Responsabilidad ciudadana
Con motivo de las próximas elecciones, la publicidad sobre los candidatos que contendrán por la presidencia de la República ha inundado nuestra vida cotidiana. Mucha de la información que fluye es falsa, la mayoría irrelevante, publicidad lisa y llana orientada a “vender un producto”.
Todos los partidos pretenden hacernos creer que su oferta es la mejor; todos los candidatos se jactan de tener la mejor solución a los problemas que nos agobian. Seamos inteligentes, procesemos con objetividad toda esa masa de información que recibamos; dejemos de lado el hígado (nuestra justificada indignación) y el corazón (nuestros sentimientos o simpatías) y utilicemos el cerebro, pongamos nuestra confianza en quien, después de un análisis objetivo y realista, consideremos que es el líder que más le conviene a México en estos momentos; pensemos quien es el que tiene las ideas más claras y el valor para cambiar el perverso sistema que privilegia a unos cuantos y empobrece a las grandes mayorías; orientemos bien nuestra brújula, filtremos cuidadosamente el caudal de información y publicidad que recibimos por prensa, radio, tv, redes sociales, etc., no nos dejemos aturdir por las siempre falsas promesas y jactancias de honestidad, capacidad, sabiduría, dones intelectuales, etc. de los candidatos (dime de qué presumes y te diré de lo que careces).
Pongamos una muralla ante lo engañoso, lo trivial, lo irrelevante, lo demagógico; tengamos en cuenta que México no puede retroceder, ni siquiera estancarse, en un mundo constantemente y rápidamente cambiante, es verdad que el cambio de sistema es absolutamente necesario, pero no cualquier cambio, sino uno inteligente, sólido, pero factible, no construido con buenos deseos y castillos en el aire.
No será fácil decidir ante tanto aspirante, pero es necesario que nosotros, los ciudadanos, hagamos bien la tarea que nos corresponde si queremos tener el gobierno que necesitamos y merecemos; la participación de todos de una manera responsable será el soporte indispensable para asegurar la realización de las exigencias éticas que todos demandamos de nuestros gobernantes; venzamos la apatía, la indiferencia, la falta de compromiso, reunámonos con nuestra familia, con nuestros vecinos, con nuestros amigos, dialoguemos con respeto y tolerancia a la libertad de cada uno, no tiene ningún sentido que nosotros, los ciudadanos, caigamos en el insulto y menos en la agresión mutua por defender a alguien (sea quien sea) que al final, si recibe la confianza de la mayoría, tendrá lo obligación de respondernos a todos, no solo a los de “su partido”.
Si de verdad queremos aportar algo para construir un México nuevo, hagamos de nuestra responsabilidad una causa común, démonos cuenta que no serán los gobernantes sino nosotros los ciudadanos, quienes, con nuestra participación en las elecciones y después de ellas lo lograremos.
Dr. Rodolfo Campuzano
Comarca lagunera.
