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Circunstancias

Desastres y las teorías conspirativas

Mtro. Francisco Pineda

La semana pasada recibí, vía las redes sociales, un video que se había hecho viral con un mensaje específico. Según este material, existe un país poderoso que se encontraba haciendo ejercicios militares en Europa mientras que el coronavirus creaba estragos. Supuestamente soldados de esta nación, bien armados y equipados, y especialmente vacunados para estar exentos de cualquier enfermedad infecciosa, aprovechaban que el mundo estaba distraído con una pandemia, para preparar una estrategia militar en Europa. La idea de los ejercicios militares es estar listo ante la amenaza de otros dos países aliados entre sí, y fuertes militarmente. El video insinúa que un virus había sido creado para distraer y facilitar una estrategia militar, en preparación para enfrentar dos países que son percibidos como amenazas económicas y militares. El video me recordó el corto de una película de inteligencia política internacional en la cual el tema es una conspiración de guerra donde se manipula un virus como herramienta para un entrenamiento militar en caso de un ataque. Como este video, existen muchos circulando en las redes sociales, y me gustó para utilizarlo como ejemplo de una teoría conspirativa.

De acuerdo a un reporte del periódico New York Times (marzo 19, 2020) el coronavirus surgió en China en diciembre de 2019, y la Organización Mundial de la Salud (OMS) la declara pandemia en marzo 11, 2020 debido a su propagación a nivel mundial. A medida que el virus se extendía aceleradamente a otros países, con niveles de mortalidad ascendiente, lo mismo sucedía con gente circulando información que fluctúa entre rumores simples, hasta explicaciones sobre sus causas, tratamientos y remedios para su prevención y erradicación. Circulación de la explicación de un virus que debe corresponder a las opiniones de autoridades médicas y administración de salud pública, pero que es diseminada por opiniones cuestionables. Opiniones de gente sin escrúpulos que transmiten información que es distorsionada, exagerada, prejuiciosa, y a veces fantástica, con la intención de manipular la existencia de desastres como el coronavirus, para beneficio personal o grupos específicos.

Tácticas de comunicación, como las del video mencionado, que algunos investigadores de las ciencias de la conducta llaman teorías conspirativas, son presentadas en las redes sociales como formas de transmitir perspectivas personales o grupales con ideologías sociopolíticas, y que en muchos casos generan pánico e incertidumbre, ya que parecen reales. Afortunadamente, existe mucha gente con buen sentido común que se ha educado sobre situaciones de crisis como una pandemia, y procesa esta información con duda o sospecha, y reacciona con indiferencia ya que se da cuenta de la intención engañosa o del mensaje poco significante. Una teoría conspirativa es una hipótesis especulativa que explica una circunstancia de tipo social, política, económica, religiosa, o histórica como resultado de una acción secreta. Esto es diferente a una verdadera conspiración la cual está basada en hechos. Un ejemplo de esto es la conspiración del movimiento de independencia en México en el Siglo XIX. Una teoría conspirativa generalmente carece de pruebas y raciocinio.

El Dr. Jan Willelm van Prooijen, psicólogo holandés, reporta en su artículo Mecanismos Psicológicos en las Teorías Conspirativas (noviembre 2018) que los seres humanos somos muy susceptibles a estas teorías y sugiere que esta manera de creer es un mecanismo psicológico, y tiene que ver con una forma de adaptación social. Es decir, una forma de pensar "asociada con la percepción de la realidad de una persona", y reforzada por una necesidad de "adaptarse a sus circunstancias sociales, o amenazas presentadas por grupos percibidos como peligrosos." Otro aspecto que pueden explicar las teorías conspirativas son las creencias sobre lo sobrenatural. Esto es, la idea de que algunos desastres naturales, como enfermedades, inundaciones, sequías, terremotos, etc. están relacionados a una fuerza divina o maligna.

Cuando la gente vive temerosa de enfermarse o morir debido a un desastre como el de una pandemia, la susceptibilidad de dejarse llevar por información sensacionalista puede generar un estado emocional debilitante como una ansiedad o depresión. Particularmente si a la vez, la credibilidad de las autoridades sociopolíticas es débil, y la difusión de teorías conspirativas en los diferentes medios de comunicación, especialmente las redes sociales, es alta, oportunista, y agresiva. Las teorías conspirativas durante la ocurrencia de un desastre pueden ser problemáticas, por lo tanto, se sugiere analizar de manera crítica la evidencia presentada por la teoría conspirativa, y la validez o credibilidad de la fuente que propaga la información. Gracias por su interés en esta columna.

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