Verdades y rumores
Cuentan que con poco ánimo se observan las últimas actividades proselitistas de los candidatos tricolores en Torreón, principalmente las del suspirante a la alcaldía José Antonio Gutiérrez Jardón. Nuestros subagentes disfrazados de sillas nos reportan que esta semana se llevó a cabo una reunión con el gremio notarial para hacer una especie de cierre de filas con el candidato del PRI, acompañado del aspirante a una curul por el distrito 06, Miguel Mery. Dicen que de los notarios convocados sólo asistieron menos de dos docenas. Dicen que tal vez esto tenga que ver con los desaires que la mayoría de los aspirantes priistas a cargos de elección popular vinculados con La Laguna han hecho a otros gremios como los canacintros, quienes han convocado a los candidatos para exponerles sus preocupaciones y sólo los morenistas y panistas han acudido al llamado. Cuentan que las encuestas hasta ahora siguen sin favorecerle al Pepe Toño lagunero, de quien se dice que ha sido dejado a su suerte por el PRI estatal y el propio gobierno provincial que encabeza Miguel Riquelme.
Este último aspecto se debe, según dicen, a que Jardón no es candidato riquelmista, sino más bien una ficha del moreirismo, por lo que en la actual administración estatal no hay mucho entusiasmo en echarle la mano. Otra candidata que de plano no figuró es Olivia Martínez, que va para el distrito 05 con sede en Torreón, a quien no se le ha visto actividad proselitista. El único que parece tener buenas posibilidades de obtener un buen resultado, dicen los subagentes, es Miguel Mery, aunque por ahí dicen que José Ángel Pérez, de Morena, pudiera colgarse del efecto López Obrador. Vamos a ver.
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A los que de plano les ha costado mucho cumplir con sus horarios establecidos para trabajar y hacer campaña es a los panistas del ayuntamiento de Torreón, empezando por el alcalde Jorge Zermeño. Y es que cuentan los subagentes disfrazados de... subagentes que el munícipe no pudo resistir la tentación de dejar un rato el despacho para ir a saludar a su gallo para la presidencia de la República, Ricardo Anaya, quien estuvo el jueves pasado en Torreón. Don Jorge no sólo saludó al candidato panista sino que aprovechó para grabar un spot con él en el que el Joven Maravilla le echa porras y pide el voto para que pueda reelegirse como alcalde. Otro de los que tienen problema con el horario, aunque por razones distintas, es el director de Urbanismo, Aldo Villarreal, a quien se le recuerda como uno de los críticos más férreos de la pasada administración municipal cuando aún traía la cachucha de sociedad civil. Pues resulta que a don Aldo se le ha visto en varias ocasiones en actividades ajenas a su trabajo a media mañana, cuando se supone que debe cumplir el horario de 9 a 4 pm, según quedó establecido. Tal vez sea por este descontrol que impera que el contralor ya decidió mejor que se cerrara la presidencia municipal en la tarde, no vaya a ser que a alguien se le ocurra usar las oficinas para otros fines o, de plano, para evitar que haya malos entendidos.
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Lo que está a todo lo que da es la guerra electoral, tal y como lo habían anunciado nuestros subagentes. Mientras los priistas encabezados por el regidor Enrique Sarmiento siguen soltando dardos envenenados a la administración de don Jorge, un día sí y otro también, los panistas han arreciado sus ataques pero contra el gobierno provincial de Miguel Riquelme con el famoso asunto de las miles de despensas que compró para, dicen, engrasar la maquinaria tricolor días antes de la jornada electoral. Incluso hasta presentaron una denuncia ante la Fepade para darle más formalidad al asunto y levantar más polvo. Lo curioso del caso es que la denuncia no la presentó ninguno de los aspirantes panistas de Coahuila, sino que tuvo que ser un diputado federal de Aguascalientes que por acá nadie conoce. Este hecho llamó la atención, puesto que los más interesados en golpear al PRI en esta provincia deberían ser los blanquiazules coahuilenses. Pero dicen las malas lenguas que todo indica que están siguiendo la táctica de don Jorge de no enfrentarse abiertamente con quien tiene el control estatal para evitar que la guerra escale y termine por perjudicarles. Esta estrategia ha sido evidente en Torreón, en donde al menos en público el edil Zermeño y le gober Riquelme se han mostrado cordiales y hasta han fumado la pipa de la paz en varias ocasiones, aunque por debajo de la mesa los pisotones y patadas de las huestes azules y tricolores estén a la orden del día. Cosas de la temporada de elecciones.
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Y ya entrados en gastos, cuentan que del otro lado del río Nazas la cosa se puso color de hormiga con las denuncias públicas que hicieron los dirigentes del PRI y el Verde, Fermín Cuéllar e Hiram López, respectivamente, contra Augusto Ávalos, suspirante a diputado federal, y el famoso Doctor Enríquez, que quiere ser senador, ambos del frente que encabeza el PAN. Los señalamientos tienen que ver con una práctica común de los partidos, que es la entrega de despensas con fines electorales, acusación que los interfectos negaron y atribuyeron a la guerra sucia. Pero más allá de eso, dicen las malas lenguas que el señalamiento del PRI trae jiribilla y que pega de rebote a la alcaldesa priista de Gómez Palacio, Leticia Herrera, de quien don Augusto es allegado. En el caso del golpe a José Ramón Enríquez, la finalidad es apoyar a la candidatura de la exalcaldesa Rocío Rebollo, del PRI, quien como se sabe pocos tratos tiene con doña Lety. Y es que el río está muy revuelto por esos lares, sobre todo por las lealtades que el grupo de los Herrera reparte, siendo ellos priistas, pero ejerciendo influencia en otros partidos y de pronto apoyando a candidatos contrarios al suyo, tal y como dicen que ocurre con don Augusto y, al revés, con doña Rocío, a quien buscan ponerle piedras en el camino para que no logre posicionarse de cara a la renovación de la gubernatura la década que viene. Qué cosas.
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En medio de las disputas que se traen tirios, troyanos e hititas por repartirse el pastel del erario en los distintos niveles de gobierno, cuentan que una de las tareas urgentes que tendrán que atender quienes se sienten en las distintas sillas de los cargos es el rescate del sistema de salud que desde el sexenio pasado viene en franca picada. Aquí en La Laguna los subagentes han dado cuenta de las múltiples carencias en cuanto a personal, medicamento, insumos y equipo que se tienen todos los días y prácticamente en todos los hospitales públicos. Pero resulta que esta dura realidad no es privativa de los nosocomios de la región y que todo el país está en las mismas condiciones. Desde el IMSS hasta la Secretaría de Salud, pasando por el ISSSTE, las clínicas parecen zonas de guerra con enfermos en los pasillos y muchas veces sin camas, atendidos en el suelo. El gran misterio al ver esta situación es saber a dónde fueron a parar los miles de millones de pesos que, según el discurso oficial, se invirtieron en el sector, con los resultados que todos vemos. O alguien se está llevando ese dinero a otro lado o de plano hay quien le interesa tener el servicio caído con otros oscuros fines.
