La enorme responsabilidad de Morena.
Ya no queda la menor duda: Morena arrasó en todos los confines del país. Esa realidad que a muchísimos mexicanos nos llena de felicidad y esperanza, no deja de preocuparnos enormemente dada la alta responsabilidad que conlleva.
Y es que por tratarse de un partido sin ninguna experiencia en gobernar, se corre el riesgo de que en el ejercicio de gobierno cometa serios problemas en su desempeño. Nada más deseable que las personas que triunfaron bajo el emblema de Morena, entiendan que ha terminado la era de la cultura priísta y que están inaugurando una nueva época cuyos objetivos deberán ser la construcción de una Nueva República bajo la base moral de No robar, No Mentir y No traicionar a la ciudadanía.
Desde mi punto de vista una de las metas inmediatas que debieran fijarse los morenistas que ocuparán puestos de mando en los distintos niveles de gobierno y que la ciudadanía deberemos de exigir, es despojarse de la llamada “cultura priísta” que consiste simple y llanamente en aprovecharse de una situación de poder y sin ningún escrúpulo aprovechar dichas posiciones para volverse ricos. No quiero que me den, sino que me pongan donde haya es una frase muy popular que describe la “cultura priísta”.
También la “cultura priísta” significa buscar a costa de lo que sea, la oportunidad de llegar a ocupar algún puesto que le permitirá asegurar su futuro económico y el de su familia, no porque haya un deseo sincero de servir a la comunidad sino por el sueldo que reciba y por la oportunidad de las “tranzas” que se le presentarán. La “cultura priísta” consiste en ser admirado por la rapidez en que se hace fortuna a través de un puesto político o conseguir jugosos negocios o contrataciones ventajosas. Contrariamente, ocupar un puesto público deberá ser sinónimo de honestidad y confianza y no como lo dictaba aquella de “el que no tranza no avanza” que lo admitimos con toda naturalidad y hasta admiramos a quien ejerce dicha conducta.
El PRI se va derrotado y se ha encontrado con la triste realidad de verse reducido a su mínima expresión. El PRI se retirará humillado por ésa ciudadanía a la que siempre despreció ya que a pesar de todas las advertencias (anticipadas de años), ciego de soberbia, desdeñó lo que venía sucediendo en el país: el malestar generalizado precisamente por los excesos desmedidos en los actos descarados de corrupción e impunidad principalmente. En buena hora la ciudadanía decretó la desaparición del PRI y su “cultura”.
Por doquier se escuchan expresiones de esperanzas de un cambio radical en nuestro México: “ya era hora de cambiar” “nos habíamos tardado” “México merece ya un cambio” manifestaciones auténticas que demuestran el hartazgo que se venía viviendo. Ojalá y los relevos que entrarán a funcionar en el próximo diciembre que pertenecen a Morena, participen consciente y responsablemente en la construcción de la cuarta transformación que ha propuesto López Obrador.
Sí, arrasó Morena, pero todos los mexicanos deberemos de vigilar muy estrechamente a quienes estarán tomando el timón de mando. La noche del primero de julio, después de las votaciones le escuché a un analista que participó en una mesa de diálogo en CNN: “no esperemos lo mismo, porque ya no será lo mismo”, es decir se trata de un cambio a fondo, radical, en que todo va a ser diferente. Y mal le va a ir al que no lo entienda. Les envío un cordial saludo.
Héctor Astorga
Comarca Lagunera
