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Pequeñas especies

¡CUANDO FUIMOS ESTUDIANTES!

Siempre he dicho que las mascotas son como los hijos, cada una de ellas es especial, se llega a tener cierta preferencia en su momento, pero realmente a todos se les quiere por igual. Ha pasado el tiempo y sigo recordando a mi fiel "Candy" como si no hubieran pasado los años, he tenido la dicha de haber disfrutado siempre la compañía y el amor de mis perros, incluso los dos adoptados recientemente que se han ganado el lugar que ocupan en la familia, y que decir de "Blanca Nieves" que fue la mascota de mis hijos durante catorce años.

"Candy" me acompañó prácticamente durante toda mi carrera mientras estudiaba fuera de casa, en la ciudad de Durango, se trataba de un hermoso ejemplar de la raza "weimaraner" con un manto gris oscuro, pero lo que más me llamaba la atención era su tierna expresión con esos ojos color de miel. Desde que me preparaba para ir a la escuela al comenzar el día, ella se encontraba presta para seguirme, no había ninguna objeción de parte de los médicos que daban clase para que permaneciera dentro del aula, incluso pasaba desapercibida, estoy seguro que comprendía cuál era su papel de permanecer quieta mientras el maestro daba la clase, se echaba junto a mi banca y de vez en cuando abría los ojos para asegurarse que aún me encontraba a su lado. En las tardes me acompañaba a los entrenamientos de futbol americano, el traslado para ir a la escuela así como al campo de entrenamiento era de "aventón", por lo regular nos llevaba una pick up y al momento que se detenía corríamos a la parte trasera de la caja del vehículo y "Candy" sabía perfectamente que hacer, subía de un gran salto y gozaba del camino dejando que el viento acariciara sus grandes orejas y tomaba la brisa con su boca dejando que el viento jugara con su lengua, realmente lo disfrutaba. Recuerdo que en algunas ocasiones durante la noche cuando me invadía la nostalgia de querer estar en casa y aliviar la presión de los estudios y de la escuela, "Candy" era como un confidente que podía comprender mi estado de ánimo sólo con verle y acariciarle sin necesidad de dirigirle una palabra, su mirada expresaba tranquilidad y ternura, lograba que esos momentos de incertidumbre se transformaran en un intercambio de halagos reconfortantes.

Pasaron los años y me gradué, así que cambiamos nuestra residencia a casa de mis padres, con "Candy" eran tres los perros que teníamos en casa, además de "Sultán" y "Balín", mis padres siempre fueron de gran corazón hacia los animales, especialmente mi madre, "Candy" supo conquistarla, sobre todo cuando tuvo a sus crías donde una vez más nos dio una lección de amor hacia la vida, siendo una excelente madre. "Candy" fue mi celestina, me acompañaba a visitar a la mujer de mis sueños que recién había conocido, convirtiéndose en mi esposa, hoy abuela consentidora, columna vital de la familia

Aún no había disfrutado ni a mitad de su vida cuando apareció aquél osteosarcoma en una de sus patas delanteras, sentí una gran desesperación de tener las manos atadas, haber estudiado medicina veterinaria y no poder hacer nada contra ese terrible cáncer de huesos.

Una vez más me dirigió esa última mirada de apoyo y de valor al momento de sostener su pata para aplicar aquella letal sobredosis de anestesia, sin necesidad de explicarle lo que acontecía, "Candy" comprendía al ver lágrimas en mis ojos que todo era por su bien, pero estoy seguro que con su mirada era ella quien me decía que me tranquilizara, como cuando vivimos la etapa más hermosa de la vida... "Cuando fuimos estudiantes".

  Por: M.V.Z. Francisco Núñez González

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