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LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA

Perdóneme pero discúlpeme usted

Debo confesar que cuando escucho la palabra perdón en lo primero que pienso es en aquella hermosa canción del portorriqueño Pedro Flores: "Perdón, vida de mi vida, perdón si es que te he faltado…", como muchas otras canciones y poesías que existen y que hablan del perdón. ¿Pero qué es el perdón?

Perdón es la acción de perdonar y perdonar es remitir o disculpar una falta, ofensa o deuda por parte de la persona afectada. La palabra perdón viene del latín per donare, que significa dar.

Mucho se ha escrito sobre la importancia de perdonar lo que te han hecho para poder vivir en paz. "Perdonar algo grande - dice la escritora Carmen Duhne - no sólo requiere de tiempo, esfuerzo y determinación. Es necesario estar dispuesto a caminar por todo el sendero que te llevará a la paz".

La paz, según los académicos de la lengua, no sólo es no estar en guerra. La paz es tranquilidad y quietud, sosiego y buena correspondencia de unas personas con otras. La paz es lo opuesto a la turbación y a las pasiones.

Además, debemos entender que el perdón no es un simple mecanismo para liberar de culpa a quien nos ofendió. Otorgar el perdón es un mecanismo más bien enfocado a que yo me libre de la amargura del resentimiento, a que yo tenga paz, a que yo pueda vivir bien, a que haya podido desatar la soga que me mantenía amarrado al puerto del rencor.

Muchas veces decimos "yo perdono pero no olvido", y hay que estar conscientes de que el perdón nunca implica que olvidemos el daño que se nos hizo. Puedo perdonar y seguir estando consciente de ese daño, pero al perdonar decido que ese daño ya no me afecte nunca más en la vida.

Al perdonar podemos decidir no criticar al ofensor, ni agredirlo verbal o físicamente, ni siquiera mentalmente. Sin embargo, no podemos dejar de sentir. Ese es precisamente el mérito de perdonar. Sufro por lo que me hiciste, pero no te agredo porque ya te perdoné, porque no te deseo un mal, pero tampoco quiero hacer o permitir que yo me sienta mal. Quiero estar en paz.

Los autores que tratan el tema parecen estar de acuerdo en que otorgar el perdón es un proceso: Hay que tener bien identificada a la persona que te hizo el daño y cuál es específicamente la herida que te causó. Hay que tomar la decisión de perdonar, superando el dolor que tenga tu corazón y confesar ante ti mismo que estás perdonando, sin necesidad de que la persona que te ofendió se entere de que lo perdonaste. Puede ser incluso que la persona ya ni siquiera se encuentre en este mundo.

Recuerde: el perdón es un mecanismo para sanar nuestras propias heridas, para que nuestra alma encuentre la paz y la alegría, para que usted y yo podamos desarrollar ese potencial que nadie nos podrá quitar jamás.

Soy Don Juan Recaredo… compártame sus dudas y comentarios: [email protected]. Twitter: @donjuanrecaredo.

ME PREGUNTA:

César René González: ¿Por qué se les llama curas a los sacerdotes?

LE RESPONDO:

El verbo curar no sólo significa aliviar, sino también cuidar. Antiguamente, los sacerdotes, aparte de los oficios religiosos, se dedicaban a cuidar enfermos como lo hacen aún algunas órdenes religiosas, especialmente de monjas.

LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA:

Puede ser un héroe lo mismo el que triunfa que el que sucumbe, pero jamás el que abandona el combate.

Por: Columna póstuma de Juan Recaredo

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