Un México al revés
Un México del absurdo, un mundo kafkiano, en el que los mexicanos somos para el gobierno simples insectos a los que por su fealdad debe ocultar ante los vecinos (Los Gregorio Samsa de la novela Metamorfosis, de Frank Kafka). Un México surrealista, en el que el gobierno en todas sus instancias tiene por consigna, a través de publicidad pagada, hacernos creer que vivimos una realidad diferente a partir del impulso psíquico de lo imaginario y lo irracional. Un mundo onírico en el que la realidad se funde con las pesadillas, generadas a partir de la realidad de otros (fantasía para nosotros) e inducida por mensajes que han dejado de ser subliminales para convertirse en sofismas, en falsedades que contradicen cínicamente la verdadera realidad del perceptor, del radioescucha, del televidente.
Tal parafernalia publicitaria es parte esencial de una campaña a favor del candidato Meade, y todo el PRI-gobierno en general; según el cual, nosotros, los ciudadanos no entendemos la verdadera realidad; o peor aún, todo lo entendemos al revés: En esta administración federal han bajado los índices delincuenciales; ha aumentado el número de empleos, hemos tenido un crecimiento económico sostenido; y según Meade, en 2017 se rebasó un 50% el promedio de las expectativas de crecimiento; en resumen: lo que usted y yo vivimos no es cierto. Los mexicanos no sufrimos abuso de autoridad, no hay violación a los derechos humanos, no hay impunidad, los actos de corrupción están siendo castigados conforme la ley. Somos, según el gobierno, un México feliz, pero tenemos un defecto: no comprendemos los beneficios de las reformas estructurales; o sea que somos un poco lerdos. Por eso, el gobierno no es feliz; somos un pueblo desagradecido. En ese tenor está el mensaje del gobierno que machaconamente, a través de los medios masivos de comunicación, una voz femenina nos informa de los “logros” de esta administración, y enfatiza más de una vez, que todo está bien, pero que nosotros lo entendemos al revés.
Es claro que en el contexto político actual, cada coalición intentará ganar adeptos, y el gobierno apoyará al candidato oficial destacando los logros del presidente en funciones y del partido al que pertenece; pero lo que no se vale es que nos pinten de rosa una realidad que nosotros, inmersos en ella, la vemos, si no totalmente negra, sí de un gris oscuro; la sentimos, la sufrimos diariamente; por lo que tal mensaje es un insulto a nuestra inteligencia, al querer darnos atole con el dedo y decirnos que México marcha de maravilla, que todo va bien y que debemos procurar todo siga igual; porque si no, nos irá peor.
Es claro también, parafraseando a José Ortega y Gasset, que el hombre crea su propia circunstancia y ésta crea al hombre; si se vive en un palacio, se piensa como rey; y por el contrario, quien viva en una casucha, pensará como un esclavo, como un pobre jornalero, un obrero. Para Ortega y Gasset “Para cada ser humano la vida toma una forma concreta”. En este sentido, la vida es un caleidoscopio mediante el cual cada uno de nosotros vemos la vida, según se nos acomoden y reflejen en el espejo los vidrios de colores; y en consecuencia nuestra percepción y concepción del mundo y de la vida será siempre diferente, aunque no necesariamente opuesta a la de los demás; sin embargo, hay, dentro esa diversidad mil y un coincidencias que permiten normar un criterio general, una visión compartida, un enfoque coincidente, un concepto común de la realidad que vivimos, lo cual nos da la certeza suficiente para saber sin hemos o no perdido la cordura en este mundo fluctuante entre la realidad y la fantasía; la verdad y la mentira.
Contribuye a este desorden en la percepción, la profusión caótica de información, con la consecuente incertidumbre de saber si es verdadera o falsa.
Héctor García Pérez
Comarca Lagunera
