¿Cómo se enseña en la educación básica la ciencia?, ¿sus posibilidades y limitaciones?, ¿su uso creativo y/o destructivo?, ¿cómo se educa en la comprensión de la realidad que rodea al ser humano? En el inicio de la formación escolarizada de una población difícilmente es inocente la forma en la que se presenta y enseña el relato científico. Muchas veces este proceso va acompañado de intencionalidades políticas y económicas.
El relato científico, a veces sobrevalorado otras minusvalorado, acompaña la evolución del ser humano. A partir de este principio la Organización para la Educación, la Ciencia y la Cultura de las Naciones Unidas (UNESCO), con la intención de promover un desarrollo sostenible, propone que la ciencia sea utilizada para la comprensión de la diversidad de realidades que hay en el mundo con la finalidad de que los conocimientos que produce puedan contribuir a las soluciones de los desafíos medioambientales, sociales, económicos y políticos.
En 1999 la Conferencia Mundial sobre la Ciencia, que se llevó a cabo en Budapest, acordó celebrar el día 10 de noviembre de cada año el Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo sostenible. En 2002 se celebró por primera vez. Esta jornada fue concebida con dos propósitos fundamentales: promover el uso responsable de la ciencia para beneficiar a las sociedades, en especial a los sectores más marginados; colocar el tema en la agenda de la opinión pública con la intención de reducir la distancia que muchas veces existe entre la ciencia y la sociedad.
Audrey Azoulay, directora general de la UNESCO, en el mensaje para la celebración de este año, invita a realizar esfuerzos para alcanzar un acceso mayor y mejor a la educación científica, insta a toda persona a ejercer su derecho humano a participar y beneficiarse de la ciencia; entre los llamados que hace, se dirige a "los gobiernos, las empresas, la sociedad civil y los científicos para que adopten plenamente los valores de una ciencia ética y responsable". Así mismo recuerda la importancia de la implementación de la Recomendación de la UNESCO de 2017 sobre la ciencia y los investigadores científicos.
En dichas recomendaciones, al enunciar los deberes de los Estados Miembros, se advierte la necesidad de que la investigación científica sea una de las fuentes a partir de las cuales se diseñen e implementen políticas públicas. Por lo tanto, es fundamental que la producción científica tenga una estrecha relación con toda la sociedad a fin de poder contribuir al desarrollo de sociedades más justas, más humanas y más inclusivas.
En lo que se refiere a las responsabilidades de las personas dedicadas a las investigaciones, las recomendaciones solicitan que los investigadores respeten el principio de responsabilidad pública y su sana autonomía, con la finalidad de que el interés científico sea garantizado y no se condicione a intereses contrarios al bien común. Se recuerda que es responsabilidad tanto de funcionarios públicos como de los productores científicos denunciar los posibles conflictos de intereses en el servicio que ambos sectores prestan a la sociedad.
El día mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo sostenible sirve, entre otras cosas, para recordar que el acceso a la ciencia debe ser posible para toda persona y no el privilegio de unos cuantos. Recuerda que a distintos niveles, en los que el Estado tiene una responsabilidad fundamental, todos los sectores de la sociedad se deben comprometer a garantizar una producción científica de calidad que esté al servicio de los desafíos y las complejidades de la sociedad en general, y de manera especial de los sectores más vulnerados. A nivel global, y en México con particulares acentos, la comunidad científica ve desafiada su agenda si es que desea responder al objetivo de contribuir a procesos de resolución no violenta de conflictos y de construcción de paz.
Twitter: @davidsecular
