"Cantando la cigarra pasó el verano entero.".
Llegó el invierno, y la cigarra no tuvo qué comer.
La hormiga, en cambio, había trabajado todo el tiempo. A la llegada del invierno sus graneros estaban llenos de comida.
Los fabulistas dicen que la cigarra murió de hambre.
Se equivocan.
Sucedió que la hormiga compartió su comida con la cigarra, y la cigarra compartió con la hormiga sus canciones.
En este mundo existen el bien y la bondad.
Pero eso no lo vieron jamás los fabulistas,
Ellos vieron solamente el mal.
Por eso hay todavía cigarras que cantan y hormigas que trabajan.
Por eso ya no hay fabulistas.
¡Hasta mañana!...