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2021

Diálogo

YAMIL DARWICH

Desde hace semanas, se han estado publicando por las redes sociales, chistes y comentarios con referencia al deseo de que termine el 2020, año que para todos ha sido de preocupación por la salud y grandes dificultades económicas.

Es un evento que conmemora la vida más que otra cosa, confirmando que nosotros, los humanos, vivimos dispuestos a tener medidas de principio y fin, festejando cada final/inicio de ciclo.

Sin embargo, el conteo del tiempo es un invento nuestro, que tiene algunas utilidades prácticas importantes y otras no tanto, pero que nos permiten marcar lapsos para medir logros de objetivos, dar cumplimiento a procesos, cerrar y abrir ciclos o simplemente recordar hechos y acontecimientos.

Sobresale la importancia que ha tenido definir el tiempo para iniciar el sembrado de los campos agrícolas, iniciado cuando los pueblos primitivos definían los mejores días observando al cielo y sus constelaciones, basándose en el solsticio de primavera marcado el 21 de abril, fecha adoptada por ser la más lógica al observar el florecimiento de los campos y el incremento de la actividad sexual entre el reino animal con fines reproductivos, incluidas diferentes culturas antiguas que realizaban sus más importantes festividades dedicadas al agradecimiento, enalteciendo el hecho de estar vivos.

Los Romanos, fueron de los primeros en aprovechar ese tiempo para iniciar sus guerras de conquista y, encontrando la necesidad de acortar tiempos, cambiaron el inicio del año contable de marzo a enero, ganando con ello tres meses para prepararlas mejor; también era el principio de las actividades públicas del senado, incluido el inicio de funciones de los nuevos senadores. Por todo lo anterior, dedicaron al dios Jano -tenía dos caras: una viendo al pasado y otra al presente- el primer mes de la nueva cuenta.

Pero en la historia no han sido los únicos en "meterle mano al tiempo":

Ya los primeros reyes y dictadores de los imperios antiguos -Sumeria, Asiria y Babilonia- lo medían para algunas funciones prácticas, incluyendo: el cobro de impuestos y pagos en especie por sus conquistados; para asignar derechos de uso de tierras para sembrar y preparativos para la producción de diferentes materiales de uso común.

El pueblo judío no fue excepción; cambiaban los días de inicio o fin del año, por órdenes del Sanedrín, descontando o sumando según les conviniera, tratándose de recibir o pagar adeudos.

Así pues, la datación del tiempo no tiene orden universal, -los Mayas son excepción- más bien está relacionado con fechas señaladas para trabajar, descansar y protegerse del medio ambiente. Incluya los festejos religiosos.

El pensamiento mágico ha provocado la justificación de actividades que tienen que ver con temer castigo de los dioses, por lo general o agradecimiento por su protección.

Ahora ahí vamos de nuevo, a festejar el fin del año 2020 y el inicio del 2021, que ante todo representa la oportunidad de tener renovadas esperanzas de que mejoren nuestras condiciones personales y familiares en cuestiones de calidad de vida y, sobre todo, de salud integral. Por lo pronto nos pregonan la llegada de vacunas para combatir la pandemia y la posible recuperación económica que representa.

Sabemos que la actitud para enfrentar los sucesos de la vida es importante; que el positivismo permite una mejor visión, atención y resolución de los problemas cotidianos; que la sonrisa y el buen ánimo provocan descargas humorales que nos ayudan a tener una mejor salud.

Con esos antecedentes le pregunto: ¿qué va a hacer para atraer la suerte durante el año 2021?

Recuerde sus alternativas: festejar el cambio de año teniendo una reunión con los familiares, solo los del primer círculo, guardando la debida distancia y atendiendo las demás recomendaciones dadas; llegado el momento -00:01 hrs. del 2021- empezar a comer las "12 uvas de la felicidad"; si Usted disfruta de los viajes, prepare sus maletas y entre y salga de casa a la hora cero y concéntrese en el destino al que quiere dirigirse; prepare su ropa interior, de color rojo o amarillo, que deberá vestir durante toda la espera y llegada del nuevo año.

No olvide el rehacer promesas y propósitos de superación: dejar de fumar, beber en exceso, mejorar su carácter y/o alimentar el amor entre sus familiares; quizá buscar una nueva aventura amorosa, escrito esto en el mejor de los sentidos.

Lo verdaderamente efectivo, además de cuidarse, será que llegado el momento, encuentre la forma de felicitar a sus seres queridos y les refrende su amor y deseo del mayor bien y felicidad para todo el año. Recuérdeles la importancia del enriquecimiento espiritual.

Le aseguro que la mala época pasará, así como pasó con otras epidemias de la historia mundial y, para entonces, tendremos nuevas oportunidades para alcanzar más felicidad.

Por ahora, le deseo todo lo mejor y la mayor alegría compartida con sus familiares.

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