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Realizan celebración diferente de Día de Muertos

CRISTAL BARRIENTOS TORRES Y CECILIA AGUILAR ACUÑA

EL SIGLO DE TORREÓN

Representan alumnos de la Luis Aguirre Benavides costumbre tarahumara

COMARCA LAGUNERA.- Los alumnos de la escuela secundaria y preparatoria Luis Aguirre Benavides de Torreón tuvieron una celebración diferente del dos de noviembre, propia de la costumbre tarahumara en donde la muerte no representa ocasión de dolor o sensación de pérdida.

Para los tarahumaras la muerte y la vida son como la noche y el día. Para fortalecer la identidad nacional a través de la conservación de los elementos de la cultura popular mexicana, los alumnos de esta institución llevaron a cabo ayer lunes una previa celebración del Día de Muertos, y para esto fueron asesorados por indígenas del pueblo de Pauchiquic, municipio de Guachochi, Chihuahua.

Algunas de las cosas que aprendieron los alumnos que estuvieron presentes en la celebración tarahumara, es que en esta comunidad indígena cuando muere una persona, la noticia se difunde rápidamente por el pueblo para dar inicio al ritual con una ceremonia tutuburi.

El dos de noviembre colocan una ofrenda, símbolo del recuerdo y memoria de los difuntos, por lo mismo, la actitud implícita de quienes conforman el ritual es de profundo respeto y veneración a los seres que materialmente ya no existen.

El altar se coloca sobre una cobija de lana que se pone en el piso, se coloca una cruz de madera por los que ya murieron, además de varios alimentos que lleven familiares e invitados, posteriormente realizan nuevamente el ritual tutuburi.

Los tarahumaras realizan una ceremonia mortuoria pero en este día los habitantes de Pauchiquic, municipio de Guachochi, Chihuahua, no visitan las tumbas de sus difuntos, pues de acuerdo a sus creencias, los hogares tienen que permanecer cerrados porque sus muertos vienen a visitarlos y quieren que los encuentren cuando lo hagan.

Julio Rodríguez, director de la escuela secundaria y preparatoria Luis Aguirre Benavides, comenta que la institución está interesada en que los alumnos conozcan las costumbres que tienen en otras regiones del país, para celebrar el Día de Muertos.

“Celebramos tal y como lo hacen en la comunidad tarahumara, queremos que los alumnos se alejen de las costumbres de otros países como el Día de Brujas, y conozcan más acerca de las tradiciones mexicanas”.

Hombres ilustres

El cronista de Gómez Palacio, Pablo Amaya Ramírez, manifestó que el Panteón de Guadalupe o Municipal de Gómez Palacio, data de 1901 y en él, han reposado muchos hombres ilustres. Entre ellos, Jesús Vargas, creador del Registro Civil.

También fue sepultado J. Agustín Castro, primer revolucionario de México, quien nació en la comunidad de Eureka. Sus restos fueron trasladados a la rotonda de los Hombres Ilustres en México.

Reprocha que una tradición inculcada por los antepasados se esté perdiendo: La de no pasar sobre una tumba. Ahora, dice, mucha gente camina sobre ellas.

Manifestó que debe ser de interés de todos, retornar a las tradiciones mexicanas, que son muy valoradas en otras latitudes.

ALTAR EN HONOR A JOSÉ ADRIÁN

El altar de muertos de la escuela secundaria Octavio Paz, ubicada en la colonia Chapala de Gómez Palacio, fue dedicado en honor de José Adrián Guadalupe Reyes Bonilla, quien a los trece años murió arrollado en el Periférico, frente a la Feria de Torreón el pasado seis de agosto.

La foto de “Pillo”, como cariñosamente lo llamaban sus familiares, ayer permanecía centrada en un recinto que fue colocado entre directivos, alumnos y maestros. El retrato deja percibir un rostro en el que se dibuja una sonrisa traviesa.

En ocasión del Día de Muertos, las autoridades académicas como cada año, colocaron un altar de muertos lleno de colorido. Donde entre el cempasúchil, papel china en vivos colores con figuras de calaveras, así como veladoras, pan de muerto, cruz de cal y comida diversa, destaca una torta de jamón ofrecida para “Pillo”, sus libros y un examen.

A un lado de la fotografía, se lee la frase: “Señora, apárteme un lonche, fíjese bien, soy gordito, cachetoncito y simpático, gracias”. Según cuenta la profesora Reyes García González, las encargadas de la cafetería la pusieron porque todos los días, el adolescente con esas palabras les solicitaba su almuerzo.

Las autoridades académicas y las personas que conocieron José Adrián Guadalupe, se sumaron al dolor de sus padres quienes aún lloran la muerte de quien en estos momentos estaría en el segundo grado de la Sección A.

La explicación sobre el significado de esta tradición mexicana, se llevó a cabo entre el silencio y el respeto de los estudiantes reunidos en torno al altar dedicado “Pillo”.

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