólo son apodos. Esto lo señalo especialmente porque, en el manual de ortografía de la Real Academia Española en un tiempo apareció la palabra “chilango” como gentilicio de los nacidos en la Ciudad de México. Según el Diccionario del Español de México, el gentilicio de los nacidos en la Ciudad de México es “capitalino”, así nada más. 

A los dominicanos se les llama también quisqueyanos, a los puertorriqueños o portorriqueños se les conoce como boricuas y los de Veracruz se hacen llamar jarochos. Los de Costa Rica usan muy frecuentemente el diminutivo, pero no como nosotros que lo aplicamos con su terminación en “ito”. Para ellos lo más usual es la terminación en “ico”. “Espérame un ratico, tan solo un poquitico”. Esta costumbre ha hecho que a los costarricenses se les identifique simplemente como “ticos”.

Entonces concluyo recordando aquel viejo refrán que dice: “Dime de dónde eres y te diré tu gentilicio”.

Soy Don Juan Recaredo… compártame sus dudas y comentarios.

[email protected] Twitter: @donjuanrecaredo

ME PREGUNTA:

José Luis Orta, ¿qué es un corolario?

LE RESPONDO:

El corolario es una proposición que no necesita probarse porque se deduce fácilmente de lo demostrado en un texto. Es una conclusión muy obvia.

LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA:

Dios mío, ¡quítame lo pobre! que lo feo se me quita con dinero.

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