Las palabras son el elemento básico del lenguaje. Las letras, por supuesto, forman a las palabras, pero aquellas no guardan en sí mismas un concepto; al juntar las letras se forman las palabras, que en cada una de ellas, ahora sí, se guarda una idea. Una palabra puede ser un arma o una herramienta, dependiendo si se utiliza para dañar o ayudar a quien la recibe, porque las palabras tienen el mágico poder de entrar a la mente quien la escucha y modificar sus pensamientos, crear razones, encender sentimientos… de los buenos y de los malos.
Por eso, usar bien a las palabras es una gran responsabilidad, porque son poderosas. Se modifican percepciones a diario y millones de vidas cambian a causa de las palabras. La mercadotecnia las usa para provocar sensaciones y crear necesidades aparentes en nosotros, esas que en realidad no tenemos pero que las aceptamos y vivimos acorde a ellas.
Los políticos usan el poder de las palabras para crear ilusiones en la gente y convencerlos de que es una buena idea votar por ellos. Ellos buscan y rebuscan palabras para enmascarar la realidad y presentarnos una quimera.
Las palabras pueden seducirnos, entendiendo este verbo como el persuadir a alguien, con halagos, a que haga algo para que otros obtengan un provecho. Una palabra mal empleada puede provocar una guerra, o arruinar por completo la imagen y reputación de una persona.
Para hacer mal, pero también para hacer bien, sirven las palabras. El poder regalar una palabra que exprese amor al ser querido, es tan o más efectivo que una caricia, porque no se limitan a un contacto superficial de la epidermis, sino que penetra en la parte más profunda del pensamiento, convirtiéndose en una caricia a la psique, al alma de la persona que se quiere.
¿Qué pasaría si no existieran las palabras? ¿Cómo le haríamos para expresar el teorema de Pitágoras o para pedir "Juanita tráeme las pantuflas"? Hasta para pensar en una cosa necesitamos que esa cosa tenga nombre. Necesitamos a las palabras.
Son las palabras las que nos permiten armar nuestros propios conceptos, expresar nuestras propias ideas, decir frases, sentenciar refranes y jalar el hilito de nuestros pensamientos para hacerlos que salgan y se muestren dulces o amargos, tiernos o ásperos pero que son destellos de lo que sucede allá dentro del alma.
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ME PREGUNTA:
Ramón Arriaga: Los puntos cardinales norte, sur, este y oeste, ¿se escriben con mayúscula o con minúscula?
LE RESPONDO:
Los nombres de los puntos cardinales se escriben con mayúscula inicial cuando nos referimos a ellos mismos o si son parte de un nombre propio. Por ejemplo: "Debemos dirigirnos hacia el Norte", "Corea del Sur". Se deben escribir con minúscula inicial cuando se usan en sentidos derivados o se refieren a una orientación, por ejemplo: "En el norte del país", "hemisferio sur".
LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA:
Dijo Sófocles: "Una palabra nos libra de todo el peso y dolor de la vida. Esa palabra es amor".