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TORREÓN, ¡CÓMO VA CAMBIANDO TORREÓN! / V

(Primera parte)

Independientemente de lo que ahora conocemos como el Centro Histórico, por cierto, muy bello, muy limpio y que considero que abarca de la Múzquiz hasta la Calzada Colón, de boulevard a boulevard, recuerdo que contaba con tres boulevares: El Revolución, el Independencia y la Diagonal Reforma, que entre los tres formaban un triángulo, los tres aun poco poblados, ya que el Revolución si acaso llegaba hasta donde actualmente se encuentra uno de los hospitales del Seguro Social, en aquellos años, en etapa de construcción, de ahí se continuaba el trazo de carretera que llevaba a la población de Matamoros. El independencia iniciaba a la altura del Monumento a Miguel Hidalgo y si acaso llegaba un poco más adelante de la Calzada Cuauhtémoc, en donde se encontraba el Casino Leonístico y más adelante la Escuela Pereyra "chica", ya que la grande, oía, se ubicaba en la Colonia Torreón Jardín.

Más al norte, aun había algunos canales de riego, que me decían habían pertenecido a las huertas que los Chinos sembraban por esos lugares, por el lado oriente, la Colonia Navarro, también en etapa de construcción, y lo que ahora es la Colonia Estrella tan sólo eran terrenos baldíos. Lo que ahora es el Boulevard Constitución aún brillaba por su ausencia.

Tan sólo dos colonias residenciales había en la ciudad, Los Ángeles y Torreón Jardín, eso sí, bellísimas las dos, pues la mayoría de sus residencias hablaban de que habían sido diseñadas por prestigiados arquitectos; llamaba más la atención Torreón Jardín, ya que a su entrada contaba con una hermosa fuente y la primera avenida cuenta aún con un camellón central muy bien iluminado, con mucha vegetación, palmas de ornato y su césped se mantiene muy bien podado.

En la Colonia Los Ángeles, llamaba la atención su Plaza Kennedy y su hermosa iglesia que yo consideraba de estilo colonial.

Tan sólo se contaba con un puente, que comunicaba nuestras dos ciudades hermanas, Gómez Palacio y Cd. Lerdo, ya en el estado de Durango, como me tocó vivir la inundación del 68', y como por el lecho del Río Nazas corría agua, llegué a pensar que así era todo el año. A la entrada a Torreón, nos topábamos inmediatamente con el "Sector Rojo", Zona de tolerancia, que en mis ojos de provinciano veía que era de grandes dimensiones y que oía decir que era muy famosa a nivel regional, así como a nivel nacional. En ella, había un local donde se vendían unos tortillones que se comentaba eran del gusto de muchos ciudadanos al grado de que muchas veces entraban a este sector tan sólo para degustarlos.

Las terminales de varias líneas de autobuses, tales como Chihuahuenses, Anáhuac, Torreón-Saltillo, se ubicaban por la Presidente Carranza, tal vez había otras más, pero no recuerdo sus nombres. Todavía me tocó saber que existían recorridos por vía férrea a la Ciudad de México pasando por las principales ciudades de los estados por las que pasaba, lo mismo, en sentido contrario, hacia las ciudades de Chihuahua, para finalizar en Ciudad Juárez.

Me tocó vivir el movimiento que había en la Alameda Zaragoza, donde los fines de semana, tal vez comenzando la noche del viernes, había varios restaurantes donde se degustaban buenos platillos acompañados de sus respectivas bebidas etílicas, que no se encontraban dentro de nuestras posibilidades estudiantiles.

Las "moreleadas" estaban en todo su apogeo, y en varias ocasiones, compañeros de la escuela nos adheríamos a esos recorridos. Era la época cuando los "carritos de ruta" cobraban cincuenta centavos y en ocasiones hacíamos uso de ellos, sobre todo, cuando queríamos ir hasta allá por la Alianza y nos quedaba algo de nuestra mesada, lo más común era que lo hiciéramos caminando.

Era la época que prácticamente todas las salas cinematográficas se encontraban en el primer cuadro de la ciudad, por cierto, no había ninguna sala para obras teatrales, tuvieron que pasar muchos años para que el Isauro Martínez, que funcionaba como cine, fuera restaurado en su totalidad y volver a ganar el prestigio que había tenido después de su construcción.

De los pocos monumentos que había en la ciudad, tan sólo recuerdo el dedicado a Don Benito Juárez en la plazuela del mismo nombre; en la Plaza de Armas o Plaza 2 de abril, tan sólo lucían las cuatro hermosas figuras que en cada fuente había en sus cuatro esquinas, aunque ya muy dañadas por los efectos del agua y más por el paso del tiempo.

Un día fueron retiradas, dizque porque las iban a restaurar como así fue, sin embargo, se construyeron cuatro réplicas de otro material y las originales fueron resguardadas en la casona ubicada por la Calle Acuña, entre Morelos y Matamoros, que se mencionaba había sido propiedad de don Isauro Martínez; ahí ubicó, si mal no recuerdo, las oficinas del Periódico Noticias, un buen día lo adquiere el cabildo municipal, se restaura y en ella funciona todavía hasta la fecha el Archivo Municipal con el nombre de Eduardo Guerra, que tuvieron que pasar muchos años para que supiera quien había sido el tal señor Guerra.

  Por: Dr. Leonel Rodríguez R.

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